Renos flacos y carruaje deshilachado

A pocos días de las fiestas, las jugueterías enfrentan un escenario complejo, crítico. La cámara del sector advierte que se trata de uno de los períodos más delicados de las últimas décadas. A la baja tasa de fecundidad que viene desde 2015, se suman cambios de hábitos en los juegos por el avance de la virtualidad y un contexto económico impulsado por el gobierno nacional desfavorable para el consumo.

“En los últimos dos años hubo 300 jugueterías que cerraron la atención del público. Algunas de manera permanente porque no se pudieron adaptar y otras se reconvirtieron al canal online”, contó Julián Benítez, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ).

El rubro está conformado “en su gran mayoría por Pymes de muchos años con equipos de trabajo consolidados que, por su esencia empresaria familiar, no registraron despidos masivos, aunque sí hay productos que se dejaron de tercerizar y hubo un achicamiento de manera directa o indirecta: gente que renunció o se jubiló no fue reemplazada. Se estima en un 20% de la masa laboral, unos 1600 puestos de trabajo.

En una atmósfera adversa, el sector mantiene una guerra con varios frentes abiertos. El principal problema es la falta de consumo. Desde el Día del Niño hasta el mes de noviembre hubo una caída sostenida de las ventas, una tendencia que desde la CAIJ esperan que pueda revertirse en diciembre.

No es el único problema. Le suman un factor sociocultural: desde 2015 la tasa de fecundidad descendió de 2,4 a 1,4 hijos por mujer, un 42% de caída. En 2022 había unos 10.400.000 chicos menores de 14 años y si esta inercia se mantiene, para 2040 habrá casi cuatro millones menos.

Entre enero y octubre, las importaciones de juguetes alcanzaron 91,3 millones de dólares y 17,5 millones de kilos

JUEGO DIGITAL VS. JUEGO REAL

Otro de los mayores enemigos que a diario le gana terreno a las jugueterías es la virtualidad, que más allá de afectar el negocio, influye en el ámbito familiar y en el modo en que los niños se relacionan.

Ante la falta de tiempo y disponibilidad, se le termina dando al chico un celular, como antes podía ser la tele. El chupete digital. Los dispositivos tecnológicos desplazan al juguete, al juego real, físico, creativo, social, un fenómeno que afecta a la industria, pero también a la sociedad en general y a los niños en particular, que crecen con serios problemas de sedentarismo, obesidad, falta de atención, las consecuencias que generan la ansiedad y la frustración, entre tantos otros.

Desde la CAIJ abordaron esta problemática junto a la Sociedad Argentina de Pediatría y en los próximos días emitirán un informe para sensibilizar a la población sobre “la importancia de volver al juego real, con juguetes; y si son argentinos, mejor”, acota Benítez.

Y como si esto fuera poco, a las jugueterías les apareció otro competidor, los negocios tipo bazares, los nuevos ‘Todo por 2 pesos’, donde venden productos asiáticos que están ingresando a mansalva, que más allá de juguetes, tienen adornos, cosas de bazar, cosméticos. Son polirrubros muy económicos y novedosos. Postales similares a los noventa.

DICIEMBRE E IMPORTACIONES

Además de Navidad y Reyes Magos, en diciembre las familias buscan regalos para los niños que pasan de sala de jardín o los chicos que aprobaron el año en curso. Es el momento en el que los padres, abuelos o tíos suelen acercarse a los negocios de juguetes. Y si bien los precios no aumentaron, la recesión se nota y la gente no tiene para gastar demasiado.

La economía no acompaña en lo inmediato como para hacer grandes gastos, salvo aquellos que tienen un buen saldo en la tarjeta de crédito y que pueden pilotear las cuotas con los descuentos. Y si bien en las jugueterías los precios van desde el costo de dos alfajores hasta casi un millón de pesos, en promedio las familias buscan gastar unos 25 o 30 mil pesos por chico. No más.

En cuanto a las importaciones, hay juguetes que no compiten de acuerdo a su origen; sin embargo, hay otros que sí se disputan el mercado, como los bebotes que manejan precios similares. El problema surge cuando esta mercadería suele terminar en un puesto en la vía pública y se desconoce cómo ingresó al país.

La CAIJ planteó sus preocupaciones al gobierno nacional por los controles que se dejaron de hacer en Aduana y ahora se llevan adelante en el propio mercado, confiando en los importadores y las normativas foráneas. Y si bien desde el sector entienden que la idea es bajar precios para beneficiar al consumidor piden que, si hay medidas para facilitar la importación y el comercio, también haya medidas de la misma magnitud para la industria.

Así las cosas, el panorama para Papá Noel y los Reyes Magos pinta complicado. Y las jugueterías prenden velas para que las cartitas lleguen al menos para seguir luchando.