Esposado y ante la mirada de los efectivos federales que participaron del operativo que terminó con su captura, Gastón Fabián Camurati, el narco juninense de 46 años que abastecía a una importante red de narcomenudeo de la zona, y que mantenía relación con Leonardo “Peliculón” Reyep (condenado a 15 años de prisión), prometió desenmascarar al entramado mafioso que opera con prisa y sin pausa en los barrios más vulnerables de la ciudad, que hasta ayer lo “bancaban”.
Fuentes consultadas por Semanario confirmaron que ante la detención, Camurati “vomitó” información de relevancia para la causa, pero también adelantó que con su “caída” arrastrará a todos los personajes involucrados en las más altas esferas del poder local a quienes, con nombre y apellido, colocará en situaciones “poco claras”.
LA CAIDA DEL "MAS GRANDE”
La detención del narco juninense, el jueves pasado, fue el resultado de una investigación compleja sobre el esqueleto criminal que lideraba. El primer paso del último capítulo de la labor desplegada por los efectivos de la Delegación Junín de la Policía Federal Argentina comenzó con un amplio operativo realizado en el barrio Fo.Na.Vi, donde pudieron recabar información clave y la dirección precisa de la “cocina” que operaba Camurati, ubicada en Roque Sáenz Peña al 1839, próxima a la casaquinta donde en marzo de 2011 fue asesinado el pediatra Arturo Cobas, y que el delincuente había camuflado como una fábrica de baldosones.
En el allanamiento, la policía secuestró un kilo de cocaína de máxima pureza, dinero en efectivo, balanzas, cámaras fotográficas, laser, y teléfonos celulares, entre otros elementos.
Además, de la investigación surge que el ahora detenido alquilaba otras propiedades en la ciudad, además de la nombrada, y que también utilizaba como “pantalla”: uno de los inmuebles estaría ubicada en calle Arquímedes, detrás del Club Moreno, y la otra vivienda en calle Arias, en proximidad del cine San Carlos.
UNA CONFESION
El 3 de septiembre de 2016, en la edición Nº 23 de Semanario, publicamos el testimonio de un dealer arrepentido quien reveló datos “exclusivos” sobre el entorno político/policial que ampara, alienta y maneja el negocio del narcotráfico en Junín.
Según el relato de J.S (reservamos su identidad), la “ciudad recibe todos los viernes una gran cantidad de droga que luego se triplica en un campo ubicado a la vera de la Ruta Nacional 188, dentro de los límites del Partido de Junín”.
“Nadie se da cuenta de la plata que se maneja en este negocio, que se encubre con la policía, no con los jefes, sino con las terceras líneas que quienes recaudan. En un momento se hablaba de que recolectaban 200 mil pesos por semana, pero se quedan corto: la caja negra recauda cerca del doble, unos 400 mil por semana”.
Siguiendo el relato de J.S, la “merca” que ingresa a Junín hace una primera escala en una casaquinta ubicada a la vera de la Ruta 188. Luego, “desaparece” para triplicarse y el empresario que la “corta” con otras sustancias químicas, prepara los “panes” de cocaína utilizando la misma prensa que le sirve para su actividad comercial legal. Una vez en la calle, la droga viene distribuida a través de una red de jóvenes (y no tanto) dealers dispersos en distintos puntos de la ciudad, “bajo la protección policial”.