viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 30 ene 2021

EDITORIAL

Gritar en el desierto

La Intendencia parece sobrenadar en un mar de inusitadas banalidades, tratando de agraciarse con la gente, a partir del exceso manifiesto en un éxito futbolístico.


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Luego de un año en que el mundo cambió y después de cinco años de gobierno, notamos con preocupación la falta de sensibilidad social de una administración municipal abocada a temas irrelevantes desde lo comunitario y persiguiendo en forma permanente las acciones de marketing que les permita cosechar votos en un año electoral.

Hay cuestiones que requieren de respuestas como ha sido el llamado de atención de los trabajadores de la sanidad respecto al crecimiento de casos de Covid y la ocupación de camas en las instituciones de salud privada, sin contar el agotamiento que enfrenta el personal de la salud que, en verdad, debe asistir atónito, no sólo a la desidia del gobierno local, sino además a la falta de acompañamiento cierto por parte del resto de las organizaciones comunitarias que parecen ocupadas de temas secundarios frente a la renovada virulencia de la enfermedad (ver págs. 10 y 11).

La intendencia parece sobrenadar en un mar de inusitadas banalidades, tratando de agraciarse con la gente, a partir del exceso manifiesto en un éxito futbolístico, que bien responde al fervor de los hinchas, pero está lejos de satisfacer las necesidades básicas de una población que no tiene respuestas a sus requerimientos en materia de mejoras que hagan a la calidad de vida.

El gabinete municipal ha mostrado a lo largo de su gestión la falta de idoneidad en la mayoría de las temáticas, las cuales, lejos de solucionarse, se van ahondando y haciendo endémicas.

El tema ambiental es uno de los más notorios.

La sequía puso en jaque uno de los mayores baluartes que tiene el distrito para el desarrollo del turismo, joya preciada de la economía regional, que no ha sido nunca proyectado desde el interés en materia de mejoramiento de la población íctica.

Más allá de las promesas –que nunca faltaron ni faltarán en la gestión Petrecca- el laboratorio hidrobiológico ha permanecido prácticamente abandonada merced a cuestiones internas de los funcionarios provinciales y el desinterés de la municipalidad frente a un logro de la anterior administración.

Lo mismo ocurre con el manejo de la hidrología de las lagunas, con intendentes ocupando lugares “simbólicos” en los comités de cuenca sin tener la menor idea del tema, reuniéndose con el agua al cuello frente a las inundaciones, pero sin prestar atención a las secas que terminan siendo en algunos casos tan o más dañinas en lo económico, aunque no tengan la misma difusión que el agua tapando los alambrados.

Dentro de las mismas cuestiones, una ciudad que de repente aparece llena de humo, sin haberse trabajado eficientemente en el registro de totorales y la posibilidad de incendios que terminan afectando a la salud de los vecinos del mismo modo que los hacen los agrotóxicos que se fumigan sobre los pueblos en una forma descontrolada.

Y ante semejantes ejemplos de inacciones que podrían seguir enumerándose hasta límites insospechados, aparece la publicidad oficial, apuntando al cuidado del vecino, en lo que termina siendo un verdadero contrasentido.

En ese marco, resulta difícil avanzar institucionalmente.

Concejales opositores que son burlados en forma cotidiana por una administración que esconde datos y un Tribunal de Cuentas que debiera controlar y no lo hace, quedando parado sospechosamente del lado de los incumplidores.

Instituciones que no funcionan, dirigentes discriminados y ninguneados y organizaciones que no acompañan, son números que dan cifras “en rojo” cuando se intenta hablar de salud, desarrollo y transparencia en Junín.

Para quien aspira a que esta ciudad sea un lugar agradable para vivir, la frustración está a la vuelta de la esquina. Evitar esta situación hoy es lo más parecido a gritar en el desierto.

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