viernes 26 de abril de 2024

CULTURA | 8 feb 2021

DUEÑO DE UNA NOTABLE VERSATILIDAD

Alfredo Gobbi: “el padre de todos nosotros”, lo definió Piazzolla

La orquesta de Gobbi tocó en Junín en enero de 1955, en el marco de la inauguración de un local que después haría historia: el “Avenida Park”. Estaba ubicado en la esquina de Julio A. Roca (hoy, Benito de Miguel) y Cuitiño. Se presentó con sus grandes cantores: Tito Landó y Alfredo del Río.


Por: Ismael A. Canaparo

En mayo próximo se cumplirán 56 años del fallecimiento de Alfredo Julio Floro Gobbi, el inolvidable “Violín romántico del tango”, que murió muy joven (53) el 21 de mayo de 1965. Nació el 14 de mayo de 1912 en París. Sus padres lo inscribieron en el Consulado del Uruguay, mientras estaban allí trabajando como artistas de variedades. Su padre era Alfredo Eusebio Gobbi, uruguayo, y su padrino de bautismo fue Ángel Villoldo. Antes de cumplir un año lo trajeron a Buenos Aires y pasó su infancia y adolescencia en el barrio porteño de Villa Ortúzar. A los diez años trabajaba en su barrio como canillita y comenzó a estudiar violín en el Conservatorio Falconi, ubicado en Canning y Santa Fe, con el profesor Natalio Carmini. A los 13 años debutó en un bar de Chacarita con un conjunto integrado por su amigo Orlando Goñi y el bandoneonista Domingo Triguero.

El que mejor captó la fundamental musicalidad de Alfredo Gobbi, fue Luis Adolfo Sierra, Premio Konex 1987. Sierra nació el 23 de enero de 1917 en París (Francia) y vivió muchos años en Chivilcoy. Abogado, músico, escritor y crítico de tango, doctor en Abogacía (UBA), especializado en derecho autoral. En 1955 publicó “Los sextetos inolvidables”, “El octeto Buenos Aires” y “El tango en París”; luego escribió “Perfiles del tango”, “El octeto del tango”, “Deslinde entre dos guardias”, “El tango en los últimos 25 años”, “El bandoneón: voz del tango, Discepolín”, “Tango e Historia de la orquesta típica”. También fue corresponsal de la revista “La música Iberoamericana”, de Tokio (Japón). En 1954 fundó el “Club de la Nueva Guardia” y en Montevideo la peña “Gente de tango”. Desde 1956 produjo y condujo “Nuestro tango es así” en las radios El Mundo, Belgrano, Libertad y Del Pueblo. Fue fundador y asesor de la Sociedad Argentina de Arregladores y Orquestadores y asesor del SADAIC. Miembro de la Academia Nacional de Lunfardo. Falleció el 7 de diciembre de 1997.

Esto es que analizó Sierra de Gobbi: “Nombre señero, con más de seis décadas de vigencia inalterable a través de dos generaciones, es el de Alfredo Gobbi. Cuando aquel pionero infatigable de los difíciles comienzos de la conquista del tango, que se llamó Alfredo Eusebio Gobbi, culminaba su dilatada actuación artística, su hijo, Alfredo Gobbi también, se proyectaba hacia la consagración, como el honroso continuador de una ilustre tradición artística popular nuestra.

Las múltiples facetas de la personalidad de Alfredo Gobbi -compositor, violinista, arreglador y director de orquesta-, le concedieron un merecido e incuestionable reconocimiento entre los más calificados e importantes cultores musicales del tango. Es que Alfredo Gobbi ("El violín romántico del tango") no traía solamente la responsabilidad de un prestigioso nombre artístico heredado. Traía la personalísima creación de un estilo de tango. Impuso así, una manera distinta de sentir y de expresar el tango. Trajo en sus originales concepciones estéticas, de evidente filiación renovadora, reminiscencias de viejo tiempo, enmarcadas en el exacto equilibrio de los valores evolucionistas, que le permitieron la cristalización de una de las más coloridas, profundas, densas y auténticas expresiones del tango instrumental. Se ha dicho con acierto, que "en el moderno ropaje musical de Alfredo Gobbi, se extinguía el último exponente del tango con melena". Ese era su tango. El tango inconfundible de Alfredo Gobbi, de académica estructura musical y honda sensibilidad orillera.

Su trascendente contribución a la estilística del género, encierra ese "algo" tan suyo, y a la vez tan difícil de definir, ese "algo" de la escuela de De Caro, ese "algo" de Di Sarli (que tampoco es la refundición de dos tendencias tan dispares), ese "algo" del tango de siempre. Del tango de Alfredo Gobbi, que en el expresivo lenguaje del jazz se llamaría "swing", y que no tiene equivalente verbal entre nosotros.

Estilista admirable, artífice de una personalísima modalidad, la imagen temperamental del tango de Alfredo Gobbi se refleja con caracteres inequívocos, en el estilo de su orquesta. Concurren en la forma de ejecución de la misma, todas las facetas configurativas de este excepcional músico popular. Sin alardes excesivamente académicos, pero dentro de un tratamiento armónico de depurada musicalidad, utilizó Alfredo Gobbi para su orquesta una división rítmica muy singular, logrando un tipo de tango preferentemente lento y acentuado, con atrayente utilización del "rubatto", de la "sincopa" y de los sutiles matices de interpretación que confieren jerarquía y belleza sonora a las manifestaciones artísticas de ese carácter. Los solos instrumentales encuentran siempre preferente y exacta ubicación en sus planteos orquestales, permitiendo el lucimiento de los instrumentistas, con particular predominio de su inimitable "violín romántico". "El violín romántico" de Alfredo Gobbi, de "vibrato" pequeño, de expresivo "portamento", de legítima estirpe "decareana". Por lo demás, tiene preponderante influencia en la modalidad interpretativa de Alfredo Gobbi, el tratamiento del piano como eje conductor de toda su estructura orquestal, ajustado siempre a esa forma tanguistica que se ha dado en llamar "marcación bordoneada", y que creara virtualmente con Orlando Goñi, en sus largos años de estrecha camaradería y fraternal amistad, unidos en su impenitente bohemia por una inocultable afinidad artística.

Alfredo Julio Gobbi nació en Paris, el 14 de mayo de 1912. Allí se encontraban sus padres -"Los Gobbi", uno de los duetos vocales más celebrados de la época- apuntalando los cimientos de nuestro tango en Europa. Su padrino fue Ángel Villoldo, quien compartía con aquellos la romántica aventura de imponer el tango en el viejo mundo.

Aquerenciado luego en la porteña barriada de Villa Ortúzar, inició Alfredo Gobbi sus estudios musicales a los seis años, habiéndosele asignado el violín como instrumento.

Bien pronto las innatas aptitudes musicales afloraron en el pequeño ejecutante, inclinando sus preferencias por el tango, a pesar de la firme oposición de su padre, que alentaba siempre la esperanza de un hijo concertista.

A los trece años tuvo lugar su debut profesional, integrando los modestos tríos en los bailes de formativo. En 1927 actuó en la orquesta del Teatro Nuevo, dirigida por el maestro Antonio Lozzi. Hizo después su debut en conjuntos calificados del tango, junto al bandoneón legendario de "Pacho". Integró en 1930 –conjuntamente con el entonces desconocido Aníbal Troilo- aquel memorable sexteto encabezado por Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese. Su actuación como primer violín de la orquesta de Pedro Laurenz (1935), y una muy calificada producción autoral -"Desvelo", "Mi paloma", "De punta y hacha" y "Cavilando"- que lo ubicó entre los más destacados compositores, abrieron ya las posibilidades de Alfredo Gobbi para irrumpir con su estilo distinto de tango, artísticamente bello, auténticamente puro, inconfundiblemente suyo, formando su propia orquesta en 1942.

En mayo de 1947, la orquesta de Alfredo Gobbi, definitivamente incorporada a las más representativas expresiones del tango moderno, inició su labor discográfica en RCA-Víctor, que habría de prolongarse exactamente a lo largo de una década (1947 - 1957), en cuyo período están comprendidas las realizaciones interpretativas que mejor definen la manera de expresar el tango del malogrado artista. Existe un LP de la RCA-Víctor con 14 obras instrumentales que en su momento tuve el privilegio de seleccionar para la empresa grabadora, que constituyen indudablemente, la mejor síntesis y el claro testimonio de una de las expresiones musicalmente más interesantes de todas las épocas del tango.

N. de la R.: Las 14 obras seleccionadas por el doctor Sierra para ese registro discográfico fueron: La viruta (V. Greco), Jueves (R. Rossi y U. Toranzo), El incendio (A. De Bassi), Orlando Goñi (A. Gobbi), Racing Club (V. Greco), Chuzas (A. Bardi), Pelele (P. Mafia), La catrera (A. De Bassi), El andariego (A. Gobbi), Nueve puntos (F. Canaro), Camandulaje (A. Gobbi), El engobiao (E. Rovira) y esas dos verdaderas joyas instrumentales, modelos de interpretación y arreglo que son Puro apronte (D. Plateroti) e Independiente Club (A. Bardi), esta última una de las más bellas páginas de Bardi, que casi todos ignoran.

En cada versión de la orquesta de Alfredo Gobbi se encuentra siempre renovado motivo de atracción, por su rica gama de recursos rítmicos y armónicos. Tanto en las notables recreaciones de antiguas e imperecederas páginas -"El incendio", "Chuzas", "Nueve puntos", "La viruta", "Pelele", "La catrera"- tratadas siempre con escrupuloso respeto de su originario contenido, como en tas realizaciones de sus propios y musicalmente evolucionados tangos, "Orlando Goñi", "El andariego", "Camandulaje" (que contrariamente a lo que pudiera suponerse, compuso en el piano y no en el violín), se advierten los valores estéticos que predominan en la manera de interpretar de Alfredo Gobbi.

La importancia conferida a los ejecutantes solistas de su orquesta, le permitió a Alfredo Gobbi contar entre otros con instrumentistas tan calificados como César Zagnoli, Ernesto Romero, Lalo Benítez, Roberto Cicare, Osvaldo Tarantino (pianistas); Mario Demarco, Edelmiro D'Amario, Cayetano Cámara, Alberto Garralda, Tito Rodríguez, Eduardo Rovira, Osvaldo Piro (bandoneonistas); Juan José Fantín, Omar Sansone, Alcides Rossi, Ramón Dos Santos, Osvaldo Monteleone (contrabajistas), Antonio Blanco, Bernardo Germino, Hugo Baralis, Haroldo Gessaghi, Miguel Silvestre y Eduardo Salgado (violinistas).

Aquel artista cabal, aquel auténtico hombre de Buenos Aires, aquel bohemio sentimental y andariego, que fue Alfredo Gobbi -prematuramente desaparecido el 21 de mayo de 1965- plasmó con los rasgos inconfundibles de su descollante personalidad, una de las formas definitivas e inconmovibles del tango instrumental”. (Publicado en la revista “Tango y Lunfardo”, Nº 73, Chivilcoy,  31 de marzo de 1992.

ESCUCHAR LA ORQUESTA Y DESCUBRIR ALGO NUEVO

“Para todos, Alfredo Gobbi hijo fue “El violín romántico del tango”: así figuraba en las etiquetas de los discos a 78 rpm. Pero lo que pudo ser un mero encasillamiento terminó convirtiéndose, en la práctica, en un modo de describir sus características. Aunque, en realidad, antes que romanticismo, lo que prevalece en sus arreglos es una “fuerza” notable, con el piano como sólido instrumento conductor. Lejos de apoyarse exclusivamente en un ritmo sostenido o en golpes de efecto, hay en todo momento una delicadeza y un buen gusto que resaltan lo emotivo de cada obra. De esta manera, Gobbi conseguía destacarse incluso en tangos de humilde factura”. (Héctor Benedetti, “Nueva historia del tango”).

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