domingo 16 de junio de 2024

LOCALES | 30 sep 2017

politica local

El huracán “Andrés” (Rosa)

No fue Irma en todo su esplendor, ni siquiera María. Pero el fenómeno se sintió a pleno en la raíz del meonismo.


Por: Redacción Semanario

Capaz que no fue Irma en todo su esplendor, ni siquiera María. Pero el fenómeno se sintió a pleno en la raíz del meonismo. Los “pollitos en fuga” marcaron el camino y ahora, además del tobogán en descenso que dictan los votos de las PASO, deberán hacer frente al rompimiento del bloque de concejales.

Al concejal Andrés Rosa, el último que abandonó el barco, no le cuesta mucho cambiar de bando: fue peronista y del PRO, y según sus propias palabras, cuando se había solapado bajo el paraguas del colorado De Narváez, el ex intendente Mario Meoni lo sedujo y así fue que se hizo meonista/massista, título que ostentó en los últimos años como funcionario municipal y edil.

Él se convirtió en la figurita política de la semana, alabado desde el oficialismo y desde el kirchnerismo, porque se erigió en el nuevo botín a conquistar. Por lo pronto, Rosa asegura que mantendrá imparcialidad en un unibloque (“Compromiso por Junín”) durante el resto del mandato (2019), aunque por supuesto siempre relojeando la posibilidad de un nuevo contrato. Porque en palabras elegantes, él mismo adelanta que no dejará la ‘construcción política’: en criollo más básico, significa que ni loco se privará de morder algún hueso que sólo estando emparentado con el Gobierno de turno puede asegurarse.

Pero más allá de este peón, calificado especialista en seguridad, lo cierto es que la partida ajedrecística del meonismo viene con batallas perdidas y se perfila para hacerle jaque mate al rey.

También están los amigos entrañables de Mario como  César “Chari” Dárdano y Rubén “el Gato” Rasso, dos históricos del bastión, hoy trepados al carro vengativo de la ex diputada Mirtha Cure. Sí, contra todo pronóstico, dejaron al ‘jefe’ y arrancaron nuevos horizontes.

Muchos otros todavía no dieron el salto, y esperarán hasta las generales del mes próximo, aunque es un secreto a gritos que el meonismo se cae. Tiene fecha de vencimiento y no hay manera de remontar la aceptación popular: los juninenses ya no le creen.

UN PIE AFUERA

En este terreno, con un pie afuera estuvo en las últimas semanas la concejal y segunda candidata en la boleta que encabeza el cuervo Patricio Fay, la ex contadora municipal, Natalia Donati. Estuvo coqueteando con Rosa para acompañarlo hasta diciembre al margen del bloque del Frente Renovador, pero su posición en la lista la dejaba un tanto descolocada: ¿armar una carpa sola pero a la vez ser reelecta con los que abandona? Políticamente incorrecto.

El tema central en este entuerto son los 3 millones de pesos que el Tribunal de Cuentas le tiró por la cabeza a la contadora por su actuación en 2015. Antes, los cargos se disimulaban en los números municipales y ningún funcionario se hizo cargo de su bolsillo, pero ahora hay otro gobierno que no hará frente. Donati quedaría arruinada si tiene que pagar esta suma, ella y más o menos hasta sus bisnietos. Por eso estalló en furia cuando el actual director del Banco Provincia, que deberá enfrentar multas por alrededor de 2 millones, se hizo a un lado de la acusación y la dejó ‘en pampa y la vía’. El mensaje: “Arreglate como puedas, Natalia”. Aunque las firmas de las partidas de la contadora hubiesen tenido el destino que Mario les quería dar.

Algo pasó en los últimos días, y a Donati, que viene sin hacerse presente en muchos actos públicos, parece que la convencieron de seguir en campaña, dentro del bloque de concejales hasta finalizar el mandato en diciembre. Al menos por ahora, pero es sin dudas una historia de final abierto.

UN EMPUJONCITO

La señora Mirtha Cure no se anda con medias tintas. No en vano hace décadas que se dedica a la política: ya le hizo internas en 2013 a Mario Andrés, y le sacó un concejal. Porque Marcelo García, desde el primer minuto, aclaró que era massista pero conformaría su espacio en el Concejo y no tardó un minuto desde su asunción, en disparar misiles contra el ex intendente.

Pero Mario no aprende, se encierra en sus posturas y no hay caso, insiste y encara otra vez paredes. Por eso, cuando los políticos estaban frenéticos cerrando listas para las PASO, Mirtha otra vez se sintió ninguneada por su amigo Sergio, que prefirió ‘premiar’ al actual director del BAPRO con la cabeza de lista de la Cuarta Sección Electoral, como precandidato a senador provincial.

Fue suficiente: la habilidosa política no se quedó de brazos cruzados. Armó su propia lista y le quitó más de 1000 votos al Frente Renovador. En Junín, llegó al piso para presentarse en octubre, pero como a nivel seccional no, ahora anunció que no competirán. Y adivinen: sí, Mirtha mira con simpatía al gobierno de Cambiemos.

Será porque ahí metió la cola Roberto Costa, el novio y futuro marido de la senadora Malena Baro, que según dicen, le arrimó la friolera de 570 mil pesos en las últimas semanas. En este negocio dicen que estuvo Damián Itoiz, otro ex socio de Meoni que no tiene un pelo de pavo y que junto a Mirtha, tienen más de viejos que de zorros.

Atajate esta mandarina, Mario, cascotazo tras cascotazo... debés estar esperando el fin de año más ansioso que Papá Noel.

LENTO FINAL

Allá, por el 2013, cuando el meonismo ganó su propia elección, ni se imaginó lo que venía. Es que es muy difícil abstraerse de las palmaditas en la espalda y el dulzor del poder, cuando se llenaba la cúpula de empleados municipales obligados a asistir para que Sergio Massa se fuera convencido de que era rubio, alto y de ojos celestes.

De todos modos, ya había empezado el declive. El último período de Mario Meoni para completar los 12 años al frente de la Municipalidad, estuvieron demás. Vaya a saber envuelto en qué misteriosa explicación, el ex intendente se fue encerrando en su despacho y dejando que cada vez menos voces llegaran a su oídos, arrancando un camino lento e inexorable de destrato hacia el personal municipal, a dirigentes de la comunidad, a propios y extraños...  Nunca admitió que se encerró, ni siquiera cuando Osvaldo Giapor gritaba por los medios que hacía dos años que no recibía a los fomentistas de la ciudad.

La soberbia es mala consejera, y casi nunca propone un final feliz. Después del desastre de las PASO 2015, no alcanzaron dos meses de ritmo frenético de asfaltos enclenques e inauguraciones apuradas: el desconocido Pablo Petrecca le pasó por encima.

Pero lo peor fue el después, que incluyó hasta la negación de un período de traspaso ordenado del municipio: quisieron ser los patrones de estancia hasta el último día. Y además, después del duelo que se supone lógico, jamás sobrevino la autocrítica, y se optó por culpar a los de afuera, a los ‘traidores’. Mario creía que la gente le debía rendir pleitesía para siempre, y no pudo sobrellevar la carga de haber perdido una elección, algo que jamás le había pasado a su archienemigo Abel Paulino Miguel.

Por eso, transcurridos estos dos últimos años bajo un fructífero gobierno de Cambiemos, el meonismo se redujo a un núcleo duro, desgastado y sin futuro.

DISCURSO POBRE

Antes de las PASO, el massismo estaba súper preocupado por el bolsillo de la gente y arrancaron una campaña para bajar el precio de productos esenciales de la canasta básica. Después, arremetieron con las alarmas y hasta inauguraron una en Junín.

Pero queda todo en eso: en ruido de campaña. Y cada tanto, alguno lo recuerda y se da cuenta que todo lo que viene de la órbita massista, está envuelto en humo.

A nivel local, y ante el batallón de obras públicas que se despliega por toda la ciudad, el meonismo casi se quedó sin tema para seducir aunque sea a algún desprevenido. El sector no tiene referentes territoriales y le perdió el pulso a la lectura que un político debe hacer sobre lo que reclama y siente el vecino: así llegaron a las PASO y así pasará octubre, con una hecatombe inevitable.

Para Meoni es rescatable que Adalberto ‘Morocho’ Bonópera se haya pasado a su espacio, cansado de criticar a Petrecca y mostrando sus celos enfermizos, y también muestra como un botín de guerra a Santiago Aguiar, otro que representa un puñado de votos, en el mejor de los casos. Con estas dos incorporaciones y sin mover un dedo para detener a un solo “pollito”, Mario quiso vender que sacaba 15 mil votos en la Cuarta Sección y apenas le respondieron 8 mil. Muy poco. Hasta su lugar en el Senado provincial hoy está en peligro.

Mientras tanto, Valeria Arata quiere jugar su propio partido con las pocas luces que destella, porque armó a su alrededor un grupo parecido al de Mario: son empleados. Cero política.

Todo parece indicar que después de octubre, el meonismo desaparecerá o quedará reducido a la mínima expresión. En ese paisaje, Mario terminará abrazado con Javier Gabrielli y sólo unos pocos más, en el escenario final de una novela que está escribiendo sus últimos trazos.

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