Pastos altos, basura, raíces que cruzan de lado a lado las veredas, desniveles que hacen imposible caminar y circular por las mismas, falta de rampas para personas con discapacidad, baldosas rotas… todo esto se conjuga sobre la avenida Intendente de la Sota.

Un sector pujante de la ciudad, con el crecimiento constante de comercios que se han nucleado en el Centro Comercial del Cuadrante Noroeste para la propuesta de ideas, la realización de eventos y un programa conjunto que beneficie tanto a los comerciantes como a los clientes.

Pero esta realidad de la calle contrasta con ese trabajo constante que realizan, a pulmón, sus dirigentes e integrantes, que además deben remar contra las consecuencias de la pandemia y su cuarentena y aislamiento.

En este marco, una ciudad con veredas inseguras e inaccesibles, no es moderna, inclusiva ni amigable. Por el contrario, perjudica en gran medida la calidad de vida de sus habitantes y visitantes, especialmente de la población más vulnerable. La perjudica física, psíquica y socialmente, debido al prolongado aislamiento, a menudo irreversible, a que se someten dichas personas luego a un accidente.

Por eso, desde el Centro Comercial Cuadrante Noroeste exigieron a las autoridades municipales, tan preocupadas por inaugurar la Península de los Enamorados y trazar proyectos para “embellecer” la avenida San Martín. “Nos parece bien que otros sectores de la ciudad se embellezcan y se realicen obras, pero tenemos que poner un orden de prioridades a donde realmente se necesitan destinar los recursos. No nos olvidemos de los barrios y zonas comerciales que están en crecimiento: necesitamos con urgencia obras que son esenciales y vitales”, reclamaron.

Un reclamo más que se suma a la gestión de Petrecca, que ignora las necesidades urgentes en los barrios periféricos y sigue decorando con marketing sus escasas iniciativas.