Cuando era concejal y recorría algunos barrios en campaña, allá por el 2015, Pablo Petrecca solía prometer un “hospital veterinario” para la ciudad. Que luego, tras el inicio de la gestión, quedó sepultado en el olvido.

Pero no le alcanzó con eso: el Centro de Zoonosis quedó reducido a su mínima expresión, con una sola veterinaria que cumple funciones para la castración gratuita de animales, y desde el inicio de la pandemia, el colectivo que recorría los barrios junta mugre y yuyos, se encuentra abandonado en un predio municipal.

El servicio que prestaba este colectivo era de vital importancia: iba a los lugares cerca de los vecinos que no tienen posibilidad de trasladar a sus mascotas y a los animalitos callejeros del barrio hasta el Centro municipal. Y las ventajas sanitarias de estas castraciones eran infinitas.

Tras la pandemia, jamás se volvió a poner en marcha y el Centro de Zoonosis sigue con una sola profesional -que apenas realiza operaciones en dos horas de la mañana-, con lo cual los turnos se van acumulando para meses y meses más adelante.

Es destacable en este contexto la labor desinteresada y denodada que ofrecen las proteccionistas, realizando castraciones en veterinarias privadas en casos de emergencia, cuando se trata de animales en situación de calle, y para lo cual deben apelar a rifas, bonos y alcancías, solicitando la colaboración de la ciudadanía. Al hombro se pusieron esta tarea, ante la mirada ausente y vacía de las autoridades municipales. Una tarea titánica frente a los cientos de perros abandonados en calles a la buena de Dios.

RECLAMO POR REDES

En medio de esta situación desesperante en la ciudad, el intendente de “puertas abiertas” todavía no tuvo un rato para brindarle a las proteccionistas y nunca las recibió. Por eso, se inició una campaña a través de las redes sociales, con la página en Facebook “Quiero que vuelva el colectivo de Zoonosis”.

Al respecto, Gisselle Scanavino explicó: “Con un grupo de compañeras y toda la ciudad de Junín estamos preocupados por la situación de los animales. Consideramos que se ha hecho muy poco y se generaron alternativas, pero no se puede sostener más, porque debería todo funcionar de otra manera”.

Con respecto al colectivo, contó que “dejó de funcionar a principios de la pandemia, hace un año. Pero el problema es que en Zoonosis solo hay una veterinaria que hace lo que puede y de esto hay un solo responsable que es el Intendente. En el 2015 nos usó prometiendo algo inviable como un hospital veterinario y hoy se está negando a pagar sueldos dignos a veterinarios”.

“La gente de Junín siempre acompaña las iniciativas paralelas, cuando esa área municipal de Zoonosis maneja un presupuesto que nunca nadie nos explicó dónde van a parar los fondos”, agregó. Scanavino remarcó que “hoy se están dando turnos para castraciones para el mes de junio”.

“Todo lo que prometieron no se vio. No hacen y tampoco dejan que la gente que quiere ayudar, haga. Nosotras como proteccionistas generamos alternativas con colaboración de la gente a través de bonos, para hacer castraciones particulares. Desde el gobierno nadie sabe, nadie contesta, el Intendente jamás nos recibió…”, remarcó.

Gisselle Scanavino dijo que “necesitamos que el servicio ande bien, funcione, y se reconozca el trabajo y el esfuerzo de tantas proteccionistas. Desde el gobierno no se cae una sola idea para mejorar el servicio ni poner en marcha el colectivo, y además buscan veterinario pero le quieren pagar dos pesos”.

“Muchos animales en situación de calle sin castrar no solamente son ellos los que pasan una situación difícil, sino que muchas personas terminan lastimadas también. El Intendente tiene que invertir, porque pasamos de una promesa de campaña como un hospital veterinario a pedirle por favor que le pague a un profesional”, agregó finalmente.