viernes 29 de marzo de 2024

HUMOR POLÍTICO | 17 may 2021

La Página Amarilla

El Reino de Alexia

Para sobrellevar una dura realidad, nada mejor que el humor. Para eso está el Reino más divertido, con el monarca más impresentable que nos llena de aventuras cada semana. Y no te podés perder PetrEgo y "todo lo que no hicimos"...


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El Reino de Alexia es otro mundo, separado del mundo. Independiente de la realidad, pero que pertenece a la hora de recibir partidas de acres, por las que llora cada vez que puede, incluso cuando las recibe.

Alexia insiste que se siente solo, lejos del reino central que no existe,  comparado con su amado y olvidado Amarillo I y por Mariú I, primera dama de compañía, también rajada. Solo y sin un hombro en quien llorar, Alexia se siente discriminado y por eso no rinde cuentas, ni quiere hacerlo ante cualquier reclamo, porque para eso, según dijo, también es rey.

En el reino, el virus de la corona avanza implacablemente, tanto que tiene en jaque al propio sistema de salud, que hace lo que puede, con lo que tiene. Y debe lidiar con los lastres como Alexia, que hunden más que el propio virus. Cuentan los de las afueras del sector, que la mano viene complicada, pero el rey, nada, bien gracias.

Para Alexia, su reino está lejos de esos mercaderes del mal. Él está feliz con sus fines de semana, por la felicidad ajena, con las juntadas como si nada pasara, Alexia vive en otro mundo. Un mundo peligroso, que puede mandar al otro mundo, a medio mundo.

En su reino, no importa el virus de la corona, como en casi todos lados. Importa que todo siga como hasta ahora, donde sus amigos no hacen ola ni rezongan y, parece, no hay pandemia.  El Reino de Alexia busca la reencarnación de la revolución de la Alegría, que Amarillo I no pudo lograr, por la tormenta y porque le pasaron cosas. Por eso, para recuperar ese tiempo que fue hermoso (según dijo) debe diferenciarse de todos los demás, si son de la contra, mucho más, porque son peor que la peste y el mal. Y por eso hace lo que hace, entre otras cosas.

Alexia es distinto, y quiere hacerse notar. Y lo ha logrado:, engreído, incapaz, insensible, para nada empático y muchas cosas más, pero es el rey y lleva corona y capa por elección ajena, que disfruta a más no poder. Poco le importan las carencias ajenas,  los tributos impagables, el cierre de posadas y los posadeños sin trabajo. Al fin de cuentas, no son temas suyos.

Lo suyo es su reinado y su futuro. Para eso se prepara. Para eso hace de cada nimiedad, un acontecimiento y de cada zoncera un retrato. Porque, por las dudas, siempre es mejor captar  voluntades de varios distraídos en el reino que aguantarse la crítica de algún atento. Para eso cuenta con su propio ejército de aduladores que suma para la causa, que es la de seguir aferrado a algún otro sillón que alguien proveerá.  Porque ya empezó a desandar ese camino, con un grupo de soberanos amigos, y para no quedarse a pata.

Ya no importa si los candiles son caros, si los senderos están intransitables o si faltan obras en el reino; cuenta el tiempo y las culpas. El tiempo perdido y las culpas de los otros, que no dejan llegar la felicidad.

Una  abuelita del reino que no lo quiere ni un poquito,  al pasar por el Palacio le gritó: ¡la felicidad va a ser  mía, el día que no estés!  Claro que para eso, para eso falta casi una vida, y entre la de Alexia y la de abuelita hay un campo, y no sólo de diferencias de ideas.


PetrEgo

PetrEgo lo hizo de nuevo. Que tanto ni tanto. Para que comanda sino es para marcarles la cancha a los cerradores compulsivos, la dupla superiora. Por eso, Ciudad Fría seguirá como si nada, o sin cambios, o con el viva la Pepa de cada día sin control.

El capitán del barquito de papel comanda haciéndose el gil ante el descontrol, que abunda por todos lados. Bares desbordados, findes repletos de gente, barbijos ausentes y amontonamientos varios, como si la pandemia no existiera, o esta city fuera Miami en pre-pandemia.

La cosa es así:  por mérito propio, Ciudad Fría cayó a fase 3, que tiene nuevas disposiciones establecidas desde la Provincia, como la prohibición de deportes y ritos religiosos en espacios cerrados, el funcionamiento de gimnasios y la reuniones sociales o familiares, entre otras. Pero, en Ciudad Fría, PetrEgo decidió impulsar un aggiornamiento, o una adaptación a las conveniencias propias, y la llamó "Fase 3 flexibilizada",  que le permite dejar abierto todo lo que debería estar cerrado. Y chucu-chucu-chucu… fiu, fiu.

Agarrate Catalina, que ni SúperHijitus podrá salvarnos de la que se viene. Eso sí, cuando llegue, nos va a agarrar a todos con las botas puestas. Tal vez por eso, viendo el panorama, lo que pasó y lo que viene, un fulano que pasaba por el Palacio le escupió a viva voz, ‘cómo se nota que los muertos no llevan tu apellido….así es  más fácil dejar que todo siga igual’.

PetrEgo no lo escuchó. Estaba atento a unos cálculos, viendo el  interés que despiertan sus fotos en las redes sociales. En su mundo, ajeno a todo, y como si nada.


Te contamos todo LO QUE NO HICIMOS esta semana

*) Levantar el guard rail tirado a la vera de avenida Circunvalación, a la altura de Padre Respuela.

*) Transparentar la web de …transparencia municipal. Es que nos dijeron que tenemos que poner ahí la que nos llevamos.

*) Arreglar algunas calles, con avenida La Plata tenemos suficiente. No pidan más.

*) Completar los nomencladores prometidos de las calles de la ciudad. ¡Adivinen por dónde andan che, no sean cómodos!

*) Pintar sendas peatonales. ¿Para? ¿Todavía no aprendieron que se debe cruzar por las esquinas?

*) Hacer alguna obrita, algo. Este medio feo el tiempo, esperen a septiembre, octubre. ¿Por el calor? No, porque por ahí algún distraído nos vota.

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