viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 24 jul 2021

SEMANAGRO

Huertas urbanas: ¿proyecto rengo?

Desde el movimiento popular “La Dignidad”, lanzaron en varias provincias un proyecto a nivel nacional para la vuelta al campo por parte de familias que tengan tierra para cultivar, sin embargo, para lograr mayor eficacia podría encadenarse con la provisión de alimentos a comedores sociales como para cerrar el circuito y hacerlo más sustentable.


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Por: Redacción Semanario

Dirigentes y militantes del Movimiento Popular La Dignidad presentaron esta semana un proyecto denominado “De la huerta urbana al trabajo rural”, una iniciativa que consiste en trabajar en la creación de 10 mil huertas en todo el país, a través de la Federación Nacional de Huertas “Martina Chapanay”.

El dirigente Daniel Marcos, de la rama rural del MP La Dignidad, explicó que la iniciativa productiva y comunitaria "se enmarca en el proyecto de ley que promueve el uso de tierras fiscales ociosas para el establecimiento de personas y familias que opten por instalarse en ellas y dedicarse a la producción de alimentos".

"La radicación de estas huertas tiene como objetivo principal la creación de empleo genuino, que a su vez genere valor agregado en origen y fortalezca la soberanía alimentaria y el desarrollo sostenible; todo creando trabajo genuino y produciendo alimentos sanos", remarcó el vocero.

Para Marcos, "uno de los problemas centrales que puso en evidencia la propagación de esta pandemia es el modelo de producción de alimentos en el mundo”.

“Por eso este proyecto de huertas en todo el país constituye un eslabón fundamental en la cadena necesaria para reconstruir la economía argentina: trabajar, producir de manera sustentable y recuperar nuestra soberanía”, remarcó.

¿EN IGUAL SENTIDO?

El mismo día, pero en otro lugar, llamó la atención el encuentro entre el senador nacional de Juntos por el Cambio por Entre Ríos, Alfredo De Angeli con el líder de los movimientos populares MTE, Frente Patria Grande y UTEP, Juan Grabois para trabajar en conjunto sobre “políticas que fomenten el arraigo productivo en el interior del país”, para “crear nuevas oportunidades” para las familias que habitan las ciudades y que no tienen oportunidades laborales.

La línea de la charla entre ambas figuras públicas fue el proyecto de Ley que presentó De Angeli en marzo de este año para impulsar la agricultura familiar y la producción agropecuaria, con el cual busca crear un Instituto Nacional de la Colonización que permita otorgar tierras del Estado que hoy en día no se usan a familias que estén dispuestas a trasladarse y habitar el campo, y que con la producción de esa misma tierra puedan afrontar el pago del terreno.

UNA “PATA” EUROPEA

La vuelta del sujeto agrario a la tierra ha tenido mil preocupaciones, pero pocas ocupaciones, ya que hay que pensar precisamente en cómo se fomentan los primeros años de producción debido a que con sólo la tierra no alcanzaría.

Si a eso le agregamos la huerta, podría sumarse una posibilidad, pero también habría que buscar un recupero de la producción a través de la venta y que ésta esté consolidada.

Precisamente en España, y merced a la crisis por el coronavirus que lógicamente también golpea al “Primer mundo”, se ponen a trabajar las huertas urbanas, pero sus productos van a parar a los comedores sociales (que también abundan para paliar la situación de tantos españoles).

Y entonces, en Málaga, el portal de noticias “Onda Cero” afirma que “cada vez son más las familias que acuden a los comedores sociales para poder alimentarse con un plato caliente al día” y que “necesitan productos frescos para poder elaborar menús ricos en vitaminas para todas las familias que atienden, que carecen de medios para poder llevar una dieta sana y equilibrada”.

Por lo tanto, desde la fundación “El Pimpi”, directamente de la tierra, salen productos de máxima calidad para los comedores sociales más necesitados de la ciudad.

Luis Merino Bayona Presidente de la Fundación El Pimpi dio a conocer las siete empresas asociadas con las que cuenta el proyecto y los 9 comedores sociales que ellas atienden en los barrios más marginados de Málaga. Se entrega cada semana unos 1.500 kg de verduras y frutas, consiguiendo que un total de 1.400 personas del municipio de Málaga coman, al menos, dos comidas al día.

El procedimiento que se utiliza atiende a las necesidades reales de cada comedor de forma semanal. Trabajando estrechamente con ellos la Fundación conoce de primera mano, los alimentos que realmente necesitan. Al mismo tiempo los alimentos son producidos localmente en el Valle del Guadalhorce en la “Huerta del paraíso del Pimpi”, y tiene en cuenta la cercanía del producto y la temporalidad, para no incurrir en gastos extra y reducir al máximo las emisiones de C02. Lo que se llama un “círculo virtuoso” y, además, sustentable.

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