Finalmente, en el reino de Alexia se sacaron los antifaces y los personajes dejaron ver sus caras. Arrancó la campaña y por eso, empezaron a llegar duques y archiduques y saltimbanquis con pretensiones de ser vistos buenos, rubios, altos y de ojos celestes. Aunque sean todo lo contrario.

Para congraciarse con los cascoteados de las afueras, que ya no le creen a ninguno, después de tantos desaguisados y mentiras, empezaron a abundar en promesas de ocasión. Entre otras, que todo lo que se había soñado para el reino de Alexia, será terminado. Y lo que no, también. Porque si hay que prometer, llegó la hora.  Parece que la posta de acarreo de caballos públicos que soñó y emprendió Marius Flacus será prioridad y pronto será una realidad. También todo lo demás, como un túnel y un montón de obras más, que pondrán al reino en el mejor de los mundos.

Con sorna, uno de las afueras que lo escuchó, comentó: “deberíamos votar cada seis meses, así viviríamos en el reino de las maravillas”. Desde el púlpito y mirando al más allá, uno de los candidatos de la contra amarilla dijo que  “el reino central nacional tiene ‘un montón de obras para el reino de Alexia’.  “Tendrán agua, cloacas, casas, y todo lo que precisen. Tendrán trabajo, y la mar en coche, y si no tienen mar, se los vamos a traer” Sí, sonó exagerado.

En la vereda de enfrente, como lechuza arriba de un palo, miraba desconfiado Alexia, con su capa al viento.  “No es casual que todas las obras paralizadas en mi reino, sigan así. Esto no tiene razón de ser. Cayeron en la ‘grieta’ de la mezquindad para no visibilizar a quien las había hecho en el pasado y eso es un daño hacia toda la ciudadanía que necesita que gobierne quien gobierne, poder vivir mejor. ¿O acaso con Amarillo I no estábamos mejor?” gritó, y uno lo bajó de un tomatazo, ni bien terminó su guarangada.

“Queremos achicar la desigualdad” dijo otro candidato. “Vamos a salvarnos entre todos” gritó otro; “La obra pública no solo trae mejor calidad de vida, sino que genera trabajo y otros empleos indirectos y pone de pie al trabajador” vociferó un tercero.

Mientras tanto, las posadas cerradas, la ausencia de labores, la falta de oportunidades, de obras y de futuro en el reino contrastaba con todos los discursos. Unos y otros, con un sueño de un reino que  prometieron hacen tres, cuatro, cinco elecciones atrás. Las mismas ideas, los mismos discursos, las mismas promesas. Y los piojos, cada vez más grandes.

Alexia dijo que su candidato es Gran Cuñado Sir-Fiori. Nada mejor que la familia unida y la panza segura. Y que no falte el laburo. Bueno, no lo dijo porque por una vez en la vida, parece le dio algo de vergüencita. Era hora. “Yo quiero un reino moderno, con obras que se hagan realidad” dijo y basta con eso que  es una ‘escribanía’ de mi despacho  como andan diciendo por ahí” espetó.

 Entre todos los que visitaron al reino, en esta primera tanda (porque vendrán más, y los veremos hasta en la sopa) hubo uno que dijo: “Me dijeron que no me meta en política, pero acá estoy dando el paso para ser un servidor público y no para servirme de lo público”. (¿Habrá pensado en Alexia?) Y puntualizó que “estamos ante una de las crisis más grandes del reino, por lo que debemos hacer una revolución educativa, científica y tecnológica. Le faltó decir ‘Síganme, no los voy a defraudar y ahí se subía el puente levadizo.

No estaría mal. Subir el puente, aunque asegurando que algunos se queden afuera. Al menos aquellos que, como Alexia, en vez de servir al otro, se sirvió del otro.  

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PetrEgo

El agua le está llegando al cuello. Ya no alcanza con mostrase vacunándose, y expresando que cumplió con su palabra. Que ‘esperó hasta el último vacunado’ ni con sacarse fotos con un desgarbado perro callejero para generar empatía entre los habitantes de Ciudad Fría. No alcanza porque ya nadie cree en sus acciones teñidas de marketing, alejadas de sentimientos reales y mucho más, de la realidad.

No obstante, si de disimular se trata, PetrEgo es un campeón.  Su gobierno ahora elaboró un conjuntamente con el bloque de concejales de Juntos por el Cambio, que tiene como propósito garantizar la seguridad y calidad en las actividades que se pueden realizar dentro del rubro turístico.  A ver, a PetrEgo no se le movió un pelo luego que cerrara un hotel de colectora de ruta 7, que se sumó a  otro histórico de calle Saavedra, y otro antes, en inmediaciones del hospital y uno más, en la laguna de Gómez. Y no lo hizo porque nunca le importó, la laguna de Gómez ni el turismo. Ni el espigón reparó.

Por eso no es novedad contar que pese a que se llenó la boca con el turismo, haya hecho algo para favorecerlo. Ni en pre pandemia, ni ahora, en plena pandemia. En verdad, el ‘modelo de desarrollo’ para el turismo no es otra cosa que su modelo de ‘desarrollo pez’: nada, nada, nada.

Por si todavía queda algún distraído, ahora que vienen tiempos electorales, ojo al verso de lindas palabras. Solo basta dar una vuelta por ciudad fría. Las carencias de todo tipo están a la vista. ¿Quiere pavimento? No hay. ¿Cloacas? Tampoco. ¿Viviendas? Menos. ¿Trabajo? Cero. ¿Fábricas nuevas? Menos diez. Como el chin chon. Así está Ciudad Fría. Menos diez eso sí, PetrEgo cortó todo este tiempo a ganador mientras el resto perdió como en la guerra. Un símbolo de su gestión fue que decidió vacunarse. Lo hizo ahora que vacunó a todo el mundo y no contra el Covid, precisamente.

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Te contamos todo lo que NO HICIMOS esta semana

*) Aparecer en los últimos 4 años. Pero vamos a estar, así se acuerdan nuestras caras.

*) Anunciar obras, pero prepárense, que pronto habrá elecciones.

*) Me dijeron que nosotros asumimos para servir al otro. Todavía estamos en la de…servirnos, sin los otros. Pero vamos por lo que nos falta.

*) Poner a hermano Walter en la línea sucesoria. Pero estamos en eso.

*) Otorgar internet vía Acerca gratis a las escuelas. ¿Quieren? ¡Garpen!