Esta campaña para las elecciones legislativas ha tenido poca luz en cuanto a ideas y proyectos de desarrollo, en cambio se ha tornado virulenta en función de las acusaciones de uno y otro lado, lo cual no ha hecho más que ensanchar la grieta en buena parte de la sociedad mientras el resto se desentiende de las cuestiones que hacen al buen desenvolvimiento de las comunidades.

Hay por cierto un debate invisibilizado por la oposición a nivel provincial y que sin dudas repercutirá en el ámbito local, como lo es la demanda promovida por Horacio Rodríguez Larreta para que le sean reintegrados los fondos que allá por 2016 le incrementara a la Ciudad de Buenos Aires el Presidente por aquel entonces, Mauricio Macri.

Posteriormente sería el actual Primer mandatario, Alberto Fernández, quien le reduciría la coparticipación a CABA para beneficio de la provincia de Buenos Aires y de ese modo destinar los fondos a mejoras de la seguridad provincial.

No es una cifra menor ya que en abril de este año se calculaba en algo más de 30.000 millones de pesos anuales y además pone sobre el tapete nuevamente los privilegios porteños frente al conurbano y al interior y por qué no frente al resto de todo el país.

Privilegios de los que nadie quiere hablar, menos aún la ex gobernadora provincial María Eugenia Vidal que terminó mostrando ser acérrima porteña y tampoco el ahora candidato Diego “Colo” Santilli, licenciado vicejefe del gobierno de la ciudad, ladero incondicional de Larreta y demandante de los dineros que, con la Corte Suprema de por medio, podrían volver a arrebatarle a los bonaerenses.

Un verdadero “huevo de serpiente” que justamente hará eclosión en el Congreso de la Nación.

Sólo por hacer volar un poco la imaginación, ¿qué opinaría aquel Presidente chascomunense que, en su lucha contra los molinos de viento, no pudo mudar la capital a Viedma?

Juego perverso de la política PRO, que termina imponiendo un candidato sin sustento en cualquier lado, sólo utilizando el marketing, las redes sociales y los medios afines, algo que Junín ha vivido en carne propia.

¿Acaso Pablo Petrecca hizo alguna vez referencia a estos privilegios porteños que pagan las tarifas de gas y luz en algunos casos cinco veces menos que los juninenses?

En estos seis años, el alcalde local ha demostrado que de local tiene poco y nada y no ha sabido ni querido defender el patrimonio local, por el contrario colaboró a que este distrito que alguna vez brilló hoy tenga una tonalidad grisácea donde cada obra de magnitud, cada idea o proyecto, aparece abandonado, un poco por mezquindad y otro poco por impericia, contrastando –vaya comparación- con la gestión universitaria local que no para de crecer.

Un presente descarnado, en el que se decide en una elección vacía de contenido -más por ocultamiento que por omisión- el destino de un distrito teñido de grises.