

Alexia metió la pata una vez más. Es una especie de pato criollo. Un paso y una c… La última de su colección fueron los cartelitos en el centro del reino, pero es una más de tantas que se viene mandando.
El reino es un desbole, y no es ninguna novedad. Es que el rey del disimulo ya se sabe que es rey pero no gobierna y lo poco que gobierna, lo hace para su ombligo, aunque se llene la boca de lindas frases de ocasión y las disfrace con cosmética electoral.
Como parte de esas ideas geniales que le sobran y pone sobre la mesa, como acciones trascendentales, se le ocurrió colocar unos cartelitos con los nombres de los senderos reales cercanos al Palacio, en los mismos lugares que había puesto otros, hacía poco tiempo atrás. Y como era de esperar, le dijeron de todo menos bonito. Los de las afueras le tiraron con todo lo que tenían y con toda la razón.
‘Acá en mi barrio, la calle se llama oscuridad y el número, tanteando’, le dijo uno. ‘Porqué no te venís a cortar los yuyos a mi barrio’, le espetó otro. ‘Si venís de día por mi calle, seguro que de noche no te animás, del miedo que da’ le vociferó un tercero. ‘¡Nosotros pusimos los carteles con nuestros acres, narigón!’, le gritó un cuarto.
Hubo más, incontables voces de bronca, por lo mismo de siempre. Ya no es ninguna novedad que Alexia hace nada por los barrios alejados del reino. Tampoco que se pavonea inflando el pecho, por lo poquito que hace en los alrededores del Palacio. Ya se sabe, el fulano que simula gobernar, gobierna para unos pocos y estas acciones no hacen otra cosa que mostrar sus verdaderas intenciones: mucho circo, y poquito laburo.
Eso sí, no olvidó capitalizar lo que la peste le dejó. Con cara de bueno, agradeció los ‘miles’ de mensajes que recibió luego de haberse recuperado del virus de la corona que lo tuvo alejado del sillón de Rivadavia por algunos días. Si bien los sialexistas lo extrañaron un poquito, hubo un montón que no lo sintieron para nada. Al contrario, tuvieron unos de los días más felices de los últimos años. Al menos, no hubo que aguantar tanta mentira disfrazada con sonrisa.
Pero volvió: y según dijeron algunos allegados, ‘con más fuerza que nunca’, para seguir haciendo lo de siempre: nada, pero contando como si fuera mucho. Lo que viene es fácil de imaginar: el reino seguirá con los mismos males de siempre, con la misma apatía de siempre, y con el mismo rey, que es otra peste, peor que el virus de la corona. Eso sí, todos los que se quejan parece lo hacen del pico para afuera, porque a la hora de elegir, Alexia sigue orondo, y ganador.
Raro el reino, muy raro. Alexia sigue de reuniones, prometiendo que el reino será una maravilla y así pasa sus días, ignorando el pasado y ninguneando el presente. Así, con una zanahoria gigante, sigue engatusando a los distraídos, y se las ingenia para pasarla bomba, en medio del desbole que él mismo ayudó a generar.
PetrEgo
Es evidente que PetrEgo y sus funcionarios top de Ciudad Fría están preocupados porque no se pueden ir de vacaciones al exterior. La rápida reunión luego de la medida del Gobierno Nacional de impedir financiar los viajes al exterior con cuotas vía tarjetas de créditos así lo puso de manifiesto.
Un contrasentido (o no tanto), ya que también quedó claro que esa postura sirvió para mostrar sus verdaderas prioridades. Si pensaran en la gente –tanto como se cansan de repetir- hubieran visto a esta resolución como una oportunidad para la ciudad y no como un problema, tal como lo manifestaron. Es increíble, PetrEgo es el conductor del tren fantasma que gobierna pensando en Aruba y no en su laguna.
Además de ser un simple acto de politiquería barata, no hizo otra cosa que mostrar que PetrEgo sigue gobernando para la foto y no para la planificación y el diseño futuro de la ciudad. Compartiendo ‘pesares’ el presidente de la cámara hotelera y gastronómica, apoyando a la gente ¡que protesta por viajar al exterior! No, por los que podrían venir a la ciudad, no para eso se ve que no le preocupa.
El residual del ‘mejor equipo de los últimos años’, el mismo que planta carteles a lo tonto en el centro y se olvida siquiera de pintar o –peor aún- reponer los que desaparecieron de los barrios o los que nunca puso- de enviar el regador a las calles de tierra, hacer tantas obras necesarias y trabajar por la ciudad duro y parejo, sigue gobernando con el pito y la matraca. Y eso que todavía no llegó el carnaval. Bueno, ellos se anticiparon con su corso en contramano.
Te contamos todo lo que NO HICIMOS esta semana
*) Limpiar las farolas del centro.
*) Poner otros cartelitos en el centro. Ah, ¿Pusimos esta semana? Bueno, pongamos nuevos.
*) Encerar las veredas del centro.
*) Poner guirnaldas y bolitas y adornitos en el centro.
*) Traer la laguna al centro.
*) Hacer otro centro.
*) Irnos al centro…de la tierra.