

Un equipo de jóvenes de distintas universidades del país fue premiado en un concurso de innovación tecnológica en Dubái por desarrollar una nave espacial de 34 centímetros de altura que pretende ser "el vehículo más pequeño y económico de la historia en aterrizar en la Luna", contaron los responsables del proyecto.
Franco Ruffini, Tomás Boschetto y Facundo Gavino, tres ingenieros aeronáuticos egresados de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) se entusiasman cuando explican la misión Pulqui XXI que aspira a convertirse en un transporte espacial de "ultra bajo costo" utilizando el estándar de diseño CubeSat, que refiere a nanosatélites conformados por cubos de 10 centímetros.
La misión Pulqui XXI
Consiste en un vehículo de aproximadamente seis kilos, lo que lo distingue de otros equipos que rondan la media tonelada, a la vez que tiene la ventaja de "acceder a cráteres de muy difícil acceso".
La sonda tiene la forma de una esfera y está construida por barras de aluminio encastradas siguiendo el principio de una novedosa tecnología llamada "Tensegrity" que es desarrollada en el campo académico por el profesor argentino Julián Rímoli en la Universidad Georgia Tech de Estados Unidos, pero que todavía no fue puesta en práctica en ninguna misión.
Esta tecnología permite absorber mejor el impacto del alunizaje y "es como si fuera tirar una pelota de plastilina, se deforma sin rebotar y protege lo que va en el interior", graficó Boschetto, quien actualmente cursa una maestría en la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zúrich en Suiza.
Otra característica para destacar de la esfera son las velocidades de impacto: "en las pruebas realizadas en el Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) de la Facultad de Ingeniería de la UNLP las velocidades fueron de 25 y 50 kilómetros por hora", indicó a Télam Facundo Gavino y remarcó que el costo del prototipo de esta bola fue de "menos de un dólar".
Otro de los objetivos del proyecto es que la esfera de la nave transporte en su interior un instrumento científico que pese alrededor de 250 gramos y sirva para relevar parámetros de interés como "presencia de agua en cráteres del polo sur, composición del polvo lunar, o radiación".
Hasta el momento, los prototipos que probaron en el Centro Tecnológico Aeroespacial resultaron "positivos" y los ingenieros señalaron a Télam que "la estructura funcionó como queríamos, así que ahora estamos trabajando en optimizarla".
El nombre de la misión hace referencia al primer avión a reacción de Argentina, y el octavo en todo el mundo, bautizado como Pulqui I que en lengua mapuche significa "flecha" y realizó su vuelo inaugural el 9 de agosto de 1947, marcando un hito histórico en la industria aeronáutica nacional.
Como una continuación de aquel proyecto, los jóvenes ingenieros aseguraron: "Con la misión Pulqui XXI queremos ser el primer alunizaje de Argentina y de Latinoamérica.