jueves 28 de marzo de 2024

LOCALES | 17 jun 2022

URBANISMO

Calles compartidas, ¿una solución para la movilidad en la vía pública?

¿Pueden coexistir autos, ciclistas, peatones y bares al paso en el mismo espacio? ¿Es la calle del futuro, donde todos puedan utilizarla sin que uno predomine sobre otro/s?


TAGS: TRáNSITO, CALLES

La discusión de las calles compartidas es una modalidad impuesta en varias ciudades en todo el mundo y no hace otra cosa que acentuar una discusión sobre el uso del espacio público y cómo compartirlo peatones, ciclistas, automovilistas y el transporte público en un marco de armonía.

Sabido es que si algo se muestra en Buenos Aires con el amigo Larreta, tarde o temprano, el intendente Petrecca buscará replicarlo en Junín. Al fin y al cabo, no se trata sólo de una simpatía de colores sino de un modelo de gestión. Claro que con importantes diferencias, pero si se trata de reforzar un proyecto con mucho marketing, no hay diferencias. No olvidar que el jefe vernáculo desactivó hace poco tiempo atrás la fallida remodelación de la avenida San Martín ‘por un error de cálculos’ o de ausencia de financiamiento para ello.

Las calles compartidas no es una idea nueva ni exclusiva de algunas ciudades de avanzada de Europa. La aparición de la calle empedrada fue entonces una cuestión de salubridad fundamentalmente y ya era una "calle compartida".

La división peatón = vereda, carro = calle no estaba tan clara. Los cordones ayudaban a los drenajes pluviales más que separar o reorientar el escaso tránsito de carros y caballos de la época.  

A principios de siglo XX apareció como concepto la idea de "embellecer" la ciudad con nuevos trazados de calles, y el urbanismo pasó a entenderse como una forma de "mostrarse al mundo" y de demostrar "el poder de la nación" (el discurso nacionalista del centenario que impactó en varios ámbitos).

Por ese entonces aparecieron el Plan Bouvard, el Plan Noel y varios más donde "la calle" tal como la conocemos empezó a tomar protagonismo. Pero no para vehículos todavía, sino como forma de ordenar y regularizar la ciudad. La calle era un instrumento de diseño urbano.

Resumiendo, hasta 1925 aproximadamente en Buenos Aires todas las calles eran "compartidas". Unos años antes en 1905 se creó el ACA pero el auto fue considerado deportivo y recién en 1925 se empezaron a fabricar autos en argentina y hacia la década del ‘50 se generalizó como medio de transporte

¿Qué pasaba en el plano internacional mientras tanto? En 1930/40 se estaban discutiendo las famosas ideas del CIAM y la Carta de Atenas, donde todavía se hablaba de lo insalubre de las ciudades y que las calles eran sombrías. Ahí aparece por primera vez la preocupación por el auto y la necesidad de dividir al peatón del tránsito, y se plantea incluso que: "Debe prohibirse la alineación de las viviendas a lo largo de las vías de comunicación" y se diseña el famoso modelo teórico de la Ville Radieuse.

 

Entonces para sintetizar algunas ideas sobre la "calle compartida" y desmitificar algunas ‘verdades’:

1) no es un invento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ni de la gestión Larreta. Es un modelo que se está discutiendo a nivel mundial

2) es una idea que está mínimamente sustentada en estudios históricos y urbanos,

3) lógicamente es una medida más dentro un plan urbano general de la ciudad

4) lo que a esta altura no se discute es que el modelo del auto para diseñar la ciudad en occidente ya está obsoleto y tarde o temprano va a perder lugar en las calles y la ciudad.

 

En Junín, la modernidad también impuso sus cambios y variantes: uno de los más importantes y que dura hasta nuestros días fue la decisión de levantar la traza del viejo FFCC para darle nacimiento a la avenida San Martín y permitir el diseño de una arteria importante.

Después, ningún gobierno llevó adelante restauración o modificación pensando en romper los viejos esquemas conocidos.

Por eso mismo, aunque Petrecca ‘haya errado los cálculos’ debería ponerse a consideración de los colegios técnicos de la ciudad, la Universidad y otros sectores de interés, cómo mejorar el espacio público y como parte de él, revitalizar la idea de ‘intervenir’ distintos espacios de la ciudad.

Tal vez rever los espacios de confiterías, cafés y bares ganados a las calles con esas pérgolas en algunos sitios demasiado peligrosas y expuestas al movimiento cercano de vehículos (¿no se les ocurrió una protección efectiva para quienes están sentados en esos lugares?), una red de ciclovías efectiva y que permita ordenar a los ciclistas en un carril exclusivo para ellos y –por qué no- una modificación del diseño de la avenida San Martín con espacios para peatones y ciclistas hoy inexistente podrían ser algunas ideas que podrían contribuir a mejorar la relación de la gente con la ciudad.

 

Convertir los espacios en ‘calles compartidas’ es posible si se sale de la visión estrecha de sólo cambiar la orientación de algunas calles, pintar algunas sendas peatonales y colocar cámaras para registrar vía fotomultas a los infractores.

 

Una "calle completa" (que sirva a todos los medios de transporte) antes que una "calle compartida" es un modelo que en algunas ciudades ya fue puesto a discusión. El flujo de gente creciente igual que el de automotores y otros medios de movilidad urbana requieren la intervención y el diseño de una política de diseño urbano para que todos puedan disfrutar la ciudad sin tener que resignar espacio público. Al fin y al cabo, la ciudad es un espacio que merece ser vivida y disfrutada.

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