jueves 25 de abril de 2024

OPINIÓN | 25 jun 2022

MIRADA EXTREMA

La maldita prensa

Escribe Andrés ‘Tato’ Rissolo.


“Siempre defenderemos la libertad de prensa, aceptando todas las opiniones, aunque algunas no nos gusten, es importante aceptar las críticas porque eso nos sirve para mejorar como equipo de gobierno y acercarnos aún más a los vecinos”.

Luego de dos años, el intendente municipal de Junín, Pablo Alexis Petrecca, volvió a compartir los tradicionales encuentros con la prensa para celebrar su día y aprovechó la oportunidad para agradecerles por el trabajo diario, especialmente el realizado durante las etapas más difíciles de la pandemia de COVID/19.

Además, destacó la importancia de la libertad de expresión como bien supremo de una comunidad e invitó a los presentes a ser parte del debate impulsado en la Agenda de Desarrollo Estratégico por el Bicentenario de Junín.

Fiel a su esencia, en su alocución las palabras vertidas por el maestresala local no concuerdan con el significante, su obra. Dice una cosa y hace otra. En su fanática defensa por la libertad de prensa, hizo un esfuerzo por no transparentar la repulsa que le provoca una prensa crítica, y el caso omiso que hace de las criticas.

Según el propio Petrecca, la libertad de prensa es un bien supremo para la comunidad por la importancia de poder acercar los vecinos a los gobernantes. Sin embargo, el ostracismo, la esencia fundamental de su gestión, se revela en la inadvertencia a todos aquellos periodistas que, desde hace tiempo, hacen valer su voz en discordancia con lo hasta ahora realizado.

Petrecca expresó: “Quiero invitarlos a que sean parte de la Agenda de Desarrollo Estratégico, donde queremos que toda la comunidad aporte su mirada y visión para llevar a Junín lo más alto posible. En breve Junín arribará a los 200 años de vida y será fundamental que esa fecha nos encuentre a todos unidos, con los mismos objetivos. En este sentido, en esa discusión que estamos proponiendo a la comunidad, el periodismo será un actor clave y será importante que sean partícipes del proceso”.

Lo cierto es que la Agenda de Desarrollo es solo eso. Una agenda. Una carta intención. Un llamado a la memoria. Un tal vez. Un quizás. Una sucesión de ideas de las cosas que se podrán hacer en Junín. Cuanto más. Pero nada más. Nada que hacer en Junín para que se desarrolle ahora. Ni nadie que encabece esa patriada. No hay un líder. Solo administradores de grandes ilusiones. Utopías. De pobreza, en realidad.

El verbo hacer no figura dentro del lenguaje petrequista. Ni una empresa. Nada de fábricas. Ni grande, ni pequeña. Tampoco talleres ferroviarios. Para que decir un aeroparque abierto o extracción de gas.

Siempre en futuro, como aquellas cosas que nunca se alcanzan, el gestor volvió a impulsar su intención imperial por estar todos unidos. Con los mismos objetivos. Los suyos. Nadie que discrepe o que visualice otra vía que no sea la ya estipulada. El aporte de toda la comunidad y la visión de la misma convienen que concuerde con la del soberano. Y en esa linealidad, no se admite la prensa disidente.

El masterego no acepta un pensamiento diferente al suyo o una voz disonante que se destaque dentro del coro de laudatorios de turno. Empero, no trepida en vocear que “el periodismo es un pilar fundamental en la construcción de una sociedad mejor, ya que con su labor diaria contribuyen a una mejor democracia, ingresando a todas y cada una de las familias de la ciudad, manteniendo vivos valores fundamentales como el valor de la palabra, la transparencia, la verdad”.

El valor de la palabra, la transparencia y la verdad, tres términos reñidos con la postergación. La prédica de la palabra, la transparencia y la verdad se da en un ámbito de apertura y de confrontación de ideas sin temores, recelos, ni ocultismos.

Para terminar, Pablo Alexis Petrecca le pidió a la prensa que “siga acompañando a la gestión, porque sabemos que aún hay mucho por hacer por Junín. Logramos mucho, alcanzamos grandes acciones de gobierno que tienen un impacto altamente positivo para los vecinos, pero queda mucho por hacer y es importante que sigamos trabajando juntos, con libertad de expresión, con las críticas, con las preguntas; siempre estamos para responder a sus inquietudes”.

“Síganme, que nos los voy a defraudar”, fue el slogan de campaña del expresidente Carlos Saúl Menem, quien sabía de lo mucho que había para hacer en esta Argentina. Pero que también hizo lo que quiso. El expresidente, votado por la mayoría que delegó en su ser la autoridad del mando, no hizo lo que debía sino que también propició la destrucción, como la de Río Tercero.

Quedan muchas cosas por hacer y es importante que alguien se ponga al frente y lidere, no administre. Que reciba las críticas y verdaderamente responda preguntas y las inquietudes. Para que sea un acto político transparente, donde la palabra tenga su valor y se diga toda la verdad. Nada más que la verdad. Porque lo dice la ley. Y lo que es superior, menester que así sea.

En el Día del Periodista, una variedad de opiniones se ha vertido sobre la labor de prensa. Muchas de ellas difundidas por quienes no son periodistas y hoy hacen un trabajo que dista mucho de serlo. Para los analistas de la comunicación, el periodismo ha muerto en manos de la publicidad y de los operadores políticos. De ahí que se ponga en duda el valor, el compromiso, la objetividad, la lealtad con la verdad de los hechos y el respeto con que las empresas destratan a los profesionales y trabajadores del medio.

La pauta publicitaria oficial hace que los responsables de los medios se conviertan en partícipes de la operatoria política que, por osmosis, coopta la independencia del medio. La actuación de los autores del inframundo de las redes sociales donde el ego reemplaza a la noticia opera en consecuencia.

Se ha creado una ralea de aduladores que, por un segundo de exposición en los medios y dos pesos en el bolsillo, se unen en la carantoña y servilismo de la mano que los mantienen. No les importa la destrucción del tejido social. Pero es todo coherente y está en orden con los tiempos que corren. El futuro, siempre el futuro. Una ilusión, la utopía. Solo así es como un delirio se vuelve realidad. Que un administrador se sienta un estadista confirmado.

En estos días se han escuchado muchas voces como vanos cantos de grillos de cómo debe ser el periodismo. Gabriel García Márquez dijo que “ser periodista es tener el privilegio de cambiar las cosas todos los días”. Ciertamente no en Junín, Gabo.

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