viernes 26 de abril de 2024

LOCALES | 2 jul 2022

ORGULLO DE INSTITUCIÓN

River de Junín: un centenario de vigencia y realizaciones

La entidad aurinegra fue fundada el 1º de julio de 1922. A lo largo de su historia, se adjudicó nueve campeonatos oficiales. Pero su mejor trabajo estuvo vinculado a la formación de niños, adolescentes y jóvenes, muchos de los cuales se destacaron no solamente en la vida, sino también en su pasión máxima, el fútbol.


Por: Ismael A. Canaparo

El fútbol de River Plate de Junín, entidad que ayer llegó a su centenario de vida, es el territorio privilegiado de la pasión, del amor incondicional a los colores y al barrio. Una fecha para recordar, para exaltar, para el reencuentro, para afianzar el sentido de pertenencia. Y, especialmente, para festejar el esfuerzo de un antepasado con innumerables sacrificios y de un futuro con nuevos bríos, que ya se hace ver con obras y proyectos. La entrega y la modestia son las banderas que más alto hacen flamear aquellos que se sienten identificados con la casaca aurinegra.

En estos cien años se afianzó el objetivo de los pioneros dirigentes y colaboradores: la formación de niños, de jóvenes y, también, por qué no, de adultos. Ha sido un camino muy difícil. Pero eso es lo que ha hecho crecer a la institución, que siempre avanzó en la construcción de un trabajo comprometido en una formación sólida y de calidad, no solamente en el fútbol. En suma, una constelación de hechos, que sólo saben del orgullo, del estoicismo, de ese aliento constante que no espera recompensas.

En mayo de 1922 empezó

a gestarse, con las primeras

ideas, el nacimiento de

River Plate de Junín

A diferencia de lo que sucede con el mundo de clubes enrolados en la AFA, pletórico de fuentes documentales a las que rastrear, el rescate de la historia riverplatense de tantas décadas sólo fue posible gracias al legado silencioso de socios anónimos vocacionales, los que preservaron del olvido, tantos nombres como fechas y acontecimientos.

Algún día habrá de escribirse, quizá, la nutrida y veraz historia del fútbol de la Liga Deportiva del Oeste (con River, uno de sus protagonistas), siguiendo por el imprescindible camino: construir sobre lo ya existente, tras una necesaria depuración, con el agregado de lo mucho que aún falta por saber y comprobar, lo que falta corregir y aclarar todavía. El rastreo deberá ser minucioso, apoyado por el entusiasmo y el cariño por estas cosas de la historia. Hay que seguir adelante, pese a las lagunas que podrían encontrarse a cada paso.

El fútbol de La Loba es el

territorio privilegiado de la pasión,

del amor incondicional a

los colores y al barrio


HISTORIA VIVA


En el año de la fundación del club, Junín tenía 30 mil habitantes, estaba aún distante de la transformación prodigiosa que habría de convertirla en una ciudad atractiva y dinámica. Hipólito Yrigoyen era por entonces el presidente de la República y Rufino O. Pérez, el intendente municipal. En mayo de 1922 empezó a gestarse, con las primeras ideas, el nacimiento de River. Un grupo de jóvenes, reunidos en la esquina de Pedro Aparicio y Garibaldi, por sugerencia de Pedro Torús, resuelven crear un club de barrio, con la intención de fomentar el fútbol, la pasión de esos muchachos, que se completaban con estos apellidos: Emilio Ghirardi, Rogelio Becerra, Reyes Becerra, Arturo Arqueta, Atilio Caprara, Angel y José Giorgetta, Ricardo Martínez, Alfredo Pagella, Nicolás Greco, Antonio Arauz y Ferrucio Andreoli.

La entrega y la modestia son

las banderas que más alto hacen

flamear aquellos que se sienten

identificados con la casaca aurinegra

El álbum que la entidad publicó a raíz de sus Bodas de Oro, sugiere más precisiones con respecto a la ilustre fecha: “Lanzados a cumplir dicho objetivo, logran la adhesión de José Roselli, quien los contacta con otro grupo de jóvenes – todos amigos de él -, y se realiza una reunión en el Almacén y Bar de los Hnos. Carra, sito en calles Perú y San Martín (hoy Moisés Lebensohn). Allí se incorporan Miguel y Emilio Carra, Francisco Speranza, Carlos y Alfredo Gualco y Juan Balbi. Así se llegó al 1º de julio de 1922, cuando se realizó la asamblea constitutiva, en un salón ubicado en la calle La Plata Nº 1 (Hoy Comandante Escribano), cedido por su propietario, Bernardo Gómez”.

Francisco Speranza fue el primer presidente aurinegro, acompañados por estos soñadores jóvenes: vicepresidente, Rogelio Becerra; secretario, Atilio Caprara; prosecretario, Reyes Becerra; tesorero, Ricardo Martínez; protesorero, Pedro Torús; vocales titulares, José Roselli, Carlos Gualco, Alfredo Pagella y Antonio Arauz; vocales suplentes, Heraclio Becerra y Arturo Arqueta.


TÍTULOS SON AMORES


Ocho años después de la fundación de la Liga Deportiva del Oeste, River se afilió a la entidad madre, que ya lleva 106 años de vida. Durante esa prolongada actividad, se disputaron 149 torneos (sin contar tres de ellos desiertos y dos suspendidos). El aurinegro gritó campeón en nueve oportunidades: 1938, 1958, 1959, 1970, 2000 (Apertura), 2000 (Clausura), 2017 (Nocturno), 2019 (Clausura) y 2022 (Nocturno). Es actualmente séptimo en cantidad de títulos obtenidos, contabilizando todos los clubes afiliados.


BRILLANTE CANTERA


Por muchas cosas fuimos riverplatenses desde la cuna, si se me permite la autorreferencia. En una época donde la evolución de Junín marcaba el rumbo en la sociedad, cuando los impulsos primarios eran muy explicables, porque el ambiente estimulaba los excesos pasionales en los campos deportivos y fuera de ellos, River Plate desarrolló una acción que, por su propia disciplina, fue docente en alto grado. Es así que nunca le importó ganar campeonatos, sino brillar en la formación de adolescentes y jóvenes. Muchos jugadores iniciados en el club alcanzaron la gloria y el respeto en distintas instituciones, lejos de Levalle y Alemania. Vamos a puntualizar algunos nombres que se nos viene a la memoria (con el perdón de las nuevas generaciones, también importantes y ganadoras), aún con el triste riesgo de lamentables olvidos, siempre criticables:

Aníbal Fernando Mosca. Jugó en Vélez Sarsfield durante siete temporadas (1955/61), con 116 partidos y 16 goles. En 1956 estuvo a préstamo en All Boys, en Primera “B”. A su regreso, suplantó a Sansone en la delantera fortinera. Dante Panzeri lo bautizó “El Tábano”, por su velocidad sobre la raya. En el ascenso vistió las casacas de El Porvenir, Almagro, Estudiantes (BA) y Villa San Carlos. Fue tapa de “El Gráfico”.

Juan Carlos Allende, “El Loro”. Jugó dos ciclos en Atlanta (1964/65), con 12 partidos y otros dos en Ferro Carril Oeste (1967/68), con 39 encuentros. Luego tuvo una larga relación laboral con el DT Miguel Angel López, como colaborador y ayudante de campo, en diferentes clubes de la Argentina y el exterior.

Omar Orlando Atondo. “El Patón” jugaba a alto nivel. Tocaba, producía, proponía otros dominios del fútbol y del balón. Era un excelente malabarista, pero lo desesperaba el apuro. Exponía su particular estilo de aparente quietud, pero la aceleración se venía enseguida, como un puñal escondido en un poncho pampa. Pero, más que posturas futbolísticas, fascinaba el despliegue de sus largos trancos, la precisión de la entrega y la fineza del toque, que lo convirtió, a la larga, en un personaje distinto, conmovedor, coqueto. Nació en “El Picaflor”, el barrio de toda su vida. De la mano de Chiche Fattori llegó a las inferiores de River Plate, y cursó el secundario en el Industrial, donde fue compañero de otro grande, Mario Rizzi.

En sus años de adolescente, era un clásico la disputa de torneos reducidos que se realizaban a pocas cuadras de su casa, en el Club Alumni. Allí formó parte de un equipo que integraba junto a otros dos talentosos que brillaron a nivel nacional: el mismo Rizzi y Oscar Ortíz. Cuentan los que los vieron en acción, que el fútbol desplegado por los tres fue lo más parecido que existió a la perfección.

En 1970, obtuvo con River el campeonato de reserva de la Liga Deportiva del Oeste, jugando con Alfredo Caicedo, Néstor Gracia, Osvaldo Commisso, Héctor Fernández y Néstor Spadari. Uno de los grandes amigos del barrio y el fútbol que tuvo, fue “El Bachi” Adolfo Américo, quien con mucha emoción lo recuerda como “un bohemio al que le daba lo mismo vestir con traje o alpargata, viajar en sulky o en avión. Nunca le hizo mal a nadie, era un tipo que se hacía querer por todo el mundo. Adentro de la cancha, sabías que con él la pelota iba a tu encuentro, te buscaba, daba pases magistrales. Además, cuando encaraba de frente al área, armaba un desastre con su habilidad y potencia”.

Atondo, 1972, River de Junín. 

En 1973, con 19 años, llegó a Sarmiento. Al año siguiente fue a préstamo a Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Ese equipo terminó ganando el regional y obtuvo el derecho a participar en el Torneo Nacional al año siguiente. Pero Omar retornó a Sarmiento. El ciclo 1977 fue el año de su explosión futbolística. Sarmiento logró el ascenso con un fútbol arrasador y una notable potencia ofensiva. Ese equipo convirtió la impresionante suma de 111 goles en 34 partidos, de los cuales Atondo marcó 27, siendo además la figura desequilibrante. Luego jugó en Atlanta y Colón.

Adolfo Américo. “El Bachi” vistió la camiseta verde durante cinco temporadas a gran nivel (1972/76, con 146 partidos disputados y 40 goles. Excelente jugador.

Horacio Hugo Prandi. No se inició en las inferiores de River, pero integró la Primera en 1964/65. Lo incorporó Sarmiento a préstamo y estuvo allí en un lapso de cinco ciclos (1966/70), con 73 partidos y 27 goles. Al segundo año, fue adquirido definitivamente.

Gamiel Pedro Pastorino. “Pocho” se inició en las divisiones menores de River, hasta llegar a Primera e integrar los seleccionados liguistas. Fue campeón aurinegro en 1958. Jugó en Sarmiento una temporada (1960), con 8 partidos y cinco goles.

Alfredo Omar Caicedo. Hizo las divisiones inferiores en el club y luego jugó en distintas entidades, con gran brillo, propio de futbolista “distinto”: Tigre, Arsenal, Talleres (RE), El Porvenir, Quilmes y Atlético Tucumán.

Otros cracks. La nómina se agiganta con otros nombres importantes en distintas instituciones: Matías Fischer, Ignacio Cacheiro, Miguel Angel Villegas, Juan Manuel Azil, Juan Manuel Quevedo y Nahuel Valentini.

Recuerdos. Por categoría y elegancia, Horacio Molina (campeón 1958) estaba llamado a jugar en cualquier equipo de la AFA, pero por distintas razones su llegada se frustró. Mario Porato fue, durante quince años, la figura excluyente del club. Otros, dignos de ser mencionados: Juan Presacco, Rubén Ciarapica, Omar Valdez, Patón Luciani, Negro Britos, Walter Lizaso, Sota Molina, Roberto Contreras, Raúl Guilloti, Carmelo Commisso, Alfredo Bontempi, Rubén Dortona, Edgardo D´Anunzio, la tripleta de oro: Pozo, Sosa y Almirón, Ricardo Ricci, Alberto Fernández, Walter Foschiatti, Bocha Alonso, Ismael Bustos, Miguel Bontempo, Mario Dicún, Horacio Sueldo, Nacho Queirolo, Daniel Pereyra, Néstor Gracia, Alberto Molina, Miguel A. Méndez, Alberto Miranda, Néstor Spadari, Pichi D´Ambrosio, Quilicho Panetta, Oscar Orsi, Rolo Balvidares, Pancho Bitar y Pipo Fernández, entre muchísimos otros.

NdeR: Todas las fotos pertenecen a la inauguración de la actual cancha y del posterior festejo societario.

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