viernes 29 de marzo de 2024

OPINIÓN | 9 jul 2022

MIRADA EXTREMA

La arquitectura de la devastación

Escribe Andrés ‘Tato’ Rissolo.


“La próxima crisis que tendrá la República Argentina será la crisis de dirigentes”.  Una generación después la profecía es un hecho. Y su evidencia, inocultable. La predicción perteneció al inefable hombre de las radiocomunicaciones, Hugo Tomás Tiburcio Adelmar Guerrero del Ávila Marthineitz, allá por el año de nuestro Señor de 1980. En esas tradicionales tardecitas frías del invierno porteño, por la onda de Radio Continental, el peruano parlanchín vaticinó el principal problema que sufría su país adoptivo.

Su profesión no era la de propalar ficciones. Por su labor muchos argentinos descubrieron ese otro horizonte que siempre se quiso ocultar. Pero el “Negro” ahora está en otra. Vibra muy alto en el universo.

Empero, el país y sus habitantes sufren. Y mucho. Desde la cuestión económica mal administrada siempre por los mismos, o por otros peores, los advenedizos que dicen llegar con soluciones descargan más lastre aún al naufragio. Algunos se preguntan cuándo se tocará fondo para así luego poder resurgir. Otros saben que siempre hay un escalón más abajo para descender. Muy pocos palpitan que no existe un fondo y que el sufrimiento de la caída es perpetuo.

Un líder es conductor de un grupo social. Capaz de incentivar, motivar, y ejercer influencia en el comportamiento o modo de pensar de su personal de equipo. El propósito es de trabajar por un bien común. Su visión supera al pensamiento medio y hace que sus actitudes y obras sean apropiadas también en un futuro. En éste caso estaría en las lides de un estadista.

Desde el advenimiento de la democracia en diciembre de 1983, las ilusiones de un país mejor se fueron diluyendo. Hoy que no queda una.  El misérrimo nivel de vida del país, sus deudas, la inseguridad, y todos los otros miasmas se han acentuado. No tienen vistas de extinguirse. Antes bien, acrecentarse.

Aquel conductor social con tendencia a estadista que define el diccionario, ha desaparecido. Todos quienes se han acercado para ser dirigentes en la función pública, lo han hecho con fines de evolución propia. Por eso poco se preocupan y ocupan quienes dirigen la sociedad por el patrimonio local, porque saben que existen otros lugares donde conseguirán escaparse.  Podrán huir a esos lugares donde se hacen las cosas bien. Y que serán bien recibido por las divisas ajenas que se llevan con ellos.

Algunos tendrán al alcance de sus posibilidades aeroparque de primera línea. Podrán evadirse en aeronaves de primera clase. En primera categoría. Ejecutiva. Obvio. Sabrán aventarse de las atrocidades que han producidos.

Otros, en cambio, quizás no alcancen a rehuir. Por su propia incapacidad.  Por la ineptitud que los identifica. Hace 10 años que la ciudad de Junín cerró la operatividad de la pista aérea de la ciudad. Desde ese entonces, hasta el presente, no hubo quién pudiera revertir esa situación.

Ya sea porque los aportes para realizar los trabajos pertinentes fueran derivados con otros fines que la sociedad no debiera saber.  O lo que es más probable, que todos los dirigentes políticos de la ciudad y los que dicen representarla, no tiene una pizca de preponderancia política.

Días pasados fue tapa de los diarios locales, el simulacro de alegría que los dirigentes locales de la actividad deportiva aeronáutica les produjo la autorización para realizar una pista de tierra. Quien te ha visto y quién te ve, Junín. Ayer con una pista asfaltada, iluminada, señalizada. De importancia a nivel internacional. Hoy, una pista de tierra compactada.

Ayer, los talleres ferroviarios más considerados del país. Hoy, un galpón donde se reparan vagones y algunas locomotoras. Los destinos de grandeza de una ciudad juntos a los del país devenido en la marginación y pobreza inocultable.

La noticia vertida fue que el presidente del Aero Club Junín, Norberto Elisei, dijo que luego de las gestiones realizadas, finalmente la Provincia otorgó el permiso para avanzar en el “reacondicionamiento” de la pista de aterrizaje de tierra,  mientras se aguarda por el proyecto de reparación de la pista de asfalto que ya lleva 10 años clausurada”.

Una década de peticiones a las autoridades de los distintos estamentos políticos, los esfuerzos de los dirigentes deportivos murieron en las oficinas provinciales. El “reacondicionamiento” de una pista que hace 40 años que no se utiliza, es el paño de consuelo para la actividad aeronáutica. El permiso para el uso de esa pista de tierra conlleva un reacondicionamiento: “Lo hemos conseguido, la Provincia nos ha dado ese lugar y nos comprometimos para hacerles las erogaciones que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) requiera”, dijo Elisei.

Es decir: que junto al agrimensor Sergio Guaragna y el Aero Club se harán cargo de lo que al Estado le corresponde. Así se paga la impudicia, la ignorancia y la corrupción estatal. Será una pista para aviones chicos, de hasta 5700 Kilos. Para los aviones de emergencias médicas chicos también. Pero de tierra. Sin iluminación. Ni marcatoria electrónica. Sin personal en la torre de control. Nada. Nada más que tristeza y quietud.

Nada que indique si existe aún. Nada queda del aeroparque de antaño. Ahora, en cambio, en una nueva avanzada de la burrocracia y del entorpecimiento, han solicitado el proyecto del exministro Meoni de asfaltado de la misma, que en su era de intendente tampoco pudo con la burocracia estatal. No sería desconsiderado pensar que el también el proyecto “Meoni” termine, con suerte, en un tarro de residuos.

Para finalizar Elisei expresó: “hay comentarios de que van a reparar la pista y va a ser una cosa ambiciosa, que ojalá se cumpla”. También confesó: “No se puede creer que en una ciudad como Junín, que tiene 100 mil habitantes, con todo lo que significa para la región no tenga una pista de asfalto… Seguimos esperando que la provincia se digne a reasfaltar y dejar en condiciones esa pista, con un aeródromo de segunda categoría muy importante.”

Sólo un deseo de buena intención, una incredulidad frente al hecho concreto de 10 años de cierre. Ni la ciudad de Junín ni su región, mucho menos sus habitantes, significan algo para las “autoridades” Estatales. Los dirigentes municipales, provinciales y nacionales no se “dignan” a desviar un monto de dinero de la descomposición nacional para  establecimientos que fortifiquen a la producción y al cuidado de la vida de los ciudadanos.

El liderazgo es un conjunto de habilidades que sirven para conducir y acompañar a un grupo de personas. Sin embargo, un líder no sólo es capaz de influenciar en su grupo, sino también de proporcionar ideas innovadoras, y motivar a cada participante a sacar lo mejor de sí. Esto es cuando quienes ejercen la autoridad no están sólo preocupados por sus intereses personales.

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