Por: Redacción Semanario de Junín

Alexia encarna ese grupete de monarcas amarillos que gobernó en el reino madre en la década del 90, y que bajo los disfraces del cotillón del liberalismo dejó tierra arrasada por doquier. No solo trabó el presente, sino que incendió el futuro y ahora-parece que no conforme con ello- andan con ganas de volver, y brindan clases magistrales de política.

Es notable ver a Alexia con su nariz hacia arriba, reunido con los reyes superiores, con ínfulas de lo mal que está todo, cuando todavía los de las afueras espera las explicaciones que corresponde den, por ser los autores del desastre. Pero no, nada. Al contrario, defenestran a sus adversarios y también a la política, porque ellos la rechazan. Son reyes que no quieren nada que genere igualdad en los reinos, porque ni siquiera poseen uno de sus valores más importantes: la empatía para ponerse en lugar de los demás.

Bajo ese paradigma y disfrazado para los retratadores amigos, saturando sus retratos con frases de ocasión, Alexia desgrana desde hace un par de meses, una a una su batería de dichos remanidos de lo que debería ser la vida y de cómo andaría todo si ellos estuvieran al mando.Un mando que parecen olvidar, porque tuvieron la sartén por el mango no hace mucho, hasta que Amarillo I, Mariú I y el séquito amarillo naufragó por la tempestad, por las cosas que les pasaron y así fue como el mejor equipo de los últimos años se fue a pique con todo lo que había en el Titanic.

Llamativamente, parece lo han olvidado y ahora, desde la comodidad de algunos cargos y la vereda opositora, Alexia se desgañita con el desbole del reino central y se olvida los pesares en el propio, justo donde manda desde hace varios años. Es tan grande su miseria y su apatía que lo único que le importa es llevar agua para su molino y si todo estalla, mucho mejor. Nada mejor para esta manga de amarillos que este panorama, que les permite fogonear el apocalipsis.

Eso sí, Alexia que llegó al poder gracias a Amarillo I aprendió rápido la lección de darse vuelta en el aire: prometió ser distinto, hacer del reino, un lugar mejor para todos y en poco tiempo lo logró: su vida es otra, y la de sus familiares también. Eso era lo que buscaba, todos para él, son solo los suyos. ¿El resto? A los de las afueras que los parta un rayo, no son su problema, aunque se llene la boca hablando de ellos.

PetrEgo

A PetrEgo le dura la bronca de la semana pasada, Es que justo a él, que es el rey de las selfies, lo primeriaron una vez. La oposición reunida en La Plata le ganó de mano con la foto de las 25 viviendas y quedó haciendo piruetas en el aire. Se embroncó, no fue y una de sus alfiles legislativos, le sacudió a los concejales. Resumiendo, les dijo que estaban ahí por la foto, porque ‘de gestión, nada’.

Si no fuera porque son patéticos daría para llorar y no de risa. Justo el fulano y su séquito amarillo que hizo del marketing la vidriera de los dichos, pero no de los hechos, salió con semejante acusación.

Claro que de PetrEgo nada deja de sorprender; siempre está la posibilidad de que recargue un poco más. Solo le faltó seguir con la cantinela de la discriminación, pero parece no le dio para tanto la cara, pues las obras que no hicieron en años de gestión, mientras se alinearon los planetas con la dama de la sonrisa y el Capitán reposera, ahora sin ellos a la vista, se pusieron en marcha y al servicio de la gente.

Hay dos formas de hacer política: una con fotos para mostrar los dientes y otra sacarse una para mostrar la alegría de hacer obras para los demás.

Sí, está bien que no haya estado. Por una vez, su faltazo fue más que oportuno aunque cacareen diciendo cualquier verdura.

Te contamos todo lo que NO HICIMOS esta semana

*) Pintar más sendas peatonales. Para recaudar más con las fotomultas.

*) Brindar estadísticas de la seguridad en la región. Mucho COM, mucha vista guiada, pero mucho afano.

*) Colocar carteles indicadores en avenida Circunvalación de velocidades máximas y de radar vigila. Que se vean, eh.

*) Colocar carteles señaladores en las calles. Aunque sea para saber si ese barrio todavía es Junín o algún otro pueblo.

*) Ponerle el techito a la entrada a la laguna. Así de paso hacen alguna obrita.

*) Criticar a Axel y Alberto. Esos discriminadores que nos tienen entre ojo y ojo que no nos dejan progresar.

*) Prenderles una velita. No sea cosa se lo crean y nos corten el chorro.