Por: Redacción Semanario

Para alrededor de quince personas, terminó la posibilidad laboral que se había abierto a través de la cooperativa textil. Son las víctimas involuntarias caídas en medio de una puja de intereses, que jugaron con la necesidad de trabajo de mucha gente y que a la larga poco importó.

En los galpones reciclados de los ex talleres ferroviarios venía desarrollando su actividad la Cooperativa textil “27 de Octubre”, para la realización del trabajo de terminado de la prenda, el doblado, planchado, etiquetado y embolsado.

Pero las actividades no eran tan transparentes: el secretario de Producción municipal, Daniel Coria, estaba al frente y lo acusaron de utilizarla para obtener ganancias personales. Parece que el ingeniero agrónomo se armó su propio plan una vez que se interiorizó de su función pública. La idea fue simple, pero muy efectiva: reflotar la cooperativa que funcionaba en el predio ferroviario, con maquinaria ya instalada, juntar mano de obra capacitada que se pagaba el monotributo, recogiendo trabajos importantes, como prendas para instituciones deportivas y para el mismísimo Ejército, a través del Grupo de Artillería 10, con asiento en Junín.

Un plan redondito: el Estado ponía las instalaciones y las maquinarias, la gente necesitada hace el laburo, él reunía las partes desde su puesto… y de paso, tal vez, mezclaba sus propias iniciativas privadas (se asoció con Luis González, de Che Diego) que le permitían obtener una interesante tajada.

Poco después que saliera a la luz esta denuncia desde SEMANARIO, a mediados de diciembre, todo entró en un cono de sombras. Primero, Coria salió de vacaciones en forma imprevista. Luego, se cerró la Cooperativa sin anuncios oficiales de ningún tipo.

No se sabe qué destino seguirán las maquinarias que habían permanecido en Junín, luego de ser enviadas por el Gobierno nacional en el anterior período de gestión. Lo que quedó claro es que mucha gente se quedó sin trabajo mientras levantaba la copa del fin de año.

UN LLAMADITO

Parece que así decidió resolver la situación el intendente Pablo Petrecca. No se animó a otra denuncia como sucedió con Walter Ledesma, ex inspector general, quien se había quedado con materiales de construcción que compraba el municipio.

El caso de Coria es más complejo, con muchas más aristas a investigar y comprobar. Por eso, en una charla que mantuvieron mano a mano el Intendente y su secretario, Pablo decidió creerle. Pero a cambio y por las dudas, debió cerrar las puertas de este emprendimiento en el predio ferroviario, aunque significara gente en la calle. Para el jefe comunal es más importante mantener el nombre limpio que dejar sin comer a quince familias.

De este modo se zanjó una situación turbia, que quedó flotando en el ambiente. Daniel Coria pudo salvar su pellejo y Petrecca no sumó una manchita más.

     La denuncia que originó el cierre de la cooperativa (sábado 9 diciembre 2017).