

Murió, a los 93 años, Hebe. Hebe María Pastor había nacido el 4 de diciembre de 1928 en una casa de clase media, en una familia sencilla de un barrio obrero de Ensenada, provincia de Buenos Aires. Murió como Hebe de Bonafini, este domingo por la mañana, a las 9:20, en el hospital Italiano de La Plata, donde estaba internada desde hace unos días. Su hija, Alejandra Bonafini, fue la encargada de comunicar oficialmente la noticia.
En el comunicado agradece los cuidados recibidos, especialmente por parte de los profesionales del Hospital Italiano donde Hebe de Bonafini se atendía y donde había estado internada varias veces, y pide respeto a la necesidad de la familia de llorarla en la intimidad. A la vez, avisa que el lunes comunicarán los dónde tendrán lugar los homenajes y despedidas.
Hebe de Bonafini fue una activista por los derechos humanos, una luchadora por la tríada Memoria, Verdad y Justicia, titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, convertida con los años en un actor político afín al kirchnerismo, una militante de fundamentos encendidos, de declaraciones enérgicas, una próspera proveedora de titulares periodísticos, una usina de tensión al debate ideológico. Murió también procesada y envuelta en polémicas.
Hace solo una semana había participado de la inauguración de una muestra de fotos que se hizo en su honor en el Centro Cultural Kirchner (CCK). La exposición se llama “Hebe de Bonafini, una madre rev/belada” y se nutre de imágenes que recorren su vida “desde su infancia y juventud hasta su militancia”, informó el organismo de derechos humanos de las Madres de Plaza de Mayo.
La asociación que de la que fue una de las iniciadoras y que buscaba visibilizar y sembrar conciencia sobre la desaparición de personas durante la última dictadura cívico militar dice que sus consignas están cargadas de principios. Después de más de cuarenta años de lucha, debieron explicar que ya no son un organismo de derechos humanos: “Somos una organización política, ahora con un proyecto nacional y popular de liberación”. Una declaración que la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo desde 1979 defendía desde sus discursos, desde su proselitismo, desde sus manifestaciones públicas. Una postura radicalizada que contribuyó a escindir la organización en dos y a la creación de otro: Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, de posiciones más moderadas.
Condujo programas de radio, administró centros culturales, dio clases de cocina y de política en el ex campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). La Asociación Madres de Plaza de Mayo parió una fundación. De ella nacieron una universidad nacional, un periódico, una radio, una librería, una casa cultural que brinda talleres de artes visuales, de música, de teatro, de letras.
La sede en la avenida Hipólito Yrigoyen, a cien metros del Congreso, asume ser un “centro de la memoria, el amor y la resistencia”. La Fundación la conduciría también al centro de la opinión pública en 2011. Hebe, como nunca antes, tensaba la grieta. Había cobijado a los hermanos Sergio y Pablo Schoklender en 1995, cuando éstos salieron en libertad condicional después de haber sido condenados a cadena perpetua por el asesinato de sus padres. Conoció a Sergio cuando lideraba un centro de estudiantes en la cárcel. Lo convocó para ser el apoderado de la Asociación.
En 2005, al presidente Néstor Kirchner le convenció la romántica idea de que las Madres de Plaza de Mayo construyeran viviendas para los sectores más vulnerables de la sociedad: el plan “Sueños Compartidos” aspiraba entregar 4.757 casas con fondos públicos a personas sin hogares. El escándalo emergió seis años después.
En mayo de 2011, una investigación periodística dio inicio a una causa sobre maniobras de desvíos de fondos públicos a terceras personas y empresas que habrían percibido el dinero sin ejecutar prestación alguna. El foco se posó en las actuaciones de Sergio Schoklender, en su carácter de titular de la fundación, por supuesto lavado de dinero y fraude en la construcción de viviendas sociales.
Fue procesado. Norberto Oyarbide, el primer juez de la causa, citó a Hebe en calidad de testigo y aceptó a la Fundación como querellante. En su declaración testimonial, dijo durante las tres horas de alegato que los hermanos Schoklender “se afanaron todo” y que se sentía “traicionada y defraudada”. Sergio, su hijo putativo, contestó con ironía que Hebe estaba “floja de memoria”.
Oyarbide fue apartado de la causa. El juez federal Marcelo Martinez Di Giorgi fue más severo con la titular de la entidad. La procesó por el mismo delito que fueron acusados los Schoklender y le embargó los bienes hasta 250 millones de pesos.
Fue acusada de hacer negocios con los derechos humanos. Decía que, en verdad, ella siempre había hecho política porque trabajar, comer, tener un techo también son derechos humanos.