

Por: Escribe Máximo Luppino
Los miembros de una Nación deben poseer los mismos derechos y obligaciones. Es sumamente injusto que mientras en el Norte argentino se lucha por obtener agua, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se invierta el monto de dinero completo al equivalente de presupuestos municipales para… renovar las flores de los canteros públicos.
Nada tenemos contra la flora porteña, todo lo contrario, son hermosas y agradables, pero el agua es fundamentalmente necesaria para vivir y generar alimentos como consecuencia de los cultivos de emprendedores que luchan contra la adversidad y sueñan con una patria cada vez más pujante.
Los habitantes de esta tierra sagrada deben tener a su alcance lo básico y elemental para vivir dignamente. Sin equidad no hay coparticipación real. Una coparticipación sin igualdad e integración sería como un cuerpo sin alma, es decir un ser casi inanimado, carente del aliento sagrado de Dios.
Los habitantes de la capital son tan dignos como los de Añatuya o La Banda, o cualquier otra localía del país. Sucede que somos una República Federal con sentimientos profundos de valor humano.
Que la ambición truhana de algunos políticos no nos divida y menos aún nos enfrenten.
Unidad Nacional es integración territorial. De aquí viene la importancia de rutas terrestres, fluviales, marítimas y aéreas. En este tema, Aerolíneas Argentinas cumple un rol insustituible en el ámbito de la soberanía Nacional. La coparticipación le reintegra a cada provincia la parte económica que le corresponde y necesita para ser digna hija de nuestro suelo.
Coparticipación es un concepto ético de ayuda y solidaridad aplicada en todos los rincones de la patria. Si hablamos de territorio nacional no debemos olvidar el irrenunciable derecho soberano sobre nuestras Islas Malvinas, usurpadas por el país más usurero y oscuro del planeta.
Alberto Fernández no puede, ni debe “pagar” una suma de dinero que está regida por el poder legislativo en el Presupuesto Nacional que orienta el destino de los dineros públicos comprendidos en las Partidas Presupuestarias. No obstante, La Corte quiere que el Primer Mandatario transfiera una suma millonaria al “discípulo rebelde de Mauri” para la Ciudad más rica de Argentina y una de las más agraciadas económicamente del planeta.
Mientras, hay hermanos que deben caminar uno o dos kilómetros para tener un balde de agua. Sin cloacas y empobrecidos por políticas imperialistas de un FMI que es el brazo opresor en lo económico del imperio yanqui. Nos encontramos con un Larreta carente de solidaridad nacional.
La Suprema Corte de Justicia parece pretender la “Suma del Poder Público”. Dicta resoluciones propias del Poder Legislativo, le “indica” al Ejecutivo acciones que le son propias al criterio político del señor Presidente. Sin contar que los fallos de los que no tributan ganancias, parecen favorecer a los políticos de amarillo atuendo, viendo a Mauricio, que es Macri, como un James Bond argento. Sólo que en vez de tener “licencia para matar”, posee “licencia para seguir” sin que ningún fiscal cuestione sus deudas con la Nación Argentina y con la población en general.
Las causas Correo Argentino, deuda externa millonaria tomada sin sentido, los Panamá Papers, nombramiento de jueces a “dedo” y más irregularidades, son muestra de una facultad de actuar con total impunidad y capacidad de acción que vuela muy por encima de las normas legales que nos encuadran a los habitantes de la patria. Macri sí que supo hacerse “amigo del juez”.
Luego del escándalo de “Lago escondido” surgieron nuevos chats que evidencian relaciones “comerciales impropias” entre D’Alessandro y empresarios que prestan servicio en la Ciudad de Buenos Aires. Larreta se ve impelido a tomar una drástica decisión con su ministro de seguridad, con el riesgo evidente de quedar comprometido profundamente con lo que serían actos de extrema corrupción en su gobierno. ¿Se encuentra Larreta bajo la furia implacable del “fuego amigo”?
Ya son 14 los gobernadores que apoyan dinámicamente al presidente Fernández en su determinación de marcar el “error” de la Suprema Corte.
Muy Feliz 2023 para todos, los que son del “palo” y para los que abrevan en otras corrientes ideológicas.
“Para cada argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”, tal como decía Juan Domingo Perón.