viernes 29 de marzo de 2024

OPINIÓN | 15 mar 2023

NOTA DE OPINION

Seguridad: momento de cambios

Se debe considerar de manera especial que el temor que sufrimos los ciudadanos de ser víctimas de manera directa e indirecta, afecta en gran manera nuestra calidad de vida, altera nuestros ánimos, modifica nuestros hábitos. Por consiguiente, el estrés sufrido afecta nuestra salud. Es momento de realizar un cambio de paradigma, dar lugar a nuevas ideas, a nuevos puntos de vista y nuevas formas de enfrentar el problema que nos afecta.


Por: Adriana Puglieso (*)

Si tenemos en cuenta que por definición la seguridad ciudadana es el conjunto de medidas y previsiones adoptadas por el estado a través de sus instituciones y de la comunidad organizada dentro del marco de la ley con la finalidad de que los ciudadanos puedan desarrollar sus actividades libres de riesgos, eliminando las amenazas de violencia y permitiendo la coexistencia segura y pacífica. Que tiene como función ejecutar, supervisar, evaluar y controlar las acciones preventivas y disuasivas en cada zona del distrito contra los probables hechos y circunstancias que afecten la tranquilidad pública.

Que su principal objetivo es la prevención, evitar la aparición de riesgos para la vida del individuo, la familia y la comunidad, actuando de manera tal que el problema desaparezca o en caso contrario disminuir sus efectos. Que la característica principal de la seguridad ciudadana implica la salvaguarda eficaz de los derechos humanos inherentes a la persona, especialmente el derecho a la vida, la integridad personal, la inviolabilidad de su domicilio y la libertad de movimiento.

En nuestra ciudad nos encontramos con que la narrativa institucional y política frente a la inseguridad refiere a que la misma es afectada directamente por la pobreza y la marginación, la infraestructura habitacional precaria, la violencia intrafamiliar, el uso de drogas y alcohol, el ambiente de vulnerabilidad en que se crían y desarrollan las personas por generaciones y como consecuencia surgen amenazas reales como el delito callejero, la violencia ejercida por y en contra de las personas, la delincuencia organizada e inseguridad en las calles.

Que no se vislumbra desde hace tiempo instrumentos de gestión en materia de que arrojen resultados, tampoco se ve de manera eficaz la confección de un diagnóstico que establezca una visión real del problema con un enfoque en resultados tangibles, ni una visión real del mismo que permita establecer una estrategia, especificar actividades y metas a corto y largo plazo.

Que al respecto se sugiere reforzar la prevención del delito, la reconstrucción del tejido social, la profesionalización y fortalecimiento de los cuerpos de policía, la promoción y articulación de la participación ciudadana teniendo en cuenta que el mismo es quien cuenta con toda la información surgente de las calles.

El objetivo principal es evitar las práctica violentas en todas sus manifestaciones y suplantarlas por formas alternativas, de manera progresiva, con cambios socio-culturales que permitan las relaciones libres de violencia y delincuencia.

Se debe considerar de manera especial que el temor que sufrimos los ciudadanos de ser víctimas de manera directa e indirecta, afecta en gran manera nuestra calidad de vida, altera nuestros ánimos, modifica nuestros hábitos. Por consiguiente, el estrés sufrido afecta nuestra salud.

Frente a esas circunstancias y percibiendo que no se vislumbran acciones que modifiquen en forma parcial o total nuestra percepción de la inseguridad en la ciudad creemos que es momento de realizar un cambio de paradigma, dar lugar a nuevas ideas, a nuevos puntos de vista y nuevas formas de enfrentar el problema que nos afecta.

Creemos que se debe dar paso a las nuevas generaciones agradeciendo a las actuales por el tiempo, el esfuerzo y las preocupaciones de las que han sido objeto durante estos años en la función pública. Creemos en los ciclos cumplidos

 (*) Presidente de la ONG Ve.Co.S.

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