viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 30 mar 2023

DESPUES DE SARMIENTO-RIVER

Los actos deportivos en una República, no lo son cuando se convierten en circo de una monarquía vergonzante

"Ingresadas las carrozas monárquicas a la ciudad se establecieron en la calle Saavedra, cortando las dos manos del tránsito, con sendas vallas. Los ex ciudadanos convertidos momentáneamente en siervos de la gleba, sin derecho a cazar en los territorios, ni siquiera para matar un conejo para mitigar el hambre, debieron circular por otras calles. Sabemos que los pobres tienen obligaciones y los paniaguados solo derechos".


Por: Dr. Luis Alberto Terroba

A lo largo de la historia mundial, diversos sistemas políticos han dirigido exitosamente los destinos de un país: grandes monarquías como la de Eduardo VIII, Isabel la Católica, Pedro el Grande o Francisco I o también grandes democracias como la creada por Jefferson o Franklin o la Francia de De Gaulle y porque no, grandes dictaduras democráticas que convirtieron en pocos años a países feudales en primeras potencias desde la Alemania de Bismarck a la China de Mao o la brutal Rusia de Stalin.

Aunque tuvieron grandes “virtudes nacionales”, en general tuvieron grandes deficiencias “sociales” (el lado flaco de esos sistemas, que llevaron a algunos al abismo, como la “perestrucha” de Gorvachov; la España de Carlos I y Fernando VII; la Alemania de Guillermito II y sus hijitos degenerados como Ebert y Scheideman; los EE.UU. del carcamán de Biden; la Francia del edípico Macrón.

En nuestro país, desde el esfuerzo fracasado de los próceres latinoamericanos, no han faltado los geniales líderes políticos, conformes a nuestra idiosincrasia, con grandes gobiernos, desde la alianza provincial acaudillada por Roca, el partido de las clases medias de Yrigoyen sucesor del anterior o el Movimiento de soldados y obreros acaudillado por Perón, profundamente republicanos y realmente democráticos en cuando a que fueron tres gobiernos que hicieron lo que el Pueblo quería.

Pero, por pequeños hechos, casi insignificantes, se producen con el paso del tiempo, las grandes hecatombes (como el célebre intento de María Antonieta de cambiar pan por tortas), se puede apreciar que la República en construcción y la democracia nacional quedo irremisiblemente sepultada, primero por un Proceso en su etapa tiránica y ahora continuada por el mismo Proceso en una etapa pseudo democrática (colonial en realidad), detrás de la cual se esconde una psicología social de monarquía vergonzante.

En este caso no fue una marcha popular a Versalles; no fueron los proyectos de un país ni una gran discusión ideológica o lucha política, sino un simple prolegómeno de partido de fútbol como pequeña foto de una realidad. En la ciudad que nació y se casó Eva Perón, se enfrentaban el club con nombre anglófilo y cipayo y el Club que no solo tiene el busto y nombre de Evita, sino que luce una camiseta que, según los viejos y sus tradiciones, fue un sarcasmo, en un amistoso, a los colonialistas ingleses luciendo el color de Irlanda (vulgarmente la popular “tocada de culo” al país de la futura monarquía pro nazi de Isabel II, conocida en su reinado de vieja chota).

Dicho esto, viene la pregunta: ¿Vivimos en una República con ciudadanos iguales? Y el hecho que la fundamenta:

1° Hecho: Circulando por la ruta 7 avanzaban dos micros que transportaban a los deportistas del club de nombre inglés, precedidos por motociclistas de la Policía, flanqueados por motociclistas de la Policía, con la retaguardia también conformada por motociclistas e la Policía, que resguardaban, no sé de qué, a los jugadores y seguramente sus sueños de acceder a un contrato en Europa para ser millonarios en serio. Por supuesto cual marcha de nobles zaristas, de aquellos que bebían champagne en sus carrozas, salpicando de barro a todo humilde campesino que estuviera al costado del camino. No es el caso, no estaba al borde de la ruta ni había barro, sino que obligaban con gesto prepotente a bajar de la ruta, cabía suponer que el derecho constitucional de circular libremente, que establece la Constitución de una República en serio, no es el régimen que impera en esta republiqueta de siervos dóciles, como, Patrón Costas quería: con los obreros que no miraran a los ojos, que agacharan la cabeza ante el tránsfuga que echó buenas y se convirtió en oligarca. Al fin y al cabo ¿no circulaba libremente el oligarca del norte, cuya empresa hizo detener a 400 trabajadores y asesinar a 40 y a un intendente, recientemente muerto?

¿Es esa la función policial del Estado? O la que antiguamente tenía, la de cuidar a los ciudadanos, como aquellos que cualquiera levantaba en la ruta evitando el costo del pasaje de aquellos servidores públicos o de aquellos rondines que conocían a todo el barrio, y de madrugada acompañaba al hijo de un vecino que circulaba pasado de copas y para que no se accidentara. ¿O aquella República se transformó en republiqueta que encubre una monarquía vergonzante?

2° Hecho: Ingresadas las carrozas monárquicas a la ciudad se establecieron en la calle Saavedra, cortando las dos manos del tránsito, con sendas vallas. Los ex ciudadanos convertidos momentáneamente en siervos de la gleba, sin derecho a cazar en los territorios, ni siquiera para matar un conejo para mitigar el hambre, debieron circular por otras calles, aunque como todos sabemos, un auto consume nafta, poca pero consume. Hasta los humildes piqueteros, dejan libre una mano para circular, porque serían penalizados, como debe ser en una República, pero ahora sabemos que los pobres tienen obligaciones y los paniaguados solo derechos, pero la libre circulación no existe en una republiqueta.

Dejo de lado el humillante papel de los funcionarios públicos, pistola al cinto, corriendo vallas que excedían sus fuerzas para levantarlas, que no solo humilla al funcionario, sino también a todo ciudadano que ve a sus funcionarios hacer cosas que no debieran, toda vez que lucen el uniforme de una institución. Como en la marina, debieran decir: “acato pero no cumplo”, para no terminar en un calabozo, pero sin dudas honrarían el uniforme y recuperarían el respeto voluntario de los ciudadanos.

3° Hecho, que no me consta y que son el relato de terceros. Las carrozas, al decir de estos terceros, circularon en contramano por Saavedra, lo cual sería un abuso. No me imagino que pasaría si a los habitantes de la ciudad se nos ocurriera circular en contramano y encima pedir protección de la Policía. Justamente pararíamos en un calabozo y con multa.

Cabe la respuesta: vivimos en una republiqueta con aspiraciones monárquicas, aunque no lo digan muertos de vergüenza. En todo caso los hubieran hecho entrar por la Oriental, con camino de tierra y todo, y con la mejor seguridad que es la que no se ve. Esos son los pequeños hechos, como las tortas de María Antonieta. Y todo comienza por pequeños hechos, hasta que tienen el tamaño de un dirigible, no visto oportunamente para bien de todos y mal de ninguno.

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