jueves 28 de marzo de 2024

CULTURA | 30 mar 2023

CONSAGRÓ INNUMERABLES TEMAS

Con el tango “Indiferencia”, Alberto Echagüe hizo vibrar a los juninenses

“Echagüe no fue técnicamente un gran cantor y más si lo comparamos con la excelencia vocal que abundaba en la década del cuarenta. Pero reconozcamos que cuando se lo permitía el vértigo de Juan D'Arienzo, afloraba una voz sensible, por momentos dramática, que sabía contar eficazmente el relato de la letra". (Ricardo García Blaya).


Por: Ismael A. Canaparo

Juan de Dios Osvaldo Rodríguez Bonfanti (8 de marzo de 1909 – 22 de febrero de 1987), más conocido por el nombre artístico de Alberto Echagüe, fue un gran cantor y compositor. En 1935 se incorporó a la orquesta de Ángel D'Agostino. Al margen de varias actuaciones como solista y como vocalista de las orquestas de Juan Polito, Rodolfo Biagi y Juan Sánchez Gorio, lo capital de su trayectoria quedó asociado al conjunto de Juan D'Arienzo, del que fue pilar indiscutible a lo largo de quince años, grabando desde el tango “Indiferencia” (1937), para Víctor. “La madrugada”, fue uno de sus más valiosos trabajos interpretativos y “Bien polenta”, “Chichipía”, “El tarta” y “El hipo”, dentro de un repertorio irremediablemente chacabano de la década del cincuenta, sus mayores sucesos. Compartió, luego, el cartel con Armando Laborde, con orquesta dirigida por Alberto Di Paulo. En 1968, se reincorporó a la orquesta del maestro Juan D'Arienzo, viajando con ella al Japón y por varios países de Europa.

Dice García Blaya: “Mi relación con Alberto Echagüe es muy especial porque fui entrañable amigo de su hijo Osvaldo, lamentablemente fallecido muy joven.

No puedo ser imparcial, porque tuve la suerte de escucharlo con el mejor de los testigos, quien me relataba historias que eran verdaderas imágenes de un chico hacia su padre artista.

Se mezclaban los resentimientos de las largas ausencias, la incomprensión de un ambiente tanguero que se iba degradando con el paso del tiempo y que nada tenía que ver con su circunstancia y su educación. Hasta tal punto que Osvaldo hizo su vida, alejado del padre y con una visión crítica, hasta vergonzosa de él.

Pero ocurrió algo muy curioso a partir de la muerte del cantor. La actitud distante se convirtió en una profunda reivindicación que lo llevó a comprender y revalorizar con orgullo el valor humano y artístico de su padre.

Juntos, aprendí a conocer sobre la popularidad que tuvo este artista en los años cuarenta, pero lo más importante fue valorar las perlas de su repertorio, haciendo míos los dos tangos preferidos de Osvaldo: “Indiferencia” y “Este carnaval”.

No puedo evitar encontrarle algo familiar con Ángel Vargas. No sé si el estilo canyengue, o el fraseo reo, o el registro, pero algo tienen, más allá del hecho de que ambos cantaran para Ángel D'Agostino. Pero lo cierto es que la carrera de uno y otro estuvo signada por la calidad y repertorio de dos orquestas muy diferentes, donde evidentemente, Echagüe no resultó beneficiado.

Comienza cantando desde muy chico en su ciudad natal, Rosario. En los primeros años de la década del treinta se muda a Buenos Aires y debuta en Radio Stentor, con el nombre artístico de Alberto Echagüe.

En el año 1932, fue cantor de la orquesta de Ángel D'Agostino, actuando en el cabaret Casanova y en el Teatro París. Es el propio D'Agostino quien le presenta a Juan D'Arienzo, que lo invita a Radio El Mundo a escuchar su orquesta. Allí, se produce la chispa que enciende uno de los binomios más populares del cuarenta: D'Arienzo-Echagüe.

Cuenta Gutiérrez Miglio, en su libro “El tango y sus intérpretes” (volumen 1), que en esa ocasión cuando llega el momento y la orquesta irrumpe con el tango “Madre”, Echagüe le hace una seña a D'Arienzo ofreciéndose para cantar el estribillo. El maestro, con la cabeza, contesta afirmativamente y Echagüe canta. Al rato llega el director artístico de la radio y pregunta quién cantó. D'Arienzo le contesta y el director le dice: “Ese es el cantor para tu orquesta”.

Actúan en el cabaret Chantecler, en Radio El Mundo y en un sinnúmero de bailes y clubes. El suceso es impresionante, dejando en el disco 27 temas, comenzando por “Indiferencia”, el 4 de enero de 1938, hermoso tango de Juan Carlos Thorry y Rodolfo Biagi, finalizando esta etapa el 22 de diciembre de 1939 con “Trago amargo”.

Tentado por el pianista Juan Polito, Echagüe se aleja de la orquesta y continúa su labor con éste, actuando en la clásica confitería Richmond, además de bailes y actuaciones en clubes y teatros de barrio.

La relación del cantor con “El Rey del Compás” tuvo varias etapas, que se prolongan hasta el año 1975. La segunda de ellas comienza en 1944 y va hasta 1957, es la más prolongada, y también la más exitosa. La orquesta es una tromba y el cantor no le va en zaga. La calidad de los temas es muy dispar y el repertorio apuntaba al éxito comercial y no al logro artístico.

No obstante lo expresado, algunos temas son antológicos: “Este carnaval”, “Paciencia” y la singular versión de “Esta noche me emborracho”, son pruebas de esta aseveración.

El otro cantor de la orquesta era Armando Laborde que, por su estilo y características vocales, era un ideal complemento al trabajo de Echagüe. Tanto es así, que en el año 1957, ambos se separan de la orquesta y forman la propia con la dirección del bandoneonista Alberto Di Paulo. Graban para el sello Odeón “Soy varón” y “Nosotros”, y, para el sello Philips, “La refinada” (milonga) y “Carloncho”.

Tres años más tarde, en 1960, ingresa a la orquesta de Juan Sánchez Gorio y actúa en Radio El Mundo, grabando dos temas. Ya nuestro cantor era un solista consagrado, dedicado a amenizar bailes y a actuar en radio y televisión.

En 1968, comienza la tercera y última etapa con el maestro D'Arienzo, viaja a Japón y obtiene un extraordinario éxito. Lo curioso de la anécdota es que la orquesta viaja sola, sin su director que era fóbico a los aviones.

Los tiempos habían cambiado, el deterioro artístico era evidente, pero los fanáticos seguían fieles al ritmo y a la voz del famoso rubro. De esta época rescato el tango “Mala suerte”, grabado el 11 de diciembre de 1974, y “Vamos Topo todavía”, dedicado al jockey uruguayo Vilmar Sanguinetti, del 31 de enero de 1975, es decir un año antes del fallecimiento de D'Arienzo y la última del binomio.

Alberto Echagüe fue un viajero incansable, recorrió toda América y Estados Unidos, donde estuvo en cinco oportunidades.

Es autor de los tangos “Gladiolo”, “Tus cartas como tardan” y “La tango”, todos ellos con música de Carlos Lazzari; “Alias Orquidea”, con el productor televisivo Alfredo Gago y “Porque tú me lo pides”, con Enrique Alessio.

Esta semblanza hecha con la ternura y emoción de los recuerdos más lindos, intenta ser el homenaje póstumo al padre de mi querido amigo Osvaldo Rodríguez, a quien nunca le voy a perdonar que se haya ido”.

Hasta su muerte, residía en la localidad de Libertad, en el partido de Merlo, cuya municipalidad impuso su nombre a una de las calles de la ciudad. Sus restos descansan en el cementerio lindero al Club Atlético Midland, del que era un gran fanático.


TRES VECES CANTÓ AQUÍ


Este cantor tan singular, nacido en Rosario, actúo tres veces en Junín, con la orquesta de Juan D´Arienzo. La primera ocasión, en el Club Atlético Rivadavia, en enero de 1938, junto a la voz de Alberto Reynal. La segunda presentación ocurrió el 12 de agosto de 1950 en un colmado Parque Recreativo Junín, ahora como compañero de Roberto Lemos en los estribillos. Por último, en julio de 1957, D´Arienzo lució en el Círculo Italiano, también repleto de público, con sus cantores Alberto Echagüe y Armando Laborde. Es interesante señalar que Echagüe, un gran lunfardista, estuvo con “El rey del compás” en tres ciclos: 1938-1940), (1944-1957) y (1968-1975). En esas tres presentaciones, el público juninense pidió a rabiar el tango “Indiferencia”, de Juan Carlos Thorry y Rodolfo Biagi, el gran suceso de Echagüe.

 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias