

Por: Redacción Semanario de Junín
Mientras en Junín nadie parece favorecer la protección del medio ambiente y hasta el posible ver un vehículo fumigador transitando por zonas urbanizadas, el mundo todo está en permanente peligro debido a la falta de conciencia ecológica respecto a una producción verde ambiciosa que no frena su expansión dejando en el camino la profunda deforestación y la matanza indiscriminada de la fauna y la flora.
Y ante los negacionistas de semejante arrebato no hay nada más claro que los datos empíricos, aquellos que llegan desde la observación para dejar al desnudo cualquier excusa.
Uno de estos datos está dado por la devastación de los insectos, lo cual se puede observar comparando cuántos quedaban pegados a los frentes de los automóviles en veranos de hace más de 20 o 30 años y los que en menor medida se ven ahora en nuestra región y quedando casi desaparecidos en algunas zonas.
Y mientras en nuestro país se “tapan” ciertas cuestiones porque hay grupos de presión que así lo fomentan, justamente cada verano, desde hace casi 20 años, voluntarios de las asociaciones Kent Wildlife Trust y Buglife del Reino Unido observan las matrículas de sus coches de una manera muy especial. Su cometido es registrar el número de “insectos voladores” que impactan en los parabrisas de los vehículos mientras viajan.
Aunque esta acción puede parecer insignificante, su grandeza está en la colectividad y la sinergia de los proyectos de ciencia ciudadana. Con casi 700 participantes, la campaña Bugs Matter de este 2023 ha registrado datos de los parabrisas de 6 358 viajes en auto que permitirán extraer conclusiones globales.
Los resultados de la campaña anterior (del 2022) indicaron una reducción en menos de 20 años del 64 % en los insectos interceptados por los parabrisas de los vehículos que transitan por Reino Unido. Estos resultados apoyan una tesis que tiene preocupados a los científicos: nos enfrentamos a una pérdida de insectos a gran escala que avanza hacia la sexta extinción masiva.
Para obtener una medida realista, las investigaciones más robustas se basan en estudios que contemplan series históricas en grupos de insectos cuya abundancia se conoce desde hace décadas. Desafortunadamente, estos estudios muestran que las poblaciones de insectos no solo se están reduciendo en Reino Unido.
En Alemania, un estudio a lo largo de 27 años publicado en 2017 indicó una disminución del 76 % de la biomasa de insectos voladores en una red de espacios naturales.
En Dinamarca, la reducción de insectos se documentó en paralelo con una menor cantidad de aves cuya dieta se basa en insectos, como la golondrina común.
Los insectos constituyen más del 80 % de las especies animales que se conocen en el mundo
Las sociedades científicas de entomólogos de España y Portugal reunidas en Alicante en el XX Congreso Ibérico de Entomología, alarmadas por el declive poblacional de insectos, expresaron su preocupación en un manifiesto que da a conocer esta situación sin precedentes a la sociedad y trata de ponerle freno.
Pero la situación no sólo es preocupante en el continente europeo, muy poblado y expuesto a la presión de las actividades humanas. Estudios desarrollados en un bosque tropical de Puerto Rico que comparan la abundancia de insectos actual con datos recogidos hace 36 años también proporcionan resultados devastadores: una reducción en más del 78 % de biomasa de insectos terrestres. Este estudio muestra, en paralelo, la disminución de otros animales de dieta insectívora, como lagartos, ranas y aves.
LAS CAUSAS
Las causas son múltiples y derivadas del constante y creciente deterioro que sufren el suelo, la vegetación, el agua y el aire por las actividades humanas y en lo que respecta a nuestra zona, productos del uso indiscriminado de agrotóxicos que no seleccionan entre “dañinos y benéficos” sino que arrasan con todo a su paso, deteriorando además al resto de la cadena: los vertebrados cuyo número también se ve seriamente en disminución.
Todos estos factores influyen, a su vez, en el cambio climático, que en sí mismo también se considera un factor importante que modula la abundancia de insectos.
La pérdida de biodiversidad de insectos nos conduce a la homogeneización de las ramas de ese árbol de la vida que mantiene las funciones vitales y las relaciones bióticas y, por tanto, nuestra propia existencia.
Los insectos constituyen más del 80 % de las especies animales que se conocen en el mundo. Es fácil deducir que contribuyen a múltiples funciones vitales. La primera es su papel como polinizadores.
La disminución de especies se traduce en que hay menos insectos capaces de polinizar las plantas y controlar las plagas
Se estima que el 35 % de la producción mundial de alimentos proviene de plantas que son polinizadas por insectos. La FAO advierte de que si desaparecen, la seguridad alimentaria se pondría en riesgo.
Otra función ecológica insustituible es la descomposición de la materia orgánica y el reciclaje de nutrientes. Los insectos actúan como auténticos basureros y jardineros naturales. Contribuyen de este modo a la salud y formación del suelo, proceso esencial para mantener las cadenas tróficas y el ciclo de vida del planeta.
La función ecológica de los insectos que, por ser preventiva, pasa inadvertida es su contribución en el control de plagas en ecosistemas naturales, evitándolas o disminuyendo sus daños.
En nuestro país hay poca difusión respecto a los estudios científicos respecto a las poblaciones de insectos. Según la conclusión de estos estudios, las especies de insectos más especialistas, es decir las que sólo pueden vivir bajo condiciones alimenticias o ambientales muy concretas son las que más sufren los cambios. A diferencia de las especies más generalistas son capaces de sobrevivir en muchos lugares diferentes, ingerir gran variedad de alimentos y tolerar diferentes condiciones ambientales. Es por eso que ahora están encontrando más insectos capaces de vivir en casi cualquier lugar, mientras que las especies que necesitan hábitats específicos están en declive.
Mientras en Junín nadie parece favorecer la protección del medio ambiente, el mundo está en peligro debido a la falta de conciencia ecológica
Esta disminución de especies se traduce en que hay menos insectos capaces de polinizar las plantas y controlar las plagas, explican los investigadores. Y, por supuesto, también menos disponibilidad de alimentos para los organismos que se alimentan de estos insectos y plantas, ya se trate de otros insectos, aves, reptiles e incluso grandes mamíferos.
Los expertos recomiendan que, para futuras investigaciones sobre la disminución de estas especies, los investigadores busquen un enfoque particular en el que se empleen técnicas estandarizadas para monitorear la diversidad de insectos en varios hábitats y países, y que haga especial hincapié en aquellas regiones del mundo en las que todavía se desconoce el estado y composición de sus poblaciones.