jueves 12 de diciembre de 2024

LOCALES | 19 nov 2023

EDITORIAL DE DOMINGO

Por un triunfo de la empatía

Nuestro voto, sin lugar a dudas, conlleva un profundo sentido de responsabilidad a la hora de reflexionar respecto a lo que tenemos delante


Por: Redacción Semanario de Junín

EDITORIAL PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 384 DE SEMANARIO DE JUNÍN. CORRESPONDE A LA SEMANA DEL 18 AL 24 DE NOVIEMBRE DE 2023

La evolución seleccionó el rasgo de la empatía porque el hecho de entenderse con los demás entraña ventajas para la supervivencia. En su libro People of the Lake (“La gente del lago”), el paleoantropólogo de fama mundial Richard Leakey declara categóricamente: “Somos humanos porque nuestros antepasados aprendieron a compartir su comida y sus habilidades en una red de compromisos que se cumplían”.

Hay estudios que demuestran que la empatía está presente en niños de muy corta edad, incluso de 18 meses o aún menores.

Un equipo en la Universidad McGill demostró hace ya un par de décadas, que los ratones sienten ansiedad cuando observan a otros ratones que sienten dolor. Concluyeron, de forma provisional, que los roedores empleaban pistas visuales para la generación de esta respuesta empática.

En su influyente libro ‘Ayuda mutua’ (1902), Petr Kropotkin, naturalista, geógrafo y anarquista revolucionario ruso mantuvo que “(...) en cualquier circunstancia la sociabilidad es la mayor ventaja en la lucha por la vida. Aquellas especies que la abandonan están condenadas a la decadencia”. La cooperación proporcionaba una ventaja evolutiva, una “estrategia” de supervivencia natural.

Nuestra cultura contemporánea propone la autonomía como un valor universal, lo cual ha ido generando un ideal de ser humano que progresivamente se ha convertido en un contrasentido, dando lugar a modos de vida anti-humanos que impiden el diálogo, generan violencia y progresivamente destruyen la vida.

Esta dinámica de individuación extrema ha hecho en el hombre posmoderno una progresiva incapacidad para realizar actos empáticos, es decir, para lograr el encuentro con el otro, con lo otro, con lo extraño.

El problema del bien común no está en determinar lo que es el bien, sino en comprender lo “común” del bien. Para ello es necesaria una antropología filosófica como la que nos presenta Edith Stein (Santa Teresa de la Cruz), en la que se fundamenta que el ser humano es un ser relacional desde su constitución psíquica y, por tanto, que toda civilización que pretenda fundarse en la autonomía, en el éxito individual, en la exclusión de las diferencias sean cuales sean, dará como resultado una cultura anti-humana, generadora de violencias, autodestructiva, como sucede hoy como consecuencia de la cultura individualista.

Como contrapartida, la cultura es un terreno muy reñido y su estudio puede revelar cómo se ejerce el poder, y en nombre de quién. Aquí el manual es el análisis clásico de Gramsci (1971) de la hegemonía cultural en la cual el capitalismo mantiene el dominio, en parte, creando de modo sutil pero activo las normales culturales que prevalecen en la sociedad.

Este control consensuado se logra a través de los medios de comunicación de masas, la educación, la religión y la cultura popular, a medida que las clases subordinadas asimilan ciertas ideas como “sentido común”.

Nuestro voto, sin lugar a dudas, conlleva un profundo sentido de responsabilidad a la hora de reflexionar respecto a lo que tenemos delante, pero implica también hacer un balance de la historia y proyectar hacia futuro, sin olvidar a los cuerpos cercanos y los lejanos y tratando de no caer en la mirada egocentrista que inevitablemente nos conducirá al abismo.

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