OPINIÓN | 11 feb 2024
NOTA DE OPINIÓN
El pueblo necesitaba de un líder
Una década de malos gobiernos, de los que se observó el surgir de una política alejada de la vida cotidiana, capaz de promulgar un estado cada vez más grande mientras la realidad era cada vez más injusta, afligió al pueblo al punto que este dolor se expresó en bronca, la suficiente como para tomar de líder a alguien que no les corresponde.
Por: Escribe Bernardo Gnazzo
El debate político se había limitado, por desdén o ignorancia, a un enfrentamiento entre supuestos buenos y malos, no eran modelos eran ideas. Incluso se podría definir a cierto sector solo por ausencia, por no pertenecer a tal grupo. Evidenciado en la falta de matices, blanco o negro, el proceso se caracterizó al fin por la escasez de debates y espacios para la organización.
En cuanto a las ideas, la mayoría importadas, ajenas a nuestra idiosincrasia y problemas, incapaces de resolver, más bien eficaces en aumentar la entropía social. Se tomaron como bandera derechos de minorías, cuando los problemas de primeros órdenes no se habían solucionado. La revolución, en el plano material, dejó de ser asegurar trabajo y comida para todos. El plano espiritual, el de crear una comunidad organizada, armonía entre capital y el trabajo, superar los egoísmos en unas manos u otras, comprender que nadie se realiza en una comunidad que no se realiza, hace mucho había sido olvidado. Recordemos que todos tenemos necesidades materiales, pero su sola satisfacción no confiere la anhelada felicidad, fin de nuestras acciones.
Desarrollase al fin, una partidocracia demo liberal burguesa. Empezamos a creer que la política son los partidos y algunos nombres tomando decisiones en soledad. Nos limitamos a interactuar con aquello cada cuatro años e ir perdiendo poco a poco el espacio que el pueblo, en sus organizaciones, debe tener en la política del país.
El pueblo argentino posee en sus entrañas un fervor patriota y cristiano. Patriota, porque ama esta tierra como a su gente. Cristiano, porque posee los principios inexorables del trabajo, la justicia, el amor y sus expresiones. Quiere ver proyectados estos valores en su suelo para así alcanzar la felicidad. Por ello es imposible afirmar que el pueblo se ha “derechizado”. Mencionar además que es un término anticuado, incompatible con el proyecto de comunidad, por último, es un concepto a través del cual se quiere entender la realidad, cuando las ideas deben nacer desde la realidad.
La mayoría posee esperanza en el actual presidente y con la fuerza que caracteriza a los trabajadores argentinos depositan la crisis del país sobre sus espaldas. Los pueblos difícilmente se equivocan, también creo que el presidente no les corresponderá, las contradicciones empiezan a observarse en el día a día.
Si el trabajador aparentemente simpatiza con la dolarización lo hace para no perder su salario, no por traidor a la patria. Si simpatiza con la portación, es porque está cansado de la inseguridad. Si simpatiza con los recortes estatales, es porque sabe que hay una burocracia privilegiada. No debemos castigar al pueblo, si no a los gobiernos inútiles que no supieron brindar y ejercer otras opciones.
Su búsqueda es la misma: trabajar para progresar en un país solidario. Y el actual presidente, por su pensamiento y acción, carente de empatía y lleno de furia pseudo revolucionaria, no será capaz de encaminar el país en tal sentido.