jueves 12 de diciembre de 2024

LOCALES | 31 mar 2024

mirada extrema

“Cuando se perpetúa la maldad”


Por: Andrés ‘Tato’ Rissolo, especial para Semanario

“Y al final… la vida sigue igual”. El epigrama cobra amplia vigencia tras la asunción al gobierno nacional del quincuagésimo mandatario, el presidente electo de la República Argentina, Javier Gerardo Milei, proclamado con el 56% de votos.

De principios liberales, llegó a un país cansado de las crisis económicas y de la pobreza siempre creciente. Con una inflación del 147 % y un dólar paralelo que superó los mil pesos por unidad, con parte de la ciudadanía fastidiada de los políticos y de una copula gobernante ausente. Sin Alberto Fernández como presidente ni Cristina Fernández como vice, devaluado también el ministro de economía, Sergio Massa, y una central obrera que respaldó al desgobierno en desmedro de los trabajadores.

La derrota es huérfana. No hay aplausos para quienes no llegan al éxito. Nadie es responsable por el período más acuciante económico y político de la historia. Atrás, lejos en el tiempo, quedó aquella máxima del sindicalista de campera de cuero negra y lágrimas fáciles: “Los dirigentes a la cabeza de los obreros o los obreros con las cabezas de los dirigentes”. 

Los dirigentes son, en definitiva, el más fiel reflejo de una sociedad, de la cual, por avaricia, por inopia, o por la miseria misma, repiten el ciclo político económico. En si cada uno refrendan sus perversos ideales. La lista de excluidos y finiquitados legitimó y consintió con su voto la hecatombe.

De igual forma… continúa inexorable una acción destructora que lleva años sin escrúpulos. Los pretores eternizan el aumento de los impuestos y no hacer algo. El prodigioso método les permite seguir en sus puestos y, además, aumentar el poder adquisitivo sobre las mejores propiedades en la ciudad o el campo. Pero hay que ver bien todo lo malo que se ha hecho y todo lo protervo que han sido los antecesores como para que Caín se siente en el trono como un ídolo.

Hartos ya de estar hartos, la mayoría decidió seguir los cantos de sirenas que prometían el fin de las calamidades políticas. Entre las trovas y aromas ácratas, los grandes dementores concretaron la máxima oportunidad para todas sus ambiciones. Las riquezas territoriales, las empresas del Estado, los sueldos, las reformas laborales y sociales, y toda otra cosa que los anteriores gobernantes se ufanaban de defender y no lo hacían. Todo a su alcance. Sin ambages. Sin obstáculos. En un puño.

Aún más responsables por su avaricia, es el sector cívico dedicado a la comercialización. Igual que sus representantes nunca volvieron sobre sus pasos tras sus aumentos aunque el “blue” hubiera descendido.  Cada uno hace su “América” destruyendo la República. Todos ambicionan ser ricos a costa otros. Con esta ideología primigenia, la más genuina, la suerte está echada.

Y en este campo santo tampoco faltan los lémures del partido tradicional argentino, que ya no pelea de los puestos más altos. Las prodigadas y siempre condescendiented rémoras se aseguran un cargo que les reditúe suficientes dividendos para ellos y sus descendencias, siempre exentos de responsabilidades mayores. Y hete aquí el detalle… Todo es muy legal. Todo muy cívico.

Por enésima vez, los obreros y sus familias fueron confinados en las bodegas más profundas del barco que se hunde. Todo lo contrario, sobrevén con la casta. Ellos ya partieron en otro crucero de lujo en travesía de placer siempre paga por la ciudadanía argentina.

Desde la década del `80 se sabe que la crisis más grande de la Argentina iba a ser la “crisis de dirigentes”. La permanencia de los “antiguos” y el mantenimiento de las “viejas sapiencias” por parte de los advenedizos hacen que todo gire 360º. Es decir… todo queda igual.

El inicio de 2024 es la continuidad de una descomposición generalizada. Una decadencia moral y una impiedad que se amalgama en comunión profunda para generar una permanente miseria. Y donde hay miseria no puede haber virtud.

El continente sudamericano no tiene inflación. Tampoco clase media. Hasta ahora, Argentina, mantenía la clase media. Para lograrlo van a usar una vieja condición que se promueve y se debe cumplir: no se puede tener casi la misma cantidad de plata ahorrada que la que se debe.

Y esto es así porque durante años, cuarenta, por ser clementes, se ha aplaudido vehementemente gestiones de políticos que no hacían las cosas y presentaban caducos sinapismos como una epopeya recientemente realizada por sus manos. En este rumbo, el intendente municipal de la ciudad de Junín, Pablo Alexis Petrecca, no se privó de hacer lo propio. Tras casi doce años anuncia la rehabilitación del Aeroparque Junín después de limpiarla, cortarle el pasto pero sin haber realizado lo esencial… la capa superficial. “Junín ahora levanta vuelo” espeto cínicamente.

Dicen los que saben que la pintura usada para dicha tarea no sería la que está autorizada por los estándares de seguridad aeronáutica internacional. Como así, que el empresario contratista, ejecutor de la obra, habría realizado un salvoconducto ante un escribano público frente a una posible acción judicial posterior.

Y otro detalle. La diligente Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) recorrió la pista, así como a la lontananza. Nadie se dio cuenta por la falta de las luminarias, lámparas, y hongos amarillos de señalización de la pista. Menos aún se iban a advertir la ausencia de 3000 metros de cable subterráneo.

Todos esos implementos en funcionamiento hacían a la aerostación JUNIN apta para la operatividad nocturna. Esta capacidad estaba sentada en actas y expedientes oportunamente elevados a las autoridades y organismos gubernamentales competentes que dieron como solvente a la aerostación para la requisitoria de los vuelos nocturnos.

Una referencia. Sin ser exacta, es por demás de reveladora.  El precio del kilo de cobre ronda en los 30.000 pesos. 3000 metros de cable subterráneo pesan alrededor 270 Kilos. La otra cuenta es fácil. El resultado asombroso.

Aún, displicentemente… se imponen ciertas preguntas: ¿Cuándo se extrajo el cable enterrado?  ¿Cuándo sacaron las luminarias y los hongos amarillos? ¿Nunca nadie vio algo?  ¿Hay alguna denuncia realizada o algún expediente abierto por dicha causa? ¿Quién se robó el futuro de la pista?  La pista ha quedado oscura y en silencio como los funcionarios que deberían responder por ello. No importa. En resumidas cuentas…. casi 12 años cerrada una aerostación por no haberse realizado una sencilla tarea de barrido, limpieza y pintura. De haber recibido aviones de 30 toneladas hoy se puede recibir máquinas de hasta 5700 kilos. La desaparición de las luminarias y cables inhabilitan la estación para la operativa nocturna ¿Y por una liviana estética hay que aplaudir estruendosamente? ¿Por qué no se asfaltó e iluminó la pista?  Y lo peor… a 12 años del cierre no hay una respuesta concreta. Los sucesos del Aeroparque Junín (nimios si se comparan con otros problemas) es el perpetuo recordatorio de que estamos así por la repetición de políticas y políticos que no van más.

“Sin justicia no hay democracia” era el decir de Thomas Jefferson, padre fundador y tercer presidente de los Estados Unidos. En Argentina, desde hace mucho tiempo no hay justicia. Y el mundo continúa a pesar de la tragedia. El precio de la miseria siempre la pagan los otros… los verdaderos responsables nunca tienen condena.

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