domingo 05 de mayo de 2024

NACIONALES | 23 abr 2024

LA ERA LIBERTARIA

Entre Lanata y las prepagas

El Presidente envía señales que intrigan a su base electoral y a sectores que acompañaron su llegada al poder. ¿Desconcierta o está desconcertado?


Por: Por Marcelo Falak

Javier Milei proclama sin tapujos sus profesiones de fe: anarcocapitalista por vocación, minarquista por necesidad; defensor a ultranza de la iniciativa privada, particularmente de la monopólica; enemigo de la más mínima pretensión regulatoria del Estado; ajustador aunque duela y "valiente" para alinearse con Israel y hacer que la sociedad banque, si fuera necesario, un atentado terrorista.

Sin embargo, algunos de sus gestos más recientes intrigan a sectores que o bien hicieron mucho para que llegara al poder o bien aportaron largamente –tanto como la dirigencia tradicional– a la erosión de la confianza popular.

¿El mandatario desconcierta o está desconcertado?

EL ENIGMA DE LAS PREPAGAS

El reposteo de un mensaje en Twitter que tildaba de "garca" y "sorete" al ceo de Swiss Medical Group (SMG), Claudio Belocopitt, dio el pistoletazo de salida de una ofensiva llamativa.

La violencia no debe sorprender en alguien que asume la política como una guerra o, lo que es lo mismo, como "un juego de suma cero". Sin embargo, el Presidente y Luis Toto Caputo, los dos responsables de haber desregulado totalmente las cuotas de los seguros privados de salud a través del DNU 70/2023, terminaron espantados por el efecto que lo que ellos mismos desencadenaron podría ejercer sobre el humor de la clase media, sector que votó en buena medida al ultraderechista. Por eso el ministro de Economía había anticipado que convocaría a quienes integran la Unión Argentina de Salud para preguntarles por las causas de su desmesura. Pero Milei fue más allá, estableció en qué derivaría el tono de esa relación y el diálogo se hizo escaso e infructuoso.

EL CASO CLAUDIO BELOCOPITT

Después de ajustes de hasta 163% en un cuatrimestre, el Gobierno pretendía que las empresas congelaran sus cuotas por dos o tres meses. Sin poder explicar, entonces, para qué había desregulado ese y otros sectores en un comienzo, recibió como respuesta un "no" inicial. Ante eso, les reclamó que informaran formalmente qué están cobrando, lo que –de nuevo– habría puesto a las autoridades en un lugar de mayor comodidad si en el inicio de la gestión no se hubiesen desmantelado toda la estructura de seguimiento de precios y costos de la Secretaría de Comercio.

Además, y sobre todo, presentó una denuncia por "aumentos excesivos" y "cartelización" ante la Comisión de Defensa de la Competencia, así como un pedido de cautelar para que la Justicia revierta los aumentos recientes.

Ya que están, ¿no se les ocurrió enmendar con otro DNU lo que un DNU destruyó en primer lugar? No: se sigue la misma saga, aunque de modo más agresivo, que ya se ensayó con los supermercadistas. Mientras, la Secretaría de Trabajo cede en la paritaria de Camioneros con la esperanza de desactivar la huelga del 9 de mayo.

NOTICIAS ARGENTINAS

Ahora que Belocopitt dejó el Cartel de las Prepagas –no sin lamentarse por haber aumentado menos que los peajes–, cabe esperar un poco de humo: acaso Milei y Caputo logren revertir el último incremento e insistir con un congelamiento fugaz, una gota en un mar de demasías. Sin embargo, nunca explicarán por qué, con la inspiración de Federico Sturzenegger y los manuales mohosos de la Escuela Austríaca, se ataron las manos ante las grandes intereses para, de inmediato, gritar como locos contra fallas de mercado que, afirman, no existen.

Cabe recordar que el Presidente aleccionó en enero a los colectivistas del Foro de Davos sobre las bondades de los monopolios, necesarios –explicó– para asegurar "rendimientos crecientes" en la economía y así "generar bienestar".

Acá no entiende quien no quiere.

¿QUEREMOS DEMANDAR?

Cierto sector de la prensa se especializó durante años en la denuncia de la corrupción, obre cuando esta era peronista. Con mayor o menor sesgo, eso no dejó de ser un aporte, al menos en los casos en que se ventilaron hechos y no operaciones.

Sin embargo, se sabe que en muchos casos fueron bastante más allá y que la prédica persistente y corrosiva contra "los políticos" fue uno de los elementos que aportaron, a través de los años, a la emergencia de una opción partidaria de ultraderecha que ya existía –desde hacía mucho tiempo– en las grillas de programación de algunas radios top.

Ciertos animadores de esa corriente caen ahora bajo las iras de Milei y responden en consecuencia. El Presidente, que se irrita especialmente cuando se habla de sus perros y de detalles nimios como el tiempo de permanencia del embajador de Israel en una reunión de gabinete, abusa del mote de "ensobrado" para embarrar a todo el que lo importuna. Al hacerlo con Jorge Lanata al menos innovó en su preferencia por destratar a mujeres.

El detalle es que con Lanata se topó con un comunicador de especial influencia en sectores que, se supone, son parte de la base social oficialista; un peligro que cae gota a gota y un error que le valdría más no repetir. Y también que este le pidió una reacción al gremio y sugirió que demandaría a Milei por calumnias e injurias.

Acaso no sea mala idea que un hombre tan atento a los enfoques económicos deba responder civilmente por cada ofensa que no tiene cómo probar.

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