CULTURA | 21 sep 2024
UNA REGIÓN PUJANTE
Juan A. de la Peña, el pueblo donde nació Atahualpa
La pequeña localidad está ubicada a 14 kilómetros al noreste de Pergamino, sobre la ruta nacional 188. Es un reducto ganadero. (
Por: Ismael A. Canaparo
Juan A. de la Peña es una pequeña localidad del partido de Pergamino, donde nació Atahualpa Yupanqui (31 de enero de 1908 – 23 de mayo de 1992), cuyo nombre verdadero era Héctor Roberto Chavero.
El pueblo se encuentra sobre la ruta nacional 188 y es el más próximo a la ciudad de Pergamino (a unos 14 km). A poco de salir del casco urbano pergaminense rumbo a San Nicolás, y una vez atravesados los barrios más alejados, se llega a Peña.
Esta pequeña localidad rinde homenaje, con su nombre, a uno de los educadores más destacados en el Buenos Aires del siglo XIX. Fundó una escuela en su casa paterna y allí fue maestro de Bernardo de Irigoyen, Miguel Goyena, Lucio Mansilla, Pastor Obligado y Juan Seguí, entre otros.
El poblado nació alrededor de la estación ferroviaria, habilitada el 9 de marzo de 1888. Las tierras habían sido donadas por Eduardo Villaverde y Angel Godoy, quien también había vendido lotes para la construcción de las primeras viviendas. Así que inicialmente se la llamó Villa Godoy.
Su economía se ha basado, desde sus comienzos, en la ganadería. La agricultura es casi inexistente. La producción es para consumo local. El tren dejó de pasar en los años 70. Hoy existe una cooperativa eléctrica, que cuenta con sala de primeros auxilios.
El ramal del Ferrocarril Mitre, entre Pergamino y San Nicolás, dejó de transitar en 1961, por lo que actualmente no se prestan servicios del riel. En el año 1885 fue inaugurada la Estación Campos Salles, por parte del Ferrocarril Central Argentino.
La estación pertenecía al Ferrocarril Mitre. Cuando el ramal era operado por Ferrocarriles Argentinos, pasaban más de 50 trenes da cargas y de larga distancia hacia las provincias de Santa Fe y Córdoba La estación fue clausurada en 1961 y actualmente no se opera ningún servicio.
El partido de Pergamino tiene 12 pueblos que integran lo que comúnmente se denomina la campaña: Fontezuela, Mariano H. Alfonzo, El Socorro, Mariano Benítez, Juan A. de la Peña, Urquiza, Rancagua, Guerrico, Pinzón, Acevedo, Manuel Ocampo y La Violeta.
Desde 2001, la gestión del ex intendente Héctor Gutiérrez introdujo una modalidad inédita para el país: en el distrito de Pergamino los delegados son elegidos por el voto popular y no por la discrecionalidad del intendente que, de todos modos, es el que –por la ley nacional vigente- ratifica esa elección que no es vinculante pero que hasta ahora se ha respetado. En cada pueblo los delegados son elegidos por los mismos habitantes en un ejercicio democrático. En rigor, se trata de un plebiscito cuyo resultado puede o no ser avalado por el jefe comunal.
Sobre la ruta nacional 188, formando parte del anillo más cercano a Pergamino, se encuentra Juan A. de la Peña. A poco de salir del casco urbano de la ciudad rumbo a San Nicolás, una vez atravesados los barrios más alejados, se llega a dicha localidad, en un trayecto al que le faltan tan solo un par de kilómetros para estar totalmente iluminado.
Dicho pueblo ha tenido durante su larga historia todas las posibilidades para integrarse al radio urbano de la ciudad. Por el momento, dada su cercanía y ubicación, se la puede considerar como otro barrio pergaminense.
Escritores destacados de las letras argentinas desfilan con sus nombres por las calles del poblado. El entorno de la plaza “Lorenzo Parodi” es verdaderamente notable, sus plátanos únicos crean un ambiente vegetal realmente soberbio.
Allí, en ese contexto, se encuentra el hermoso y antiguo edificio de la Escuela Primaria Básica N° 19 “Juan Larrea” y funciona allí en contraturno, una extensión de la Media N° 1 de la localidad de Acevedo; también en ese entorno se encuentra en su propio edificio el Jardín de Infantes N° 920 “Víctor F. Villegas”.
La plaza del pueblo es única, está tal cual como en la década del 50, aun teniendo en cuenta los aires de modernidad que se le ha impregnado en los últimos años; una angosta calle interior la bordea entre dos filas de plátanos, pero se trata de una calle natural, sin cemento, todo naturaleza, solo las diagonales cuentan con un pequeño sendero de adoquines, pegada a la ruta nacional 188 y a unos pocos metros de los modernos automóviles que por allí circulan.
De acuerdo al último Censo Nacional de Población realizado en el país, que data del 27 de octubre de 2010, Año del Bicentenario, Juan A. de la Peña tenía 211 habitantes (110 hombres y 101 mujeres). Fue decreciendo la cantidad de habitantes, ya que en el operativo llevado a cabo en 2022, se registró un ligero crecimiento: 230 personas. Cabe apuntar que, en 1991, había 240 habitantes y en 2001, 233.
En 1869 se llevó a cabo el primer censo argentino, bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. Sin embargo, la cobertura fue parcial. El operativo coincidió con el decreto de enrolamiento militar para la guerra del Paraguay. 6.276 personas fueron contabilizadas en el Ejército en el Paraguay: de las cuales solo 171 eran mujeres. La fiebre amarilla fue uno de los motivos que afectaron la difusión de los resultados, que fueron publicados en abril de 1872 y no en el momento en que estuvieron listos (seis meses antes).
EL GRAN ATA
El nombre real de Atahualpa Yupanqui es Héctor Roberto Chavero. Para construir su identidad artística eligió palabras del idioma quechua: Ata -quiere decir "venir"- hu, significa “ejos” - alpa es la “tierra” y Yupanqui es “haz de narrar”, o sea, Atahualpa Yupanqui significa "Venir de lejos para narrar".
Su padre era santiagueño y hablaba el quechua de la región. Su madre era de origen vasco. Aprendió violín con un sacerdote, ya que era el único que enseñaba música. Más tarde, estudió guitarra con Bautista Almirón, en Junín.
Perteneció al Partido Comunista entre el 1947 y el 1952. Fue perseguido, encarcelado y torturado entre el 1945 y el 1955, incluyendo dos intentos de asesinato. Luego, fue censurado hasta 1983.
Fue Edith Piaf quien lo descubre en París y lo invita a cantar a un club. En la década del '80 y tras la vuelta de la democracia, su popularidad en la Argentina creció e hizo varios viajes y conciertos en su tierra natal.
Muere en Nimes, Francia, el 23 de mayo de 1992, acompañando una delegación de artistas argentinos. Sus cenizas descansan en los jardines de su casa museo, ubicada en la localidad de Cerro Colorado, a la sombra de un roble, junto a las de Santiago Ayala "El Chúcaro".
Su segunda esposa, Antoinette Paule Pépin Fitzpatrick, música nacida en Francia y formada musicalmente en nuestro país, musicalizó muchas de las letras más populares de Atahualpa Yupanqui.
Cuenta en su historial con 325 composiciones, entre las que sobresalen “Piedra y camino”, “El arriero”, Los ejes de mi carreta” y “Coplas del payador perseguido”, entre otras.