Si en algo Petrecca se especializó desde que asumió fue en, no...No fue en mejorar su gestión, sino en dibujar el mejor maquillaje según la ocasión. Así, pasó de disfrutar la cresta de la ola en tiempos que Mauricio gobernó, al sufrimiento en tiempos de Milei, donde ‘plata no hay’, por lo que hay que improvisar.

Claro que la improvisación conlleva un problema adicional. Debería tener que ver con el mejor uso de la imaginación y los recursos para gestionar un municipio de ciento y pico mil de habitantes, que aspira a ser un imán regional y cuyas obras debieran ir en ese sentido. Bueno, no. Debería no está ni parece que va a venir, y lo que se debe son las obras aunque sobren las promesas.

Ante este panorama, lo que avanza es el disimulo. En esto, Petrecca demostró ser un campeón y pasó de lo poco que hacía, que era sonreír con varios funcionarios al lado del semáforo o del tótem de seguridad, a compartir alegría en emprendimientos de terceros.

Así, mientras los sufridos contribuyentes locales sortean expedientes, habilitaciones e inversiones varias, se encomiendan al Dios Mercado y a los avatares cotidianos que van desde la inseguridad a la inestabilidad, apuestan todo su esfuerzo e ilusiones a que lo emprendido, ‘camine’ y puedan tener un mejor vivir,  cuando al fin llega el momento de dejar las tensiones para liberarse en la apertura, se les suma  el bravo Zorro.

Sin Tornado pero con varios Sargentos García, el intendente se suma a cortar las cintas junto a los emprendedores felicitándolos 'por apostar a Junín'. Es la nueva movida, denominada ‘acompañamiento’ que obvio, se lleva el rédito político 'de la apertura' que por motus propio no consigue porque si algo abunda, es la nada misma.

Entre sus inauguraciones low cost y la realidad, un mundo, tanto que ni siquiera otro semáforo tuvo su corte de cintas. Ahora, la nueva modalidad es ‘acompañar’ a los que emprenden en Junín.

En esta dirección, hace pocos días ‘acompañó’ la apertura de un espacio comercial en cercanías del barrio cerrado Costa Verde, antes lo había hecho con una carnicería y ahora lo hizo con un pelotero. Todo sirve y todo suma para emparchar la que no se hace ni se genera desde Rivadavia 84.

Porque desde allí, lo único que salieron fueron quejas por el parate del bajo nivel, silencio por la terminal, aumentos exorbitantes de tasas; proyectos de difícil concreción y otros que parecen para un libro de ciencia ficción, como el número de apertura de comercios en la ciudad, que hace creer a quien no camina estas calles, que la ciudad no es Junín, sino Macao, o Copenhague.

Por otro lado, la realidad muestra al intendente a diario en las gacetillas municipales al lado de nenitos de jardín, jugando con otros en la escuela de robótica, y en silencio absoluto cuando le cuestionan los delitos crecientes, (este viernes desvalijaron una vivienda en Villa del Parque, en ausencia de los moradores y se llevaron pertenencias por alrededor de 10 millones de pesos), la falta de obras, todas las inauguraciones pendientes, los mantenimientos ausentes y otros varios faltantes, que debieran salir de lo que el Lord amarillo del Nuevo Pro llama ‘gestión’.

En síntesis, entre sus inauguraciones low cost y la realidad, un abismo, y de ahí que la nueva modalidad es cortar las cintas ajenas, ‘acompañando’ a los que emprenden en Junín. Petrecca sonríe, la ciudad padece. Yupi, Yupi diría Alacrán al tirar papelitos de colores. "Fernandito" hubiera dicho: "Me tomo un Agaromba y me chupa todo un hue..."

El jefe comunal infla globos amarillos, su séquito sonríe, le sacan fotos, los medios amigos le dicen que es rubio, alto y de ojos celestes antes de pasar por tesorería. Y algunos le creen, y saltan, y bailan. No hay plata, obras menos, pero a Petrecca, quedó visto, le sobra imaginación.