Por: Redacción Semanario de Junín

EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 429 DE SEMANARIO DE JUNÍN. CORRESPONDE A LA SEMANA DEL 28 DE SEPTIEMBRE AL 4 DE OCTUBRE

El gobierno a cargo de Pablo Petrecca reunió esta semana a parte de la dirigencia política y social de Junín para informar que presentó una “ordenanza para regularizar el tránsito”, para luego advertir que “prontamente se estarán realizando encuentros más puntuales con cada uno de los sectores involucrados”, para que “puedan también hacer sus aportes y que haya un ida y vuelta, y lógicamente mejorar este proyecto".

Claro que hubiera sido más saludable políticamente realizar la convocatoria antes de presentar la iniciativa,para que fuera estudiada en conjunto y no dependiente de lo ya planteado por el municipio.

Infaltable en sus citas ególatras,aunque se trate de errores propios, el jefe comunal repasó acerca de las “más de 1.000 sendas peatonales pintadas, 2.000 nomencladores colocados, un plan de semaforización con la colocación de más de 80 semáforos, rotondas, estacionamientos para motos” y también la futura regulación del tránsito pesado, reconociendo que con eso no alcanza y que ya no buscarán “recaudar” con las multas.

Petrecca no pudo sin embargo esconder el fracaso de su equipo en materia de seguridad vial, intentando subsanarlo con una falsa convocatoria, cuando lo que debiera hacer en principioes solicitar la renuncia de los funcionarios de Movilidad Urbana y Control Ciudadano; Natalia Troncoso y Mario Olmedo, debido a su falta de idoneidad, la cual quedóreflejada en estas circunstancias.

Si como proclamó la secretaria de Gobierno, Agustina de Miguel, se busca “proteger la seguridad e integridad física, salud y vida” de las personas que usan motos y bicicletas yque lamentablemente “registran en nuestro medio los mayores índices de siniestralidad, mortalidad y morbilidad en materia de tránsito”, es prioritario  convocar a expertos para diseñar -de una vez por todas- un proyecto integral y eficiente que además tenga un seguimiento en la práctica cotidiana, con un plan director determinado por fechas de  efectivo cumplimiento.

De lo contrario, estaremos nuevamente frente a un rosario de buenos deseos de difícil concreción para que sigan sucediéndose heridos y muertes que podrían evitarse.