viernes 04 de octubre de 2024

LOCALES | 30 sep 2024

RECLAMO UNIVERSITARIO

Hoy por ti UNNOBA

El rector Guillermo Tamarit debiera bajar al llano y desde ahí solicitar apoyos y no exigirlos. Los tiempos que vienen no son los mejores y tal vez en un futuro mundo distópico necesite de todos para sostener la escalera, que lo lleve a bajar algún cuadro del salón.


Por: Redacción Semanario de Junín

Días atrás, el Consejo Superior de la UNNOBA convocó nuevamente a las organizaciones de la ciudad para exponer “la grave situación que atraviesan las universidades del país ante el desfinanciamiento universitario y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores”.

Y nuevamente el rector Guillermo Tamarit fue el orador de la jornada, destacando la lógica e irrefutable importancia de la universidad en la sociedad, además de resaltar que “estamos de acuerdo con que se nos exija calidad, pero esto tiene que venir de la mano de un financiamiento adecuado”, en relación a la disputa que mantiene el sector (como tantos otros) con el gobierno nacional.

Jamás se nos ocurriría poner en tela de juicio la importancia de la educación en cualquiera de sus niveles y menos todavía dejar de machacar acerca del valor de los docentes y su precarización laboral, tal y como lo hemos destacado en estas mismas páginas, incluso antes que las autoridades universitarias y la llegada de este gobierno. Por eso apoyamos la marcha que promueven los trabajadores el 2 de octubre a las 18.30.

Sin embargo, nos interesa marcar diferencias con la cuestión política que encarna Tamarit que, envuelto en la “piel de cordero” que le prodiga una comunicación sórdida, ha estado manejando un presupuesto millonario durante largos años y sin oponentes, lo cual le ha permitido convertirse en un “líder partidario sin partido”.

Eso le ha valido también la ruptura tácita con el intendente Pablo Petrecca, quien a pesar de ser egresado de la Unnoba no participó del acto ni la firma, quizás por aquello del “sentimiento de agresión contra otra persona que posee algo deseable” y que los psicólogos definen simplemente por “envidia”.

Hay que reconocerle al rector la “muñeca” que le ha permitido -además de la perpetuidad- conjugar entre las filas de la universidad a un conjunto de dirigentes variopintos, lo cual no resulta un ejemplo de convivencia, sino más bien de necesidad. Y en esta manifestación de apoyos y reivindicaciones tal vez hubiera sido un saludable sinceramiento que la diputada Danya Tavela, quien llegó al Congreso Nacional de la mano de la universidad, en una breve alocución hubiera pedido disculpas por sus primigenios votos positivos a la ley Bases y por el bochornoso espectáculo brindado por cinco de sus pares del bloque radical que votaron en contra del mísero aumento a los jubilados.

En medio de este escenario de envidias y necesidades, es dable recordar que a los juninenses muchas veces nos suben a estas manifestaciones colectivas en un solo sentido, envueltas en un romanticismo que nos parece políticamente incorrecto rechazar, pero que cuando el amor pasa, sólo queda la frustración del pueblo.

El “Todos somos...”, debiera ser reemplazado por el “Hoy por mí, mañana por ti”, para que las organizaciones se apoyen mutuamente y nadie se sienta en soledad como hace algunos días pasó con los jubilados y su caravana.

El síndrome de Hubris debiera ser erradicado de la dirigencia en tiempos en hay que bajarse del estrado para entender el todo y salir del clasismo enfermizo que provoca un cartón colgado en la pared.

El rector Tamarit debiera bajar al llano y desde ahí solicitar apoyos y no exigirlos. Los tiempos que vienen no son los mejores y tal vez en un futuro mundo distópico necesite de todos para sostener la escalera, que lo lleve a bajar algún cuadro del salón.

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