NACIONALES | 10 nov 2024
SEMANAGRO
La Pampa “deprimida” por culpa de los pastizales
Investigadores de la FAUBA llegaron a la conclusión que puede evitarse el uso del glifosato para la producción forrajera invernal.
Por: Redacción Semanario de Junín
SECCIÓN SEMANAGRO PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 435 DE SEMANARIO DE JUNÍN. CORRESPONDE A LA SEMANA DEL 9 AL 15 DE NOVIEMBRE DE 2024
Los pastizales de la Pampa Deprimida argentina son fundamentales para la ganadería extensiva y como suelen producir poco forraje en invierno, los productores lo ‘promueven’ aplicando herbicidas a fines del verano para que estas especies no ‘compitan’ luego con las invernales.
Pero, en el largo plazo, esto reduce la producción del pastizal.
Justamente un estudio de la FAUBA comparó este manejo vs el pastoreo intensivo a fines del verano y halló que la producción forrajera anual aumentó un 11%, destacando ventajas para la ganadería y el ambiente.
“La Pampa Deprimida posee la mayor superficie de pastizales templados del país. Son esenciales como sostén de la ganadería en la región aun cuando la producción de forraje se reduce drásticamente en el invierno”, dijo Joaquín Asad, egresado de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y becario doctoral del CONICET en la Universidad Nacional de Cuyo.
Para solucionar ese ‘bache’ productivo, los productores ‘promueven’ el forraje invernal aplicando herbicidas a finales del verano. Así evitan que crezcan especies capaces de competir con forrajeras clave de invierno —como el raigrás o la cebadilla criolla— cuando germinan y emergen”, comentó Joaquín.
Asad investigó una forma alternativa de lograr el mismo objetivo sin usar agroquímicos: la promoción ‘a diente’. Se basa en concentrar al ganado en los potreros a fines del verano para realizar un pastoreo intensivo de las especies estivales.
“Nuestra idea fue, entonces, evaluar los impactos de ambas promociones. Para eso, estudiamos quince potreros de cuatro establecimientos de General Lavalle, provincia de Buenos Aires, entre 2013 y 2019. Al final de ese período, por medio de imágenes satelitales comparamos la cantidad de forraje producido”, señaló.
Los resultados de Asad evidencian el buen desempeño del pastoreo intensivo.
“La promoción ‘a diente’ produjo, en promedio, casi 6.500 kg de forraje por hectárea al año, un 11% más que la promoción con glifosato”. Estos resultados fueron publicados en la revista científica Rangeland Ecology & Management.
A su vez, Joaquín determinó que la promoción con glifosato en las lomas —ambientes muy favorables— produjo hasta 100 kg más de forraje por hectárea y por mes durante el invierno.
Sin embargo, cuando evaluó la producción anual, halló que ésta se redujo a un promedio de 5.800 kg, el mismo nivel que tienen los ambientes poco favorables como los bajos salinos.
EQUILIBRIO ECONOMÍA AMBIENTE
Por su parte, Josefina De Paepe, docente de Fertilidad y Fertilizantes en la FAUBA e investigadora del CONICET, subrayó: “Como no requiere herbicidas, la promoción con pastoreo intensivo es más económica. Esto es esencial para el productor, sobre todo en el contexto actual. El precio del glifosato se duplicó en los últimos cinco años”.
La productividad mensual del pastizal (promedio de 7 años) con la promoción ‘a diente’ superó significativamente a la del glifosato.
Y aclaró que este manejo también es más equilibrado en términos ecológicos porque evita los impactos negativos de los herbicidas en la biodiversidad del pastizal. Según la investigadora, esto demuestra que la producción ganadera puede ir de la mano con la conservación.
A modo de cierre, De Paepe expresó: “Es importante pensar alternativas sustentables de manejo. Por eso, creemos que, a futuro, esta línea de trabajo debería profundizar en los efectos del glifosato en el banco de semillas y en el carbono y la biota del suelo”.
El invierno en la Pampa Deprimida bonaerense es duro para el ganado porque el forraje escasea
CÓMO ES EL USO DEL GLIFOSATO
El invierno en la Pampa Deprimida bonaerense es duro para el ganado porque el forraje escasea. Para enfrentar este problema, los productores suelen promover el crecimiento de raigrás anual (una gramínea muy nutritiva) reduciendo el crecimiento de otros pastos mediante la utilización del herbicida glifosato.
Según otro estudio académico comentado en el sitio de divulgación Sobre la tierra, de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), esta práctica puede ser efectiva en el corto plazo, pero plantea desafíos en el tiempo, básicamente por sus efectos negativos en los microorganismos del suelo y en el ecosistema.
“Una práctica de manejo frecuente en los pastizales de la Pampa Deprimida es la promoción del raigrás anual. Se hace para aumentar su cobertura y productividad porque ofrece muy buena calidad forrajera en pleno invierno, un momento crítico para la alimentación del ganado”, dijo Magdalena Druille, docente de la cátedra de Forrajicultura de la Facultad.
Druille, quien también es investigadora del Conicet en el instituto IFEVA (UBA-CONICET), comentó que ese aumento de la cobertura se consigue reduciendo la productividad de la vegetación que crece activamente durante el verano, para que luego el raigrás se pueda establecer y desarrollar sin competencia.
“Una de las formas de lograr esto es con el herbicida glifosato. Aplicarlo impacta sobre las especies estivales y las invernales que viven todo el año, como la festuca. Esta práctica suele ir acompañada de una fertilización con nitrógeno y fósforo que potencia aun más el crecimiento del raigrás”, explicó.
En su trabajo, que fue publicado en la revista Agronomía & Ambiente en coautoría con Adriana Rodríguez, de la misma cátedra, Druille recopiló y analizó datos publicados en la región por varios grupos de investigación acerca de los diversos efectos sobre el pastizal de la promoción de raigrás con glifosato. “Nuestra meta fue integrar toda esa información”, indicó Magdalena.
Según Druille: “los resultados muestran que, efectivamente, la promoción beneficia la germinación y el establecimiento del raigrás anual. Pero al mismo tiempo disminuye tanto la capacidad reproductiva de las especies estivales como la cantidad y la diversidad de sus semillas en el ‘banco’ del suelo”.
En este sentido, la investigadora advirtió que una consecuencia directa de eso es el empobrecimiento del pastizal, cuya diversidad de especies vegetales puede caer hasta un 70%.
De todos modos, aclaró: “Hay que estar en los zapatos del productor ganadero, en su ‘día a día’, cuando ve que viene el frío y no hay forraje, sabiendo que los animales no deben perder peso y que está en juego la preñez de las vacas. Es lógico, entonces, que adopte la promoción del raigrás con glifosato por razones productivas y económicas de muy corto plazo”.
Y continuó: “Sin embargo, es probable que pierda de vista que aplicar ese herbicida tiene numerosos efectos colaterales a plazos más largos en el pastizal. Por eso, es necesario generar manejos alternativos que consideren a todos los componentes del ecosistema y que permitan superar la disyuntiva entre producir o conservar el ambiente”.
“No se puede cuidar lo que se desconoce”, afirmó la investigadora, y añadió que, en general, se ignora que en los suelos de la Pampa Deprimida hay microorganismos benéficos que sostienen su funcionamiento y su productividad, y que el glifosato puede dañarlos
. “Lamentablemente, esos microorganismos no tienen ‘prensa’. Perder hongos micorrícicos, rizobios y otras bacterias fijadoras de nitrógeno podría hacer fracasar cualquier iniciativa para volver a incorporar las forrajeras que van desapareciendo. Dejar de usar glifosato y agregar semillas no garantiza que estos pastizales se puedan restaurar”, subrayó la investigadora.