Alexia es el rey del engaño, el mejor simular y disfruta "la que tiene"

Festejará un fin de año sin agua en su laguna, con el reino cortado a la mitad, con una terminal de caballos que no sabe si es grande, chica, ni cómo va a funcionar, con otra terminal de pájaros voladores a oscuras, con regalos a empresarios amigos

Por: Redacción Semanario de Junín

PÁGINA DE HUMOR PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL Nº 441 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 21 AL 27 DE DICIEMBRE DE 2024

Alexia prepara sus mejores galas para despedir el año. Ya le dio lustre a sus espejitos de colores y compró papel picado y mucho cotillón amarillo. Además, ya instruyó a sus juglares amigos a que repitan como loros que gracias al esfuerzo que hicieron, el reino pudo capear el temporal y que sin ellos, nada habría sido posible.

Preparó un discurso. Contará que vienen años venturosos, que lo que asoma es mejor que el sol del 25 y que el mejor equipo de los últimos años superó la tormenta y que si bien aún desconoce si será con matrimonio o convivencia, casi seguro que la tierra prometida estará al alcance de la mano, en un par de añitos nada más.

Reeditará las palabras de Amarillo I, que versó acerca de la teoría del derrame y asegurará que estas fiestas servirán para renovar las esperanzas.

Es de manual, pero por más que repita como loro el mismo verso que ya mostró los resultados para pocos, Alexia lo hará otra vez, porque es su fórmula del éxito, la que le sirvió a él y a unos pocos de su círculo íntimo, para pasar a mejor vida en un abrir y cerrar de ojos.

En medio de las promesas y lejos del árbol del centro, siguen con el ceño fruncido a sus promesas, los de las afueras, que le dieron su voto de confianza, cuando llegó como pollito mojado, prometiendo cambiar los viejos vicios de los reyes anteriores, y que quedó visto, fueron pura cantinela.

Pues bien, con el paso del tiempo, quedó en evidencia que lo único que se fue al basurero fueron las ilusiones de alcanzar esa vida prometida y lo único que quedó, fue la polvareda, que inundó cada rincón de esta tierra.

Obras sin concluir, promesas de inauguraciones que nunca llegan, viajes por armados personales, capas relucientes y promesas sin sentido, fueron una constante de estos años, que el monarca amarillo utilizó en beneficio propio, a la perfección.

Alexia festejará un fin de año sin agua en su laguna, con el reino cortado a la mitad, con una terminal de caballos que no sabe si es grande, chica, ni cómo va a funcionar, con otra terminal de pájaros voladores a oscuras, con regalos a empresarios amigos para que la vida les sonría y con negaciones a otros, con amigos en el poder, familiares muy cercanos pero negando el nepotismo y con un versito renovado, que lo que llega, con él, será maravilloso.

Por lo pronto, ya dio varias pistas. En su próximo presupuesto avisó que habrá lo mismo de siempre, algunos cañitos de agua, un par de foquitos, cortará los yuyos y se abrazará con la gente que lo quiere.

Es el modelo Alexia 2024, el que despide el año agradeciéndole a la vida que hay miles y miles que todavía no se dieron cuenta que es el rey del engaño, pero que además es el mejor simulador, y por eso disfruta la que tiene. Sí, no hay dudas, es un rey que nació con estrella. Y también un soberano que estrelló de lo lindo al pago que dijo iba a renovar.

PetrEgo

Lo hizo otra vez. Mientras de fondo sonaba, ‘Un año más Uno más, y parece mentira
Por más años que tenga la vida; Siempre habrá entre tú y yo un año más’, de José Vélez, PetrEgo sonreía en medio de una decena de nenitos de jardín de infantes, su lugar en el mundo.

Allí, nadie le cuestiona nada y todos le sonríen, porque todavía no lo conocen y a él, con eso le alcanza y sobra y por eso cada semana suma imágenes con el piberío. Porque nada mejor que llegar a fin de año, en medio de ellos que andar dando explicaciones a vecinos que le quieren preguntar por qué es que con ellos en vez de fotos, solo hay silencio a tantos reclamos.

Bueno, no solo silencios, sino ausencias. Ausencia de respuestas a mejoras en las calles tras cada lluvia, ausencia de controles nocturnos pese a que se anuncian cámaras y más cámaras y más cámaras; ausencia de obras en las calles, donde los pozos juegan con los amortiguadores de los autos y las caídas de ciclistas y motociclistas, ausencia de acción, en las obras inconclusas y ausencia de certezas, ante una ciudad que sigue sin norte concreto, más allá de las promesas.

En esas ausencias, PetrEgo abunda aunque sostiene que Ciudad Fría está destinada al éxito, y que quien depositó confianza, recibirá lotes de regalo y quien criticó se comerá la tierra de sus dichos.

Tal vez por eso es que en Ciudad Fría brilla un solo lado, casi siempre el mismo, a diferencia del resto, que hace años está cubierta de polvo. Bueno, eso a PetrEgo no le interesa. Por eso pasea muy orondo por su tierra, contando la maravilla que es su gestión, la que promete mucho y cumple poquito y nada.