INTERNACIONALES | 11 ene 2025
INCENDIO EN LOS ÁNGELES
Ya hay más de 11.000 hectáreas arrasadas por el fuego y 10 muertos
“Francamente, no sabemos cuál será el balance final”, declaró el sheriff del condado, Robert Luna, agregando que las víctimas fueron encontradas en áreas completamente calcinadas
Los incendios forestales que azotan el condado de Los Ángeles desde el pasado martes 7 de enero dejaron un saldo de diez muertos, según informó el Departamento Médico Forense del Condado de Los Ángeles este viernes. El aumento de muertes fue notificado por dicho departamento a través de un comunicado publicado en su página web.
“Todos los casos están pendientes de identificación y notificación a los familiares más próximos. (...) La identificación puede llevar varias semanas, ya que el Departamento de Medicina Forense no puede acudir a todos los lugares de fallecimiento debido a las condiciones del incendio y a cuestiones de seguridad”, reza el texto.
Asimismo, advirtieron que los “medios tradicionales de identificación”, como las huellas dactilares y la identificación visual, “pueden no estar disponibles”, debido a que algunos cuerpos se encuentran calcinados. “Esto supondrá un tiempo mayor a la hora de identificar a los fallecidos”, ha reconocido.
“El Departamento de Médico Forense entiende lo importante que es identificar a aquellos perdidos en los incendios forestales y está trabajando diligentemente, siguiendo los protocolos de seguridad, para brindar la información a los familiares más cercanos lo antes razonablemente posible”, ha asegurado.
El primer incendio, conocido como Palisades Fire, comenzó el martes a las 10:30 de la mañana, afectando inicialmente áreas del oeste de Los Ángeles. Poco después, el Eaton Fire, localizado en Altadena, en las colinas de San Gabriel, se propagó rápidamente hasta cubrir unas 809 hectáreas.
El fuego arrasó cerca de 11.000 hectáreas y sigue avanzando mientras los equipos de emergencia intentan contenerlo.
Altas temperaturas, vientos huracanados y vegetación seca crearon un escenario peligroso, facilitando la propagación de las llamas. Las ráfagas de viento alcanzaron los 145 kilómetros por hora, complicando los trabajos de contención y permitiendo que el fuego alcanzara zonas habitadas.
Más de un centenar de brigadistas, apoyados por helicópteros y aviones cisterna, recorren las áreas devastadas para combatir las llamas y buscar posibles víctimas adicionales.