

Por: Redacción Semanario de Junín
Una mujer fue víctima de femicidio en Junín y su pareja, su asesino, se prendió fuego a lo bonzo al costado de la ruta luego de atacarla con un fierro y huir.
Tenían siete hijos, el menor de ocho presenció el ataque y fue dejado por su padre con unos familiares.
No es el primero de los casos en este Junín que ha tenido femicidas de antología que siquiera han servido para generar mayor conciencia. El desprecio hacia las mujeres resulta tal que pareciera que su vida sirva de nada.
Aunque no tenga vinculación sorprende que el asesino fuera conductor de uno de los micros de Sarmiento, el club que cobija en el arco del equipo de Primera a un violento, que está procesado por la justicia acusado del delito de amenazas coactivas reiteradas contra su ex pareja.
De todos modos, para los machos violentos el cuerpo de la mujer no es más que un descarte.
Tampoco será el último hecho a nivel local y al leer esto debiéramos mirar alrededor para saber quién será el próximo.
Y cuando ocurra (porque ocurrirá) no faltarán quienes se hagan los boludos, como una reacción del macho que termina siendo un cobarde que no reconoce que aquello que se viene naturalizando desde tiempos inmemoriales es una aberración, pero se pone verde si ve un mensaje escrito en lenguaje inclusivo.
Se inundarán las redes de ignorantes insensibles, que no ven más allá de su pito. Que no han tenido madre, ni hermana, ni hija, ni amores.
Imbéciles que desde el anonimato discutirán la semántica utilizada en las noticias, para evadir el propio miedo que tienen de pasar del Dr. Jekill a Mr. Hyde porque bien saben de su propia monstruosidad oculta y, ante ello, buscan desesperadas excusas para atenuar la execrable reacción de alguno de sus pares femicidas.
En nuestro país sabemos cuántas mujeres matan por día, por mes, por año. Pero no sabemos (¿o no queremos?) cómo salir del problema o simplemente cómo derribar el muro del conjunto de machirulos psicópatas que tienen pronto el cachetazo no solamente para la mujer sino para sus vecinos.
A la pacatería juninense le alcanza con saber que hay una dependencia municipal que tiene algunas pocas profesionales, sin recursos, para cumplir con el “deber ser” que de nada sirve frente a la bipolaridad de sociópatas de libro.
Salvo algunas pocas intervinientes, la discapacidad del funcionario para brindar atención a los miles de casos que se denuncian, no hace más que llevar al fracaso.
Para los expertos es inadmisible y argumentan que el negacionismo de la violencia de género reproduce estereotipos y falsos mitos. En España consideran que se llevan adelante denuncias solamente del 25% de las situaciones de violencia que existen realmente y que apenas una de cada mil podría llegar a ser falsa. Dando por tierra con la opinión de los energúmenos que utilizan estos sus argumentos de la nada para desvirtuar una realidad que agobia a las mujeres y que no se enfoca a la violencia de género como un problema de salud mental, con las necesidades de atención que requiere por parte de los organismos municipal, provincial y nacional.
En verdad el problema no es la falsa denuncia, sino las pérdidas de vidas y sus efectos colaterales en la psiquis de hijos particularmente, pero además en el resto de los familiares y partícipes del entorno de la víctima.
En nuestro país sabemos cuántas mujeres matan por día, por mes, por año. Pero no sabemos (¿o no queremos?) cómo salir del problema
PUNTOS CIEGOS
Si los temas de violencia de género tienen dificultad para ser vistos por buena parte de la población, imaginemos los “puntos ciegos” que generan, al no ser tenidos en cuenta por ejemplo el avance este tipo de violencia entre los adolescentes, la falta de atención al entorno de los focos de conflicto y la degradación que se está haciendo de la educación sexual en las escuelas por parte del gobierno nacional que encuentra apoyo en millones de descerebrados que siguen creyendo que esto no es más que un juego en el que gana quien la tiene más larga.
Un estudio llevado a cabo por la UNNOBA-CIC y Conicet en 2023, llegó a conclusiones que no hacen más que mostrar el avance de este tipo de prácticas entre los estudiantes universitarios.
Walter Urbieta mató a fierrazos a su esposa frente a su hijo de siete años. El cuerpo calcinado del femicida fue hallado junto a la moto con la que escapó.
Las conclusiones de una encuesta realizada en el ámbito académico, encontró prácticas tales como jóvenes que obligan a sus parejas a que le den las contraseñas de sus redes, a que eliminen de sus redes a determinados contactos, mensajes o fotos, revisar a qué hora se conectó o dónde estuvo mediante la ubicación. También aparecen casos de ex parejas que fueron bloqueadas y se hacen otra cuenta para seguir hablándole.
Lo que se enumera como algo “natural” no es más que una práctica violenta. Entonces ¿quién le pone el cascabel al gato?
Que la pareja exija que le comparta la contraseña de sus redes sociales es visto como un “pacto de confianza”, pero es una práctica violenta.
Sin embargo, si la situación se vive o se justifica en el entorno familiar del niño o adolescente, se presume que, a futuro, habrá incorporado el germen de la violencia.
Por eso el diagnóstico puede tener impecables connotaciones, pero sin las acciones no se lograrán soluciones para tener una mejor sociedad en el futuro.
A la pacatería juninense le alcanza con saber que hay una dependencia municipal que tiene algunas pocas profesionales, sin recursos, para cumplir con el “deber ser”
COMO ABORDAR
En primer lugar se requiere de funcionarios locales preparados profesionalmente y con un fuerte compromiso con su trabajo y la búsqueda de soluciones y no un grupo de empleados nacidos del amiguismo que lo único que miran es si salen bien en la foto y les depositaron el sueldo a término.
No valen en estos casos sentarse a calentar sillas esperando decisiones de las burocracias nacionales y provinciales, sino que es indispensable ponerle el cuerpo a la situación para no tener que seguir llorando más víctimas y dañando a más inocentes.
No se trata acá de obligar a la víctima a usar casco para que el violento no la lastime, como hicieron con los accidentes de tránsito.
Es importante destacar también la importancia del desarrollo e implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) que viene siendo vapuleada
Se trata de primero dotar de personal capacitado y un presupuesto acorde a las necesidades del área. No vale comprar tractores para dejar contentos a dos o tres amigos a los que se les arreglan los caminos y dejar sin contención a miles de mujeres de Junin que padecen una tortura diaria por parte de machos violentos.
Son los programas multisectoriales que involucran a múltiples partes interesadas los que logran transformar actitudes y comportamientos profundamente arraigados.
Estos programas abordan los factores de riesgo de la violencia, incluidas las normas de género, la aceptabilidad de la violencia y la dependencia económica de las mujeres respecto a los hombres, y apoyan el desarrollo de nuevas habilidades, incluidas las de comunicación y resolución de conflictos.
La realización en la adolescencia de programas escolares de prevención de la violencia en el noviazgo es la estrategia que cuenta con la más fuerte evidencia por eso es necesario e indispensable el compromiso de las autoridades docentes ya que mirar para otro lado, será un síntoma claro de complicidad.
Es importante destacar también la importancia del desarrollo e implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) que viene siendo vapuleada no sólo por el nuevo gobierno nacional, sino por los propios funcionarios petrequistas fomentadores de grupos de padres alienados que llevan enquistadas este tipo de prácticas de violencia ancestral que padecieron su madres y abuelas.
Lo dicen los especialistas y es que la educación en Sexualidad (infancia y adolescencia), ha demostrado aumentar la comprensión del género y las normas de género, mejorar el conocimiento y las habilidades que apoyan las relaciones saludables, desarrollar habilidades para la prevención del abuso sexual infantil y reducir la violencia de pareja íntima y la violencia en las citas amorosas.
La cuenta es clara y el resultado debiera ser mucho mejor que las tragedias que padecemos día a día con mujeres muertas y familias destruidas, sin contar la violencia cotidiana que atraviesa a miles de hogares juninenses en forma cotidiana y que no se solucionan, ni se solucionarán, a través de la negación.