

Por: Redacción Semanario de Junín
EDITORIAL PUBLICADO EN LA EDICIÓN IMPRESA Y EDICIÓN DIGITAL NÚMERO 445 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 18 AL 24 DE ENERO DE 2025
Esta semana, el gobierno nacional publicó el decreto para licitar las carreteras que competen a su órbita y dieron comienzo con el corredor 18 queestá en manos de Caminos del Río Uruguay (Crusa) desde 1990.
Este último dato es llamativo ya que se supone que la “privatización” comenzó hace 34 años, con aquel gobierno que utilizó el mismo discurso que ahora en el sentido “de garantizar la construcción, explotación, administración, reparación, ampliación, conservación, mantenimiento y prestación de servicios al usuario de todos los Tramos de la Red Vial Nacional” y bla, bla, bla.
Para quienes fuimos testigos de aquellas concesiones que atravesaron nuestro distrito con sendos peajes –todavía vigentes- en el corredor II de la ruta nacional 188 cerca de Agustín Roca y en el km 272 de la ruta nacional 7 en Saforcada, como parte del corredor VIII; no se puede menos que sentirse víctimas de una gran estafa por parte de la dirigencia política y las “manos privadas”, a lo largo de estos años.
Resulta inconcebible que después de más de tres décadas sigan matándose vecinos y convecinos de este y otros distritos, debido a la inseguridad propia de esas carreteras que los responsables de turno se comprometieron a transformar en modernas y seguras y no lo cumplieron en lo más mínimo.
Más inconcebible todavía es que, período tras período, se hayan prorrogado los plazos a las concesionarias que se ocuparon sólo de mantener a punto las cabinas de peaje al tiempo que le daban una maquillada barata a los caminos, recibiendo subsidios generosos por parte de todos los gobiernos.
En la región, solamente un grupo de vecinos de Chacabuco reclamó durante mucho tiempo por las obras,aunque una y otra vez se chocaron con la “cara dura” de los funcionarios de turno; con tanta mala fortuna que el año pasado paralizaron la obra que anhelaban, cuando faltaba muy poco para su concreción.
Hoy mientras se buscan nuevos actores para –tal vez- seguir con el mismo engaño-, el estado actual de las carreteras es deplorable y carente del más mínimo mantenimiento, mientras siguen recaudando en las cabinas, en los impuestos, en las verificaciones, en los radares y en los combustibles, para saciar a los nuevos y viejos “ensobrados”, que fueron quienes parieron a estas rutas de la muerte.
En tanto, nosotros seguimos velando a nuestros muertos y asistiendo al desfalco del erario, todo ello con la inexplicable complicidad del silencio.