

En el reino del revés, cualquiera que le emboca al teclado acusa a quien se le ocurra, sin argumentos, solo por ciega ideología. Y en ese mundo, algunos son señalados por ensobrados, y otros, sospechados por las dudas.
Bajo su dedo acusatorio caen también los honestos, los que laburan por dos mangos y no se venden por ningún sobre Prometeo.
En este pequeño lugar en el mundo donde abunda el sípablismo y unos cuantos publican lo que les dicen porque les asegura la continuidad de la pauta, y en el otro, más grande, donde reinan los millones, a nosotros nos van a encontrar siempre en la misma vereda.
Es la que elegimos porque nos duele la injusticia, los desequilibrios, los abusos del poder, las ironías de los poderosos y el dolor de los humildes. Que se va a hacer. Nos duele, nos molesta y desde esta humilde trinchera la peleamos con nuestros tenedores de madera, convencidos que el mundo debería ser un mejor lugar.
Desde nuestras páginas, donde reina la libertad de pensamiento, también hacemos lugar a otras voces, que precisan expresión, especialmente a los que no tienen voz. Peleamos cada día por estas cuestiones. Así es el mundo del periodismo que practicamos. Hay veces que nos sale mejor que otras, pero siempre lo intentamos.
No obstante, no somos ingenuos. Sabemos que en estos tiempos de incomprensión lectora, inmediatez de respuesta sin reflexión e ira inmediata, cualquiera mete el índice y el pulgar en un teclado y se dice periodista. Sí, algunas cosas han cambiado. Sí, ahora los creadores de contenidos se dicen periodistas y se dan el lujo de criticar al periodismo, y hasta lo tildan de ensobrado, simplemente porque no se encuadra en su chiquito mundo libertario.
Y hasta se creen importantes, porque 3 amigos le dan me gusta en Facebook o algunos cientos los siguen en Instagram. Algunos de estos integrantes de este ‘nuevo periodismo’ (según lo entienden) no ven más allá de sus colores.
Desprecian a los demás, odian a los humildes, ningunean a los desfavorecidos y pregonan la ausencia total del Estado, porque ‘todos son una manga de ladrones’.
Muchos de estos nuevos ‘creadores de contenidos’ ponen a todo el universo variopinto de la prensa en el universo de las Fake o de los ensobrados, sin distinguir algunas de las enormes diferencias existentes. Tal vez sea mucho pedir que puedan establecer esas diferencias. Allá ellos.
Fueron muchas líneas para dedicarlas a quien no las merece y que ni vale la pena nombrar. Porque le daría entidad y mejor el dicho al que le quepa el poncho que se lo ponga.
Siga usted, doña, en su mundo chiquito, disfrutando la soledad de sus colores y echando gente por whatsapp y jugando a hacer tiktok y despreciando a los humildes, eso es la que "la pinta" en su calidad humana (o sea, vive despreciada en su misma manzana, donde vive)