

Por: Redacción Semanario de Junín
PÁGINA DE HUMOR PUBLICADA EN LA EDICIÓN IMPRESA Y LA EDICIÓN DIGITAL Nº 456 DE SEMANARIO DE JUNÍN. SEMANA DEL 5 AL 11 DE ABRIL DE 2025
Cuando le conviene, critica que por jurisdicción no puede intervenir en territorios nacionales o provinciales, y cuando encuentra un resquicio, no deja pasar la ocasión para llevarse una tajada y asegurar que ‘gracias a su gestión’ hará obras porque ‘su gente lo precisa’.
Palabras más, palabras menos, Alexia usa el cotillón de acuerdo a sus intereses y no de ahora. Porque se quejó horrores contra Sir Kichi por la‘discriminación’ pero omitió los millones de acres que recibió y que fueron los que le permitieron concretar las únicas obras que hay en el reino.
Esta es una vieja cantinela, por eso, ahora, ni lerdo ni perezoso, sacó pecho por la promesa de unas columnas que llevarán la luz al camino hacia la laguna real y a otro que rodea el reino, ‘aunque no le corresponde’.
El fulano es un ilusionista. Se jacta de hacer lo que no le corresponde, pero no hace lo que debería, porque en el listado de pesares tiene un montón de pendientes: desde senderos polvorientos, hasta ruralistas enojados, vecinos desamparados por amigos de lo ajeno que no aflojan, a obras pendientes que hace años siguen en espera.
En el universo de Alexia, el rojo es más fuerte que el amarillo, pero el único color que al monarca le importa es el verde y no de esperanza, que alimenta su ilusión. Ya sabe que tiene que armar sus valijas y busca dejar su pago en manos familiares, para asegurar la sucesión (y su regreso) y que debe hacerlo antes que los rezongos aumenten demasiado.
Es que son muchos años de parate y de silencio, pero también muchos años de falta de proyectos, de idea de reino, de futuro. Porque Alexia, con nada, logró demasiado. Lo primero, asegurar la propia, lo segundo, salir indemne de una quemazón de la que quedan las cenizas y un montón de apáticos Duques, Archiduques, Condes y Visigodos, que solo se preocupan en ver la propia, cacareando lo menos posible, conformes con el rol que tienen, de tristes espectadores de reparto.
Así, en el reino de los ciegos, aunque tuerto, se entiende que Alexia sea rey. Porque solo en una tierra donde nada pasa (en verdad, pasan muchas cosas, pero malas) y menos se proyecta, se entiende que un fulano con sus ‘virtudes’ siga al mando de un navío escorado en medio de un mar embravecido.
En el reino esperan solución una terminal interminable, un cruce que la dividió, falta de oportunidades, barriadas a la buena de Dios, falta de obras de relevancia; infraestructura deficiente y olvidada. Pero sobre todo, dejar en el pasado la ausencia de proyecto y la mirada cortoplacista, de negocios para amigos, con privilegios obscenos y hasta sospechosos de algo más.
El Reino de Alexia es así desde el primer día; solo que el cotillón amarillo logró disimular durante mucho tiempo todo lo que ahora salió a la luz. No fue verso eso de la tormenta amarilla, ni que pasaron cosas. Hay varias que siguen pasando, y la tormenta no se fue. Al menos en el pago de Alexia, donde todo sigue igual que siempre, con unos poquitos privilegiados disfrutando y miles y miles tapados por el barro
PetrEgo
Las promesas de PetrEgo llegan con pompa y cotillón y terminan en el cajón de los olvidos.
La más rimbombante es la terminal de ómnibus que pasó de inaugurarla pronto, a fin de mes, a fin de año, pronto, cuando se consiga un inversor, a alguien que banque sus gastos, o cuando se construya el hipermercado. O cuando se termine la Villa Turística en la laguna, su última ‘creación’.
Lo mismo hizo con los nomencladores urbanos. Los anunció con mucho brillo en 2018, cuando prometió renovarlos en toda la ciudad. Al día de hoy, hay lugares que ni siquiera quedó el borroneado de sus letras.
Hizo algo similar con la bicisenda y la renovación de la avenida San Martín. Ambas quedaron en medio de la nada porque ‘plata no hay’; igual con la Zona de Actividades Logísticas, donde apenas abrió una solitaria oficina de Bromatología.
Ni que hablar del bajo nivel. Que usó todo lo que pudo para llevar agua para su molino. Primero obstruyendo su inicio, y ahora, ‘procurando ser el salvador’ de la obra sin final.
Lleva meses con cuatro palos puestos en las pérgolas del parque Borchex que no le importa terminar; es decir, no importa si las obras son grandes, o chicas, el modus operandi es el mismo.
Repitió el mismo circo con el acceso al parque industrial en ruta 188; con la reforma del aeródromo que ni siquiera se dignó a poner las balizas luego de 13 años cerrado y una manito de pintura, lo hizo… lo hizo con cada cosa que anunció.
Es circo, cotillón, prensa, humo y nada. Todo es para el anuncio, para hacer que hace, para quedar como ‘un funcionario que funciona’.
Pero está a años luz de convertirse en ello. Lo que sí logró con creces es convertir su gobierno en el emporio del marketing, que brilla por la ausencia de obras y alejado del interés por el vecino.
Te contamos todo lo que NO HICIMOS esta semana
*) Arreglar calle Lartigau, entre circunvalación y el puente del canal del Salado. Para que vuelva a ser una calle.
*) Inaugurar la terminal de ómnibus. Después de comer las hamburguesas. Falta menos.
*) Intervenir el área centro. Lo prometimos. ¿Lo prometimos? Lpm. Bueh, tantas cosas prometimos…
*) Poner una columna de luz en el camino al balneario. Fue una promesa, entiéndannos.
*) Hablando de prometer…Estamos pensando en otra zanahoria. Ya los entretuvimos con la terminal, el shopping, la Villa turística… ya pensaremos en otro globo amarillo Jijii
*) Ah, prometimos un hospital veterinario, y terminamos anunciando un cementerio de mascotas.
*) Oficializar a Gran Cuña como el sucesor. Falta poco.