Por: Semanario

No se trata solo de la falta de vacunas. Las unidades sanitarias de la ciudad y las localidades del Partido, salvo algunas excepciones, se encuentran atravesando un momento espinoso. No hay demasiados insumos, los profesionales renuncian en búsqueda de otros horizontes mejor remunerados y la salud de los vecinos, justamente los que menos tienen, se resiente.

Los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) dependen del municipio, y están desperdigados por toda la ciudad con una función esencial: aliviar la acumulación de cuestiones menores de salud en el Hospital Interzonal de Agudos “Abraham Piñeyro”, que queda como un lugar de urgencias, internaciones y todo lo correspondiente al segundo nivel de atención.

La función que cumplen es esencial: de prevención y acompañamiento de los vecinos, que son los primeros exponentes de una crisis profunda que atenta contra el derecho de acceso a la salud pública de calidad.

Pero este papel se va desdibujando precisamente con la crisis y el desinterés de las autoridades, reflejado en cada actitud, por los más humildes, los que no tienen obra social y no pueden recorrer largas distancias, por eso van en búsqueda de soluciones al centro más cercano: el pediatra para los nenes, inyecciones y hasta servicio de odontología o psicología.

Ya queda poco de aquel programa nacional Médicos Comunitarios: los profesionales (doctores, asistentes sociales, enfermeros) se adentraban al barrio en busca de demandas ocultas. Aquellas personas muy necesitadas de atención sanitaria pero que por sus propios medios, no se arriman a los CAPS. El gobierno de Macri lo destrozó y poco a poco, fueron dejando cesantes a muchos de estos operadores.

Así que no queda otra más que el propio vecino se acerque a atenderse, pero lo que encuentra no siempre es alentador como para asegurar la continuidad en un tratamiento. Porque no está el profesional solicitado, no hay enfermería, no hay vacunas y… como sucede en el CAPS N° 1 del barrio Gregorio González, tampoco hay espacio físico para cumplir con las tareas.

LA MÁS VIEJA

Los habitantes de casi tres barrios concurren a la unidad ubicada en Castelli y Moreno: llegan desde Nuestra Señora de Luján y Gregorio González, pero también va gente del barrio Las Morochas, que tampoco tiene sala. Es una unidad para tres barrios y no da abasto, porque se calcula un promedio de entre 50 y 60 personas por día.

Son tan poco funcionales las instalaciones que están igual que cuando fueron inauguradas, allá por el gobierno militar de Sahaspé. Fue la que abrió camino a un complejo sistema de atención primaria de la salud, que con los años y a través de los distintos gobiernos, se fue extendiendo por la ciudad y la zona.

Para ejemplificar la precariedad con la que se trabaja en el lugar, basta un detalle casi de color. Allí instalaron un aparato para la tarjeta SUBE, con este nuevo niño prodigio del gobierno municipal que es el transporte público de pasajeros. Pero lo enchufaron en el único enchufe disponible en la sala, que justamente es donde se abastecen de corriente eléctrica las heladeras que garantizan la cadena de frío necesaria para las vacunas y otros medicamentos. O sea: anda una cosa o la otra. Y por supuesto, el personal privilegia la salud de la población.

El gabinete pedagógico y psicológico no tiene lugar para funcionar. La bioquímica que extrae sangre lo hace pidiendo permiso al médico de turno para utilizar el único consultorio disponible. Lo mismo sucede con la nutricionista o el pediatra. El espacio se hace menor todavía si se cuenta la atención odontológica.  En la sala de espera, se llegan a hacinar entre quince y veinte personas esperando su turno.

DESDE EL FOMENTISMO

Dora Garbe, secretaria y expresidente de la sociedad de fomento del barrio Gregorio González, ha seguido de cerca toda esa problemática durante décadas, casi desde el inicio de la historia de esta primera unidad sanitaria de la ciudad.

De la necesidad de ampliación, se habla desde hace muchísimos años atrás, pero jamás se concretó. “Nunca se ejecutó la ampliación, las autoridades siempre muestran un plano pero no sé si existe o no. De todos modos, nunca se hizo nada”, explica la fomentista.

“Creo que debe ser porque esta sala pertenece al barrio, en un lote donado por el Club de Leones. Como la Municipalidad no se puede hacer cargo, no nos habilita para que hagamos la construcción los vecinos o hacer ellos alguna obra, o en conjunto, es como que se niegan a todo”, agrega.

En la parte trasera del lote, se pueden ver un contrapiso y unos pilares, como que alguna vez la soñada ampliación arrancó a ser más que un sueño y una demanda. Según dicen los más memoriosos, fue durante este gobierno, bajo la Secretaría de Salud de Fabiana Mosca. Pero no avanzó: todo volvió a quedar en proyecto.

Con esa capacidad tan escasa, “no hay pediatra, no hay psicólogo, a veces no pueden colocarse inyecciones o vacunas porque si atiende un médico, el enfermero no puede utilizar el lugar”.

Mientras, ante cada reclamo, las autoridades “no dicen que no, dicen que está el proyecto, pero todo sigue igual en esta salita que tiene más de 35 años, se hizo en la época de Sahaspé a través del Club de Leones que donó las instalaciones. Hay terrenos detrás de la sala que utiliza la Escuela 502, había idea de hacer un salón multiuso para distintas actividades pero nunca se logró nada”, recuerda Dora Garbe.

MÁS SALUD, MÁS ATENCIÓN

Sería vital que las autoridades se pusieran al hombro esta necesidad imperiosa que beneficiaría la salud de tres barrios de la ciudad, para la ampliación de una sala por la que desfila un promedio de cincuenta personas por día.

Aunque digan que por ahora no está en presupuesto, que se “va a evaluar”, que blablablá… lo interesante es que pongan manos a la obra. En un presupuesto multimillonario como el que maneja la gestión Petrecca, poco puede incidir levantar paredes y armar uno o dos consultorios más para garantizar la atención de los vecinos.

Al menos, sería una obra más útil y necesaria y mucho menos costosa que reparar un espigón en el medio de una laguna.

Centros de Atención Primaria de la Salud

NUESTRA SRA. DEL CARMEN

Castelli y Moreno.

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

Te. 4428629.

ALVEAR Y ALBERTI

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

PRADO ESPAÑOL

Borchex y Oviedo.

Lunes a viernes de 8:00 a 18:00.

Te. 4428233.

EMILIO MITRE

R. E. de San Martín y La Plata.

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

Te. 4428118.

SAN JORGE

Dr. Possio y Chávez.

Lunes a viernes de 8:00 a 18:00.

Te. 4446960.

BARRIO NORTE

Salta y República.

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

Te. 4447147.

EUSEBIO MARCILLA

Dr. Possio 183 e/ Alsina y Guido Spano.

Lunes a viernes de 8:00 a 19:00.

Te. 4447080.

VILLA DEL PARQUE

Aconcagua e/ Álvarez Rodríguez y Cabo Corrientes

Lunes a viernes de 8:00 a 19:00.

Te. 4446959.

LOS ALMENDROS

Soldados Argentinos s/n

Lunes a viernes de 8:00 a 18:00.

Te. 4447170.

FERROVIARIO

Chilavert e/ Quintana y Cabrera.

Lunes a viernes de 8:00 a 19:00.

Te. 4446961.

DANA

Borges y Pellegrini.

Lunes a viernes de 8:00 a 19:00.

Te. 4432392.

GENNA

Dorrego 873.

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

Te. 4420785.

LAGUNA DE GÓMEZ

Lunes a viernes de 8:00 a 19:00.

ALTE. BROWN

Bozzetti 536, esquina Alte. Brown

Lunes a jueves de 8:00 a 18:00.

Viernes 8:00 a 14:00.

SAN ANTONIO

Necochea 1600.

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

SANITARIA SAN CAYETANO

Int. Cichero y Cnel. Borges.

Lunes a viernes de 8:00 a 18:00.

SANITARIA LA RUFINITA

Lunes, miércoles y viernes de 8:00 a 14:00.

SANITARIA CAMPO LA CRUZ

Alberdi s/n.

Lunes, miércoles y jueves de 14:00 a 17:30. Viernes de 09:00 a 12:00.

AGUSTINA

Calle 17 entre 4 y 6.

Lunes a viernes de 8:00 a 16:00. Sábados de 08:00 a 12:00.

AGUSTÍN ROCA

San Martín 162.

Lunes a viernes de 8:00 a 18:00.

MORSE

Los Tilos 50.

Lunes a viernes de 8:00 a 12:00 y de 13:00 a 18:00.

SAFORCADA

Acceso 10 entre 10 y 11.

Lunes a viernes de 8:00 a 17:00.

FORTÍN TIBURCIO

Belgrano y Salta.

Lunes a viernes de 8:00 a 16:00.

LAPLACETTE

Martes, jueves y viernes de 9:00 a 12:00.