viernes 26 de abril de 2024

CULTURA | 26 oct 2017

JUNÍN TIENE QUIEN LE ESCRIBA

"Blondi", un cuento de Irina Marinelli

En Semanario tenemos la intención de divulgar nuevas (y también experimentadas) voces de la literatura local, y en ese desafío hoy inauguramos este espacio con “Blondi”, un relato de Irina Marinelli, joven escritora que fue seleccionada para "Nuestros cuentos", la antología recientemente editada por Rama Negra.


En la penumbra del búnker resuena su voz.

-Doctor, ¿tiene las pastillas listas?

-Pero, señora, ¿y si alguien las ha envenenado?

-¿Qué tendría eso de malo? Si lo que buscamos es exactamente eso, morirnos.

-No, señora, no comprende. A su marido lo andan buscando y sería mucho más conveniente para ellos que continúe con vida. Podrían haberlas alterado para que no mueran, sino para que lo pareciera durante un rato hasta que ellos lleguen y lo capturen. 

-¿Y qué es lo que propone, doctor? —dijo el Hombre del bigote perfectamente recortado mientras entraba a la sala.

El doctor lo miró y meditó un segundo su respuesta, temeroso de la reacción que pudiera tener el señor. 

-Propongo probarlas en alguien para comprobarlo.

-A esta altura, dudo que algunos de los pocos que hay aquí quieran morir de esta manera. 

-Yo en realidad estaba pensando en el animal...

Los ojos del Hombre cambiaron, toda su expresión se transformó en un instante. Su pecho se desinfló y sintió una punzada en el corazón. Él, el ser más temible, más sanguinario de los últimos años adoraba a Blondi, su perra, mucho más de lo que quería a Eva, su esposa.

Miró a Blondi a los ojos y en su interior se removió todo un mar lleno de recuerdos. Le dolía más quitarle la vida a ese animal que perder la propia. Ese pastor alemán, de grandes ojos café, había sido su acompañante desde 1941 cuando uno de sus hombres de confianza le otorgó aquel maravilloso ser. 

El Hombre llegó a la conclusión de que había que sacrificarla por más que la idea no le gustara. Entonces giró su cabeza hacia donde estaba el doctor y con un movimiento le indicó que ya podía proceder. Él, asesino de millones de personas, sentía cómo su corazón se rompía mientras el doctor luchaba con Blondi para tratar de meterle las pastillas a la boca. 

Unos minutos después la perra yacía en el piso. El Hombre de bigote no podía soportar verla en ese estado, así que se retiró de la habitación.

Horas después, comprobado que las pastillas no habían sufrido ninguna alteración, el Hombre, con su bigote prolijamente peinado, y su esposa se desplazaron a través del búnker, despidiéndose de los presentes, y se encerraron en uno de los cuartos.

Ambos sentados sobre un sillón de tapiz rojo, ella a su derecha con las pastillas en la mano y él con el arma apuntándose a la sien derecha.

El cuerpo de su mujer se desvaneció primero, mientras él tenía su último pensamiento: Blondi.

Y apretó el gatillo. 

 

Perfil

Irina Marinelli nació en Junín en 1997. Durante 2014 y 2015 participó de un taller literario en Extensión Cultural, de la Universidad Nacional del Noroeste Bonaerense. En 2016 inició sus estudios universitarios y actualmente cursa el 2° año de la carrera de Letras en la Universidad del Salvador. Su relato “A través de ojos de botón” fue seleccionado para formar parte de Nuestros cuentos”, la antología de autores juninenses editada recientemente por Rama Negra.

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